CAMBIOS EN EL GABINETE
Milei, el autito chocador que nadie se atreve a enfrentar
Todo se parece al caos en la gestión del libertario Milei. Ya batió hace rato el récord de eyecciones de funcionarios. En los gobiernos tradicionales, donde la política cuenta, son otros tiempos. Acá no se andan con vueltas.
En apenas cinco meses, el Presidente echó a uno de sus principales funcionarios, el Jefe de Gabinete. No le tembló el pulso para hacerlo. Su reemplazo habla de todas maneras, del rumbo que le quiere imponer a la gestión. Guillermo Francos, en poco tiempo, se convirtió en un personaje clave, en un ámbito en el que no abunda la experiencia de gobierno y de diálogo con todos los sectores. Tanto que cuando la Ley Bases parecía caída en el Senado, en persona consiguió revertir y obtener dictamen, al menos para llevarla al recinto en un par de semanas. ¿Tuvo que ceder? Sí, como en toda negociación. A esta altura nadie sabe bien qué saldrá del Senado, si es que sale claro. La Ley va, sin término medio, de Brad Pitt a Angelina Jolie, pasando por Drácula y Frankenstein. Todo depende del emisor de la opinión, aunque para el Gobierno sigue siendo fundamental conseguir “una ley”, después de tantos intentos fallidos.
Los tironeos, si finalmente sale, van a dejar heridos. El caso palmario es el de Edgardo Kueider, senador nacional del PJ, hombre de estrecha confianza de Gustavo Bordet, que resiste el bombardeo de sus pares partidarios. Tanto que algunos piden que sea expulsado del peronismo si vota a favor de la ley. Kueider es impulsor desde hace tiempo de una reforma profunda en el tema electricidad en Entre Ríos, a sabiendas del costo que se paga por parte de los clientes. Lo mismo que sucede con Salto Grande. ¿Habrá negociado alguna de estas cosas? Es probable, aunque su lejanía con la estructura tradicional de partido da pasto para todo. Insólita fue la felicitación de la Libertad Avanza de Entre Ríos a su voto favorable al dictamen.
Kueider es una muestra de lo que debe haber cedido el Gobierno, y seguirá haciendo, con tal de sacar la Ley Bases del pantano. Multiplicar eso por cuanto senador dialoguista dando vuelta esté, permitirá acercarnos al número final. Y para maniobrar en este terreno el hombre más calificado es Francos, no hay dudas. Para eso lo ungió el Presidente de la Nación que hace tiempo no llama ‘ratas’, a los congresistas. Igual, es probable que no le falten ganas.
Por ahora, Milei sucumbe a los encantos del extranjero. Es cierto que en muchos lugares lo tratan como un rockstar venido del fin del mundo. Su discurso coordina además con el avance de las derechas en Europa y sus altisonancias no son comunes. Alguien que dice que se jacta de estar haciendo el mayor ajuste de la historia y les echa la culpa a los zurdos, resulta atractivo. No en vano lo reflejó la revista Time que, con sabiduría anunció que aún está todo por verse de semejante experimento.
Pero cómo no encandilarse con semejantes luces. Los Ceos de las empresas más grandes del mundo piden conocer en persona al nuevo líder de un método que se creía desaparecido. Al menos en los términos en los que se expresa el argentino. Es cierto también que las encuestas siguen revelando un nivel de apoyo interno increíble para la magnitud de la crisis que vive el país. Muchos aún no identifican a la actual gestión como la causante de semejante debacle. Los fracasos anteriores siguen vivos en la retina y piel de millones de argentinos que decidieron patear el tablero votando a alguien que dijo lo que dijo en campaña.
De a poco sí se va amoldando a la política tradicional. Pero implica un riesgo dejar de lado el discurso y los modos que lo llevaron al poder. El acto en el Luna Park fue otra muestra. Esa combinación de rock, desenfreno y tecnicismos fue un resumen de los actos de campaña del año pasado. Milei se va dando cuenta que para gobernar se necesitan otros modos, que no son iguales a los de una campaña. Si es que quiere conseguir resultados claro.
En eso anda el bueno de Caputo, revoleando el lápiz para aplicarle la sintonía fina al ajuste. La baja de la inflación de los últimos meses parece haberse amesetado. Y todavía faltan unos cuantos tarifazos para equilibrar las cuentas. Pero la resistencia de la sociedad tiene un límite que nadie se atreve a decir donde está. La V, la palangana o lo que sea forman parte de la teoría económica que no le alcanza a la calle que ve cómo llegar a fin de mes se vuelve cada vez más difícil.
La oposición le da una mano a Milei. El peronismo que no sabe en qué espejo mirarse, el PRO que estalla por los aires y los radicales con su complejo con el poder contribuyen. Milei tiene la centralidad y es el que marca agenda. La sociedad aguanta porque el pasado ya lo conoce.