Urribarri le habla al Pueblo de Gualeguaychú
- El conflicto por la pastera entró en el laberinto. Era previsible que el divorcio entre la política y las pretensiones de la Asamblea Ambiental terminaría en una puja que pone en vilo la paz social
U: De ninguna manera. La paz social no está puesta en juego. Tanto la actitud de nuestro gobierno como la mía han sido siempre de diálogo, prudencia y racionalidad. Esperamos que sea así también la de los asambleístas. Juntos, podemos construir un nuevo enfoque positivo para Gualeguaychú, para la provincia y para el país. Queremos ayudar a la Asamblea en una lucha que sentimos propia, pero pretendemos que se usen mecanismos alternativos al corte de un puente internacional. Sólo en eso radican las diferencias.
- No hay mal que por bien no venga. Nunca más pertinente este axioma para el caso de Gualeguaychú. La pastera hizo sentir su peor olor, y con ello confirmó que esta comunidad tenía razón
U: Es gravísimo lo del olor. Estamos indignados, y por eso inmediatamente hemos tomado una actitud frente a este tema, con las medidas que están a nuestro alcance, las de protección de la salud y las diplomáticas. Pero acá no está en discusión si Botnia contamina o no contamina. Lo que está en cuestión es si es lógico tomar medidas que, finalmente, sólo nos perjudican a nosotros y a nuestros hermanos uruguayos, mientras Botnia hace lo que quiere.
- En las últimas semanas, Gualeguaychú, increíblemente, fue incriminada por los gobernantes argentinos y por parte del establishment periodístico. De víctima, en la época en la que se la adulaba con aquello de la causa nacional, devino en victimario.
U: No sé a qué se refiere. Se mezclan dos cosas que son bien diferentes: la lucha ambiental, a la que adherimos todos, y a la cual yo mismo quiero liderar, y el corte del puente. Queremos convencer a la asamblea de una realidad: el pueblo entrerriano, el argentino y el gobierno los valora y los apoya, pero no convalidan el corte. Gualeguaychú tiene una oportunidad única de transformarse en la vanguardia de la lucha por la defensa del medio ambiente en la Argentina. Pero no lo será con un bloqueo.
- La estrategia, de último, incluía la idea de instalar con fuerza que Botnia es impoluta y los gualeguaychuenses unos rebeldes sin causa, que padecían a esta altura algún desorden mental.
U: Con todo respeto pregunto: ¿la estrategia de quién? Yo, sinceramente, no creo que haya en el país alguien pensando en esos términos.
Además, preguntas como ésa sugieren que el gobierno nacional, o el provincial, quisieran atacar a Gualeguaychú. No hay que olvidar que el gobierno nacional y el gobierno provincial están defendiendo a Gualeguaychú en La Haya.
- El gobernador de la provincia, Sergio Urribarri, pareció la cabeza visible de esta ofensiva que incluyó la voz de las principales espadas kirchneristas -desde Scioli pasando por Massa- y hasta un organismo técnico oficial como el INTI.
U: Acá no hay ninguna ofensiva. Dimos nuestro parecer. No apoyamos los cortes. Y yo, en particular, creo que el tema de contaminación o no contaminación es un tema reservado a los expertos. No es suficiente mi opinión. Como lo he dicho, esto es un tema que está en manos de la Cancillería y de los organismos técnicos, como no puede ser de otra manera en un país serio. Esto, lógicamente, no es lo que algunos quisieran escuchar, pero sin dudas es lo que corresponde al gobierno.
Ponerse al frente de un reclamo no es escandalizar o andar haciendo demagogia. Es hacer diligentemente lo que corresponde.
En el caso del INTI, ante la consulta periodística, dieron a conocer un registro objetivo sin novedades. Nuestro rol es reforzar los controles y poner mecanismos rigurosos en marcha.
- El círculo habría tenido la intención dejar aislada a Gualeguaychú, dejarla inerme ante Botnia y el gobierno Uruguayo. La operación descrédito ante la opinión pública nacional tenía un efecto desmoralizador en la propia casa.
U: Como dijo el flamante presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, el mundo cambia y todos debemos cambiar. NO hay una operación descrédito. Es la ciudadanía la que quiere que se reinvente la forma de luchar por sus intereses. Juntos, los asambleístas, el gobierno, los ciudadanos entrerrianos, tomemos la bandera y hagamos que el país esté orgulloso de nosotros.
- Enfrentada a contradicciones propias –enredada en una discusión enervante y que divide por los cortes-, la sociedad local acusó el golpe de esa propaganda insidiosa. Porque muchos, desde este lado, empezaron a dudar.
U: Es que no hay ninguna propaganda: la gente, en la Argentina y en Entre Ríos, desea que el corte se levante, porque es perjudicial para la región. Y los medios nacionales tomaron eso como un tema central en estos días.
- Pero no hay crimen perfecto. Ocurrió, finalmente, lo inesperado. Botnia, que podrá ocultar que envenena el lecho del río Uruguay, no pudo, sin embargo, disimular el olor que despide.
U: Es un hecho indignante, que ojalá no sea grave para la salud. Y la comunidad de Gualeguaychú ha hecho muy bien en expresar su bronca. Creo que será un antecedente valioso para la causa en La Haya, porque tanto la empresa como Uruguay prácticamente descartaban que pudieran sentirse en Gualeguaychú olores nauseabundos.
- El hedor fue tan nauseabundo como masivo. La certeza de la contaminación llegó por las narices a un pueblo que hasta acá debió manejarse con abstracciones para fundamentar su reclamo.
U: El olor fue real, y la irritación en ojos y nariz de muchas personas, también. Yo, en verdad, desearía que estas emanaciones no hayan perjudicado gravemente a nadie y, al mismo tiempo, deseo que hayan sido técnicamente relevadas de manera adecuada para constituir debida prueba de contaminación.
- Para los nativos, a partir de ahora, la pastera contamina, sin duda. Un aserto doble: racional y sensorial. Pero lo experiencial tiene una contundencia inapelable.
Es el triunfo de los sentidos (sobre todo del olfato) en la lucha contra la pastera. ¿Cómo se hace para desbancar, para poner en duda, la materialidad de este fenómeno? ¿Desde dónde se puede poner en duda este sentir?
U: No tengo nada que decir, ya que en ese punto no hay ningún desacuerdo, y diría que nunca lo hubo. Igualmente, tengo la obligación de manejarme sin apasionamientos, con información objetiva.
Ahora bien, da la impresión, por el tono de las preguntas, como que el país y los gobiernos estuvieran a favor de Botnia. Y eso no es así: los gobiernos y el país no quieren la contaminación de Botnia. Están reclamando en La Haya, pero desean que se despeje la ruta. Es algo bastante simple.
- “¿Pero entonces festejan porque Botnia contamina?”, podrán decir los capciosos, siguiendo aquello de Urribarri respecto de que aquí, ante la falta de evidencia, puede más el deseo de ser contaminados.
U: La verificación de que Botnia contamina no debe alegrar a nadie. Es una mala noticia. Porque es algo malo para la salud. Es más, quizás debamos estar listos para tomar otro tipo de prevenciones. Eso lo dirán los técnicos, y nosotros actuaremos en consecuencia.
- Esta calumnia a Gualeguaychú no se debe pasar por alto ni olvidarse: entraña en el fondo un profundo desprecio hacia la inteligencia y la buena fe de esta comunidad. Aunque siempre cabe una rectificación oportuna, desde la dignidad de aquél que está dispuesto a reconocer su error.
Si se refiere a mí no tendría problemas. Pero no creo que sea necesario ya que siempre me manejé con prudencia, respeto y humildad en este conflicto.
De todas maneras a mi me toca guiar el futuro, más que el pasado.
Estoy concentrado en generar una actitud positiva para encontrar una salida al asunto y en ayudar a recuperar la eficacia en la lucha contra Botnia y su contaminación.
- ¿Qué efecto tendrá lo sucedido? Probablemente no haya que esperar mucho de los medios nacionales, que no querrán desdecirse, porque sus intereses son otros.
No hay que tener visiones conspirativas. No ayudan, confunden y hacen perder de vista los verdaderos objetivos.
- Pero algo ocurrió, sin lugar a dudas, en Gualeguaychú. El fenómeno generó un efecto cohesivo en la sociedad local. Lo que parecía dividido se unió de golpe. Hay un saldo cualitativo de la autoconciencia local sobre el problema.
Lástima que esa cohesión haya sido a costa de los malos olores e irritación que provocó Botnia. Ojalá que, ahora, con una ciudad más involucrada en el tema, debatan con más amplitud el reemplazo del corte por otras acciones más constructivas y significativas.
- Los malos olores de Botnia son apenas un síntoma de un proceso de degradación de la cuenca del Río Uruguay, que empezó con el funcionamiento de Botnia.
Justamente por eso, convoco a todos a redoblar con creatividad, eficiencia, altura, inteligencia y estrategia nuestra lucha en defensa de nuestro medio ambiente.
- El reto es enfrentar esto, sabiendo que en el frente interno hay una oportunidad para potenciar la unión tras un objetivo común.
No hay que confundir el enemigo. El gobierno y el gobernador estamos comprometidos con hechos y con recursos en la lucha ambiental; cumplimos un rol específico en el asunto y ahora estamos proponiendo nuevos y mejores instrumentos para fortalecer el reclamo reemplazando métodos que han perdido su significación y su prestigio. Reitero: estamos ofreciendo un programa de acciones para mantener un reclamo nacional e internacional vigoroso, planificado y sostenido en el tiempo.
- Hay medicinas que, aplicadas erróneamente, matan. Hace tiempo la Asamblea ha sido ganada por un espíritu intransigente, que desprecia cualquier opción táctica que no sea el corte.
Es algo bastante evidente.
- El forcejeo entre el poder político y los asambleístas, alrededor del corte de las rutas, en el que se esta jugando la paz social, nos parece un corolario patético de la sinrazón y el triunfo de la cultura del malevo.
Acá hay un problema que es de la ciudad de Gualeguaychú que, habiendo tenido antes y teniendo actualmente intendentes excelentes, delegó la representación de la ciudad en el tema ambiental en una organización que toma decisiones de manera extraña. Pero, la verdad, es que se termina en una situación en donde pocas personas toman decisiones que afectan a miles de ciudadanos argentinos y entrerrianos. Y esos ciudadanos tienen también todo el derecho de expresarse. Para eso existe la democracia.
- Los dichos del filósofo griego Teofrasto (ac.375-287) resuenan hoy más que nunca: “En la sociedad, el hombre sensato es el primero en ceder. Por eso, los más sabios son dirigidos por los más necios”.
No conozco como usted el pensamiento de Teofrasto. Lo que le digo es que ceder no es claudicar y que la necedad, como la demagogia, no son valores democráticos.
La propuesta del gobernador Urribarri
- La acusación: delirio ecológico. La preocupación central era levantar los cortes de ruta –un lado débil de la Asamblea Ambiental- aunque llevándose puesta la causa ambiental.
Urribarri: Es que ése es el principal miedo de los asambleístas: malograr un esfuerzo, y que el levantamiento del corte sea visto como una retirada. Y son miedos muy comprensibles.
Precisamente, yo quiero garantizar que el reclamo por Botnia se va a mantener firme y más vigoroso que ahora, porque vamos a utilizar herramientas que ahora no usamos.
Por eso es que les propongo que:
- Organicemos festivales que se transmitan por radio y TV a todo el país.
- Hagamos un programa de TV regular y coloquémoslo en todos los canales nacionales e internacionales al alcance, y en los nuevos canales que ofrece Internet y que hoy son vistos por millones de personas en todo el mundo.
- Elevemos la preocupación y hagamos presentaciones a foros específicos de parlamentarios y personalidades europeas y mundiales.
- Creemos una simbología propia de esta lucha y trabajemos para que cada vecino, en todo el país, se identifique con ella y que la cuelgue en todos los frentes de las casas.
- Y, así, todas aquellas acciones públicas, permitidas en el marco de la ley y de la racionalidad, que podamos acordar.
Para eso es que mi gobierno multiplicó por veinte el presupuesto de la Secretaría de Medio Ambiente y estamos listos para trabajar junto con los ambientalistas y los vecinos.
Yendo a la pregunta: yo nunca me he referido a la gente de la Asamblea en esos términos. Diría que todo lo contrario. Siempre les he reconocido y les he dado públicamente las gracias por su aporte a la causa ambiental en la Argentina.
El asunto es bastante simple: estoy de acuerdo con la causa, no estoy de acuerdo con las formas. Busquemos juntos una salida.
Un diálogo electrónico
En eso derivó nuestra solicitud urgente de audiencia al Gobernador Sergio Urribarri, con la finalidad de realizarle un reportaje para escuchar su pensamiento actual sobre la lucha de Gualeguaychú por la erradicación de Botnia.
En virtud de los últimos hechos del lunes próximo pasado, encontramos esta vía de comunicación por mail, para hacer llegar a nuestros lectores, después de muchos meses de incomunicación periodística con el Gobernador, el presente reportaje cuyos fundamentos en materia de preguntas, parten de lo expresado por El Día en su editorial de ayer miércoles.
O sea que el Gobernador Sergio Urribarri tiene aquí, en estas páginas, la posibilidad de reflejar su pensamiento, respondiendo los críticos conceptos sobre sus expresiones realizadas a través de otros medios, (sobre todo nacionales), en los últimos meses, y que fueron puntualmente observadas y analizadas, críticamente por El Día, a través de sus periodistas.
Es una manera de ejercer su derecho de réplica en nuestro diario, al que lo que más interesa es el honesto debate de ideas. El próximo encuentro será de manera personal, no electrónico, para profundizar los conceptos sobre éste y otros temas.
Gustavo J. Carbone
Director
La reflexión final
En el cierre de sus declaraciones, el gobernador Urribarri concluyó: “Finalmente, quisiera que la comunidad de Gualeguaychú reflexionara sobre lo imperioso que es el refuerzo de las acciones públicas para mantener el interés de la comunidad nacional e internacional en el perjuicio que representa Botnia para el área. Y que el gobierno ofrece herramientas positivas para ello. Herramientas mucho más eficaces y modernas que un corte de ruta.
Y que reflexionen también para que Gualeguaychú ayude a recuperar el futuro de la región. Sé que están muy enojados. Más ahora con los olores. Pero deben superar ese enojo y tratar de ver un futuro, no sólo de lucha ambiental sino de más trabajo para sus hijos. El del Uruguay debe ser un corredor de desarrollo armónico, integrado, en paz. La región de mayor progreso saludable de América latina. Ése es el verdadero desafío”.
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