LOS SIMPLES REQUISITOS QUE PIDEN
Una isla paradisíaca ofrece 15.000 euros para quienes se muden a vivir allí
El gobierno regional lanzó un programa de incentivos para recuperar el nivel de actividad luego de la pandemia y del perjuicio por la invasión rusa a Ucrania
La revista Forbes destacó que si una persona “alguna vez ha soñado con vivir en Italia, su deseo está a punto de hacerse realidad. Y aún mejor: Te podrían pagar por mudarte a Italia”.
“La impresionante isla mediterránea de Cerdeña está dispuesta a pagar 15.000 euros a cada persona (aproximadamente 14.976 dólares) por mudarse allí. Es difícil imaginar que un lugar tan bello necesite pagar a la gente para que se traslade a sus costas, pero la intención es atraer a nuevos residentes para combatir la disminución de la población”, indicó un artículo.
En este sentido, “el gobierno sardo va en serio, pues ha reservado 45 millones de euros, suficientes para subvencionar 3.000 becas de hasta 15.000 dólares cada una”.
Según Forbes, “otras partes de Italia están utilizando promesas de dinero similares para atraer a una nueva población, desde la región de Calabria -que está dando a un puñado de nuevos residentes unos 33.000 dólares cada uno- hasta el pueblo de Santo Stefano di Sessanio, que ofreció a la gente hasta 52.500 dólares en subvenciones para mudarse allí y trabajar”.
Además, Forbes destacó que “en Estados Unidos ha habido programas similares, con regiones, ciudades y estados que pagan a la gente para que se traslade allí”.
“Hemos creado las condiciones para que los jóvenes decidan quedarse y [desarrollar] el tejido económico de los territorios más frágiles”, dijo Christian Solinas, presidente de Cerdeña.
Un nuraga cerca da la ciudad de Sassari, en Cerdeña
“No puede haber crecimiento sin una verdadera valorización de los territorios, del interior y de las zonas más desfavorecidas, que deben pasar por nuevas políticas para su repoblación”, subrayó.
¿Qué deben saber los aspirantes a este programa: “Como en cualquiera de estos programas, hay una trampa. Para poder optar a la ayuda, hay que trasladarse a una localidad sarda con una población inferior a 3.000 habitantes”.
Además, “el dinero debe destinarse a la renovación de una vivienda. Tenés que vivir allí a tiempo completo (no se admiten villas de vacaciones). Y en un plazo de 18 meses, tiene que registrar Cerdeña como su residencia permanente”.
El efecto de la invasión rusa
Cientos de trabajadores, que a veces reciben propinas de cinco y seis cifras, están sin trabajo. Los sardos ahora se enfrentan a sus malos cálculos al apostar por atender a los súper ricos de Moscú; algunos desarrolladores inmobiliarios incluso tenían sitios web en ruso. Luego se encuentra el mayor dolor de cabeza de todos: descubrir cómo administrar las propiedades congeladas: más de USD 250 millones en bienes raíces, todo ahora en manos del estado italiano, sin una respuesta clara sobre cuánto tiempo podrían permanecer vacíos.
“Serán como mansiones embrujadas”, dijo Tamara Grilloti, una agente inmobiliaria de lujo en Cerdeña, al Washington Post.
Las villas son apenas visibles detrás de sus puertas delanteras. Las vistas abarcan promontorios rocosos, mar y cielo. La Costa Esmeralda está menos desarrollada que Mykonos o Ibiza. Y cobra vida solo durante unas pocas semanas al año, cuando los ultraricos llegan en julio y agosto, cientos de aviones privados aterrizan ahí.
Los visitantes han incluido a George Clooney, Bill Gates, administradores de fondos de cobertura y supermodelos. En al menos dos ocasiones, en 2003 y 2008, el presidente ruso Vladimir Putin se hospedó como invitado en el complejo palaciego del entonces presidente italiano Silvio Berlusconi. Entre los rusos, esos viajes ayudaron a impulsar la popularidad de Cerdeña, que se encuentra a 100 millas de Roma al otro lado del mar Tirreno, y a casi 2 mil millas de Moscú.
Según el gobierno italiano, los rusos sancionados con propiedades congeladas ahí incluyen a Alexei Mordaschov, un magnate del acero que se dice que es el hombre más rico de Rusia, y Dmitry Mazepin, quien hasta marzo fue el director ejecutivo y propietario mayoritario de la empresa de fertilizantes Uralchem, y quien era dueño de la propiedad de la Cerdeña junto con su hijo.