UNA PROFESIONAL COMPROMETIDA
Virginia Creimer, la médica legista que busca el "perfil social" de la ciencia forense
En su derrotero por las ciencias forenses la profesional llegó a liderar la primera pericia que probó torturas en democracia, elaborar una versión del protocolo de Minessota para aplicarlo a femicidios y diseñar una Red Nacional de Laboratorios forenses.
Un ejercicio de las ciencias forenses restringido al laboratorio "debería considerarse mala praxis" a criterio de la reconocida médica legista Virginia Creimer, siempre preocupada por promover el "perfil social" de estas disciplinas en un derrotero que la llevó a liderar la primera pericia que probó torturas en democracia, elaborar una versión modificada del protocolo de Minessota para aplicarlo a femicidios y diseñar una Red Nacional de Laboratorios forenses.
"Cuando estudiaba yo tenía decidido ser cirujana, pero todavía no sabía que sería además médica legista", cuenta en una entrevista con Télam en su oficina la actual directora de la Asesoría Pericial de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires.
En su decisión de especializarse en cirugía pediátrica reparadora fue decisiva una charla con su madre a sus 17 años, a propósito de un caso que llevaba como directora del Patronato de Menores: el de una niña de 5 que había sobrevivido a un ataque a hachazos pero también a la falta de atención médica que se evidenciaba en la cicatrización natural de sus heridas con fracturas expuestas.
"No se murió porque tuvo suerte, pero esa criatura tenía la vida arruinada, y por eso mi mamá fue a ver al doctor Yuri -que era el cirujano plástico más importante- para pedirle que, como retribución por lo que la sociedad le había dado, le devolviera una cara a la niña", dijo Creimer.
Otra niña, ya en su consultorio, la llevaría a incursionar en la medicina tras contarle que había sido abusada sexualmente.
"Frente a la incapacidad que yo siento de reparar el daño que había sufrido, decido que la cirugía ya no me alcanza, que necesito ayudar a la gente desde otro lugar y ahí es donde empiezo a perfilarme para el área de la medicina legal, que en esa época estaba casi restringida a autopsias y eran pocas las mujeres", contó la profesional.
Emprendió entonces una búsqueda personal en función de "darle un perfil totalmente social a la especialidad para responder al sufrimiento en las infancias", pero una vez que comenzó a trabajar en la Asesoría Pericial del Departamento Judicial de La Plata se encontró "con muchos casos de violaciones a los derechos humanos" en cárceles.
"Así descubro el que sería el primer caso de torturas en democracia probado a través de la ciencia forense, el de Cristian López Toledo, que había sido picaneado en la Unidad Penitenciaria Nº 9 de La Plata en 2004 con las mismas metodologías de la dictadura, pero eso a mí me cuesta el trabajo", contó.
Es que Creimer convenció a la fiscal de solicitar una biopsia de piel a la víctima que permitió identificar lesiones por pasaje de corriente eléctrica.
"En 20 años de democracia todavía no se había probado a nivel pericial ninguna tortura a pesar de todos los muertos por casos de gatillo fácil, por eso fui tan molesta y por eso me echaron sin avisarme. Se estaban asegurando que nadie más investigara", dijo.
Hacia una red nacional de ciencias de forenses
Dos meses después, la médica fue convocada a trabajar al Ministerio Público bonaerense cuya titular, la procuradora general María del Carmen Falbo, le pidió su parecer sobre un equipamiento de genética que había sido donado en Junín.
"Sugiero mandarlo al único laboratorio de ciencia forense, que estaba en Lomas de Zamora, pero ella me dice que no se puede trasladar y entonces le digo 'si usted me autoriza, yo armo un proyecto de laboratorios regionales para la provincia' que con algunas modificaciones sigue hasta hoy", sostuvo.
Telam