ARTE SANADOR
Tatuarán gratis en la ciudad a mujeres que tuvieron que ser sometidas a una mastectomía
Se trata de una iniciativa solidaria que lleva adelante el artista local Juan Santos, quien tatuará pezones y areolas a mujeres a las que le extirparon el pecho. El hecho apunta a que las personas que sufrieron esta intervención para salvarse del cáncer de mama puedan volver a sentirse completas en su autoestima en caso de que lo necesiten. La opinión de los expertos y las historias en primera persona indican que este tipo de iniciativa consuelan la acción de haber sacrificado un seno para conservar una vida.
El de mama es el tipo de cáncer más común en el mundo, representando el 12,5% de todos los casos nuevos cada año.
En 2022, 670.000 personas fallecieron por cáncer de mama en todo el mundo. Además, es la principal causa de muerte por tumores en mujeres en Argentina. Se estima que se producen más de 19.000 nuevos casos por año, lo que representa el 16,8% del total de incidencia de cáncer en el país.
Uno de los recursos que ha sido más usados para evitar la muerte de una mujer por cáncer de mama es un procedimiento quirúrgico llamado mastectomía, que no es otra cosa que la extirpación parcial o total de una mama para que el tumor no se propague al resto del cuerpo. En otras palabras, es sacar una teta para conservar una vida.
Si bien este no es el procedimiento estándar en la actualidad debido al avance de la medicina y las tecnologías médicas (sólo se hace en casos de último recurso), durante años fue la solución radical a un problema que tenía a la muerte al final del camino.
Al mismo tiempo, una vez que superaban el problema de salud, la medicina estética logró implantar prótesis a esas mujeres para que volvieron a tener un pecho donde antes tenía el suyo original. Sin embargo, esta rama de la medicina no logró replicar dos partes importantes del pecho: el pezón y la areola, que es la parte de la piel de color oscuro y textura granulada que rodea el pezón.
Pero, el ingenio hizo de las suyas una vez más y nació una técnica para reemplazar estas dos partes corporales: se trata de la recreación de la areola y el pezón mediante el arte del tatuaje; una técnica que hace un dibujo plano, pero que a simple vista se ve en tres dimensiones.
En todo el mundo, cientos de tatuadores incorporaron esta técnica de manera solidaria, realizando estos trabajos de manera gratuita; y ahora esto mismo también puede conseguirse en Gualeguaychú. El artista local Juan Santos, más conocido como Santos Tatoo, realiza este tipo de trabajo sin costo alguno a toda mujer que lo solicite. Sólo tienen que pedir un turno y acercarse a su estudio.
“Estamos esperando a todas aquellas que se quieran realizar el trabajo, pero también a las que tienen dudas al respecto. Pueden venir a verme y con gusto les explico todo el procedimiento y le muestro trabajos que se han hecho para que vean como les puede quedar y ayudarlas a decidir qué quieren. Realizar el tatuaje de la areola y el pezón lleva alrededor de dos horas. Y sé muy bien que en esas dos horas las personas se abren, hablan, cuentan sobre su día a día y también sobre los motivos por los cuales hacen lo que hacen”, explicó Santos a Ahora ElDía.
Lo cierto es que no es esta la única iniciativa solidaria que tuvo a Santos como punta de ariete. Una de las primeras fue un festival solidario a beneficio de Antonella González, la chiquita que padecía leucemia mieloide crónica y que a pesar de recibir un trasplante de médula ósea falleció en 2017. Pero antes del triste final, el artista convocó a colegas suyos y músicos locales y realizó un festival donde todo lo recaudado sirvió para ayudar en el tratamiento de Anto. Volvió a repetir este tipo de acción solidaria cuando lo convocó Susana Olivera de “Donar en vida”, y desde ese momento intenta ayudar desde donde puede. Sin embargo, a medida que pasó el tiempo, su compromiso mutuó.
“Al principio mi sensación era de querer ayudar, pero no me quería involucrar tanto porque me dolía. Con las jornadas solidarias, como la de Antonella, no podía evitar que me afectara. Tengo dos hijos, y todo eso repercute. Después entendí que podía ayudar desde mi lugar. Tampoco es que soy el señor milagro, pero mi trabajo tiene que ver un poco con involucrarse. Hay personas que pasan horas conmigo por un tatuaje, y es inevitable que hablemos. Después, están los casos de personas que piden hacerse un nombre con dos alitas. Yo nunca pregunto, pero la mayoría de las veces ellos mismo me dicen que es por un bebé que falleció, y no puedo desentenderme de eso, y en ese tiempo las personas se abren y cuentan, y yo escucho siempre. Al terminar te dicen que quedó hermoso y se ponen a llorar. Lo único que puedo hacer yo es escuchar y tratar de hacer un trabajo que quede lindo. Me gusta mucho ayudar con mi trabajo”, remarcó.
Sentirse completa
Los tatuajes suelen verse como lujos decorativos, pero también pueden ser terapéuticos. Como se explicó más arriba, la tinta en este caso llega a donde una cirugía no alcanza, porque afecta o trata de sanar al alma y a la autoestima de las mujeres que pasaron por una mastectomía. De esta manera, personas sobrevivientes de cáncer de mama logran resignificar la enfermedad y cerrar esa etapa al ver reconstruidos los pezones y las areolas de sus senos.
Así lo refleja el relato de Rebeca Del Carmen, abogada y sobreviviente de cáncer de mama. En la Semana Santa de 2019 se sintió una bolita en el seno. Cuando acudió a su revisión ginecológica anual, su doctora le recomendó realizarse un ultrasonido y mastografía ante la sospecha del pequeño bulto.
Los estudios dieron el peor diagnóstico: un tumor avanzado en el pecho izquierdo, y tras más de 15 sesiones de quimioterapia se sometió a una mastectomía. Recién al final de la pandemia pudo pedir turno con un cirujano plástico para someterse a una reconstrucción. Una prótesis de silicona ocupa ahora la parte izquierda de su pecho, pero la silicona viene sin pezón.
“Es como que te mirás al espejo y algo falta. Mi marido nunca me dijo nada, siempre me hizo sentir hermosa, pero soy yo la que me siento incompleta. Me falta algo que era mío y que siento que tuve que sacrificar por un bien mayor, que es seguir viva. No me arrepiento haberme sacado una teta. Por mis hijos y mi familia hubiera aceptado que me saquen mucho más. Sin embargo, el sentimiento de estar incompleta prevalece”, contó sobre los efectos que sufre al día de hoy por la mastectomía. Rebeca es una de las mujeres que evalúa la opción del tatuaje. Contó que investigó un poco la cuestión, pero las dudas continúan. Nunca se le cruzó por la cabeza tatuarse, pero considera que en este caso es algo diferente, no es por una cuestión estética sino más bien espiritual e interna. En este contexto, no descarta para nada tatuarse su pezón perdido.
La visión de la medicina y los tatuajes sanadores
“Que a alguien le hagan una mastectomía se debe sentir como una especie de mutilación, pero con el aliciente de que se hizo para salvar una vida. El sentimiento básicamente es ese, el de sentirse mutilada. Para la mujer no es menor la ausencia de un pecho porque es parte de su presentación. Sin dudas, se sufre bastante”, explicó a Ahora ElDía por su parte el oncólogo local Franco Ramello.
“Por suerte, hoy la medicina ha avanzado y cada vez la extracción de todo el pecho se está dejando de lado, lo cual es sumamente importante. Cada vez se hace menos porque con las drogas nuevas y las inmunoterapias se trata de achicar el tumor a su mínima expresión antes que recurrir a la cirugía. Sin embargo, hay casos en los cuales todavía se sigue haciendo la mastectomía, pero cuando no hay otra salida”, amplió el médico al respecto.
Lo cierto es que los avances en la medicina son siempre festejados, y las curas espirituales que pueden generar los tatuajes sanadores van por el mismo camino. De hecho, no sólo las mujeres con mastectomías son las únicas que recurren a este arte para sanar en autoestima.
“Tengo el caso de una persona que sufrió una quemadura en gran parte del hombro derecho. Nunca se había tatuado en la vida, y me vino a ver para saber qué se podía hacer porque le hacía muy mal verse esa cicatriz”, reveló Santos. “Luego de hablar y despejarle las dudas, iniciamos un trabajo que llevó varias sesiones, y cuando vio el dibujo finalizado me agradeció muy emocionado. Había encontrado justo lo que había venido a buscar”, compartió.
Lo cierto es que un pezón ausente, una cicatriz que impresiona a propios y extraños, un golpe a la autoestima que puede mortificar el presente de quien porta ese “estigma” ahora encuentran una salida, una alternativa, un aliciente en el arte del tatuaje. Y sobre todo ahora para las mujeres que tuvieron que sacrificar una o ambas tetas para continuar con vida. Hoy en día las cirugías reconstructivas y los tatuajes solidarios dan una segunda oportunidad para volver a verse en el espejo sin volver a sufrir dramas particulares.