La revancha del fileteado porteño
La tradicional técnica reconocida recientemente por la Unesco como patrimonio cultural de la humanidad se muda a nuevos terrenos: de los colectivos a los tatuajes y el body painting; el fileteador Hernán La Volpe cuenta la evolución de una herencia italiana. Florencia Carbone Dicen que es una de las tantas cosas que llegó a este rincón del mundo traída por los arriesgados y valientes inmigrantes italianos que atravesaron el océano hace cientos de años. Sin embargo hoy es signo de la porteñidad más profunda, ¿o alguien se atrevería a decir que el fileteado no es sinónimo de Argentina?Este "oficio-trabajo-arte", como lo define Hernán La Volpe, fileteador de pura cepa, nació en Buenos Aires y su historia está ligada de modo directo con el transporte.Hernán, que tiene 49 años y está en el oficio dese los 17, cuando comenzó a trabajar en los talleres de reparación de colectivos y transporte urbano en la Capital Federal, resume los orígenes del fileteado.Si bien explica que no hay registros concretos, se sabe que esta historia nació prácticamente de una travesura, a comienzos del siglo XX. En una Buenos Aires bien diferente de la actual, con calles de adoquines, farolas y donde el perfume de las madreselvas se mezclaba con el tango, los carros de tracción a sangre, uniformados de un estricto color gris, repartían la leche, el pan y las verduras a los vecinos."Alrededor de 1910, unos inmigrantes italianos muy chicos -tenían entre 12 y 14 años- que trabajaban en un taller de reparación de carros de la Avenida Paseo Colón, decidieron ponerle un poco de color a la cosa. Vicente Brunetti y Salvador Venturo usaron la pintura roja que se aplicaba como antioxidante para colorear algunas de las molduras del coche. Cuando el dueño de los carros vio lo que habían hecho le gustó, y así es como, según cuentan, empezó el fileteado que después tomó las formas arquitectónicas de la ciudad", relata Hernán.Luego explica que el fileteado porteño tiene una iconografía propia: "Casi siempre hay hojas de acanto, volutas, cintas argentinas -como símbolo nacional-, la cara de Gardel; algunos pájaros autóctonos; frases de corte tanguero y muchas flores de colores, de cuatro o cinco pétalos".No hay una carrera oficial de fileteado. Se trata, como el mismo La Volpe lo define, de un "oficio-trabajo-arte" que se va transmitiendo de padres a hijos, o de maestros a aprendices, y que con el tiempo no sólo fue enriqueciendo sus dibujos -arabescos, dragones, rizos, moños, y hasta la imagen de la Virgen de Luján, patrona de los viajeros-, sino que saltó del mundo del transporte a la arquitectura (se decoran paredes y vidrios), la cartelería en general y ¡hasta el mundo de los tatuajes!Filetes con pasión, la página que La Volpe tiene en Facebook, es un excelente muestrario de la variedad de aplicaciones que hoy tiene el fileteado.-¿Cómo convive un arte tradicional como éste con la tecnología?-Mi página de Facebook es, además de una suerte de muestrario de mi trabajo, un buen ejemplo de esa convivencia que permite la interacción con la gente que hace comentarios o pedidos específicos. El fileteado está conceptuado originalmente como un recurso para la decoración de vehículos, pero con el tiempo también empezó a usarse para la cartelería comercial y hoy hasta se usa para hacer tatuajes, impresiones en telas o body painting (una técnica en la que se pinta directamente sobre el cuerpo). Lo que cambió es el soporte -dice entre risas Hernán-. Siempre habrá un debate respecto de qué es lo tradicional y qué no, pero más allá de eso, lo que importa es que se trata de fileteado, y para que eso sea así tiene que tener cierta iconografía de ornatos. El filete en sí tiene esa forma circular, graciosa, media voluptuosa, con un trabajo muy interesante de luces y sombras para destacar los relieves.-Alguna vez comentaste el impacto que tuvo el ploteo (el plotter es una máquina que se utiliza para hacer cortes sobre vinilos adhesivos) en la actividad. ¿Se lo puede considerar como "el fileteado moderno"?-Podría. He visto ornatos de la vieja escuela copiados con esta forma y aplicados en vinilo. Se puede hacer un ejercicio simple. Si observamos el transporte público -que fue uno de los grandes continentes del fileteado durante décadas-, ves que las unidades -los colectivos- son de un color solo, ya ni siquiera tienen corte (la línea que dividía los diferentes colores que los recubrían) y algo tan simple como el número de línea o de interno que tienen que tener por ley están ploteados. Siempre habrá un coleccionista interesado en filetear su carro. Hay muchos estudiosos que señalan como antecedente histórico del fileteado a los carros sicilianos, del siglo XVIII, pero más allá de esos casos puntuales, el transporte público cambió.-¿En qué momento se produjo ese cambio y por qué?-En 1975, una disposición de la ciudad de Buenos Aires prohibió el fileteado con el argumento de que demasiada ornamentación y colorido distraía la atención de los conductores. Cuando empecé a trabajar en esto, a mediados de la década del '80, los emblemas o la razón social de la empresa en los laterales de los colectivos, el filete de corte, la letra del techo, las del itinerario, las del indicador luminoso en el frente; el número de la línea y de interno, eran fileteados.-¿Se estudia para ser fileteador? ¿Hay una técnica específica?-Cuando comencé no había lugares para aprender. La formación te la daba una persona que ya estaba en el oficio, con experiencia. Un muchachito quería aprender y había alguien que le enseñaba, generalmente en un taller de reparación (de colectivos). En mi caso que tenía habilidad para el dibujo y lo practicaba desde muy pequeño, arranqué en casa, con pinceles y esmalte sintético, y después fui al taller y adquirí experiencia. Es importante que quede en claro que el fileteado original se hace con esmalte sintético. Ahora podés encontrar fileteados hechos por artistas plásticos, pseudo fileteadores, que pintan en un bastidor, como un cuadro, con acrílico. Los puristas dicen que eso no es fileteado.-Así como en la pintura tradicional es factible reconocer si un cuadro pertenece a un determinado artista, ¿es posible distinguir estilos entre los fileteadores?-Para ojos de buen cubero, sí.-¿Son diferencias muy sutiles?-Son sutiles pero algunos se esfuerzan por diferenciarse. Es cierto, que aunque se repite mucha iconografía en el fileteado, hay formas de aplicar las luces, los colores o ciertos trazos que son característicos de alguien. En el mundo de los fileteadores están quienes por su excelencia alcanzaron la categoría de maestros, como Carlos Carboni y Ricardo Gómez, que ya fallecieron, y el maestro Martiniano Arce que sigue en actividad. Esos son verdaderos formadores que sentaron una escuela y en esos casos es posible distinguir un Carlos Carboni, un Martiniano Arce.-¿Hay interés en los jóvenes para formarse en el mundo del fileteado?-Hay interés en general, gente de todas las edades que quiere aprender para aplicarlo en diferentes cosas, desde tatuajes hasta paredes. En los últimos años se pusieron muy de moda los talleres de fileteado.-Entre los arquitectos casi no quedan quienes dibujen planos a mano, buena parte del trabajo se hace con la computadora. ¿En el fileteado se sigue trabajando de manera artesanal?-La técnica es la misma desde hace casi 100 años. Por ejemplo, el "púlvero" es una suerte de espolvoreado que se hace con una bolsita de tela de algodón que contiene tiza molida que se va liberando. Se prepara una plantilla en papel manteca que se usa para lograr simetría: hacés un ornato a tu izquierda de una forma en el papel y lo replicás invertido a la derecha. En mi caso prefiero el desafío de dibujar a mano alzada.Hernán, que fileteó muchas líneas de colectivos (la 5, 28, 44, 59, 76, 91, 39, 26, 7, 101, 107, 168, 68, 65, 45 y 42), explica que hoy son muy pocas las empresas de transporte que emplean fileteadores para hacer trabajos manuales. Sin embargo, y aunque el trazo manual de las letras góticas con alguna leyenda tanguera en un típico colectivo porteño hoy sea parte del recuerdo, el fileteado, sus colores y formas, y su esencia, están más vivos que nunca. Patrimonio cultural de la humanidadHace algo más de un mes, el Comité Intergubernamental para la Salvaguarda de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) declaró al arte del fileteado porteño Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, tal como en 2009 había hecho con el tango.Según publicó La Nación, a partir de esa declaración, el gobierno porteño deberá asumir el compromiso de adoptar una serie de medidas de salvaguarda que serán evaluadas por la Unesco todos los años. De esa forma se garantizará que el reconocimiento no sólo quede en eso, sino también en acciones concretas para proteger a la actividad y al trabajo de los fileteadores.Entre las medidas a implementar, propuestas por el Ministerio de Cultura porteño en el expediente de postulación, se destacan: concursos fotográficos que registren los filetes de Buenos Aires y el resto del país, la producción de un documental sobre el fileteado porteño, encuentros académicos y congresos que estimulen nuevas investigaciones y la creación de una comisión permanente integrada por fileteadores y funcionarios del área de Cultura.Por otra parte, la actividad tiene su propio museo: el 14 de noviembre de 2012 se inauguró el Museo del Filete Porteño en Defensa 217, en el corazón de San Telmo. Y en julio de 2013 nació la Asociación de fileteadores, que cada año organiza una muestra de los diferentes artistas. En la última edición, en septiembre pasado, se exhibieron trabajos de fileteadores de todo el país y del exterior.
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