PREVENCIÓN
Suicidio: Profesionales de la salud apuntan a la necesidad de hablar sobre un tema repleto de mitos
Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Nacional y Mundial para la Prevención del Suicidio. En este marco, cuatro profesionales de la salud se refirieron a la importancia que tiene poner el tema en agenda. En lo que va del año, son once los suicidios sucedidos en Gualeguaychú. Desde el Hospital Centenario se refirieron a la falta de recursos y de que el tema sea considerado una “verdadera política pública”.
Por Luciano Peralta
Lo primero que hay que decir es que sí, hay que hablar del suicidio. La única manera de desterrar el mito, o los mitos que se han consolidado alrededor de esta problemática de implicancias mundiales, es hablando, poniendo en la agenda pública el tema. Pero no de cualquier manera, ya que lo que se diga y cómo se diga suele tener efectos, positivos si se comunica bien o negativos, si se lo hace de mala manera.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), entiende al suicidio como “el acto deliberado de quitarse la vida”, y estima que son cerca de 800.000 las personas que se suicidan cada año y que por cada suicidio hay más de 20 intentos. Se la considera una muerte evitable, por lo tanto, prevenible. Esta nota pretende ser una herramienta más de información, en el marco del Día Nacional y Mundial para la Prevención del Suicidio.
Para ello fueron consultados cuatro profesionales. Anabel Hilgenberg es técnica en acompañamiento terapéutico y responsable del Programa de Prevención del Suicidio de Entre Ríos; Leandro Rivera es psicólogo y director del Grupo Limbus, organización especializada en la formación, prevención y atención en salud mental; Paula Fischer, es psicóloga y coordinadora del Área de Salud Mental del Hospital Centenario, mientras que Esteban Romani es psiquiatra.
“El suicidio es una problemática compleja que emerge en un colectivo, en un contexto social del cual formamos parte. Entendemos entonces que merece ser abordado desde un enfoque de salud integral y de derechos, con una perspectiva interdisciplinar, intersectorial y comunitaria. Es importante trabajar con los equipos de las distintas áreas gubernamentales y con la comunidad en general en relación a los prejuicios, tabúes, las representaciones, los sentidos que circulan socialmente en torno al suicidio en particular y a la salud mental en general, que posibilite llevar adelante abordajes e intervenciones situadas, responsables con la temática y pertinentes”, dijo Hilgenberg. Y aclaró que “contrariamente a lo establecido en la creencia popular, hablar del suicidio no provoca actos de autolesión o suicidios. Por el contrario, permite poner en palabras los problemas y la ambivalencia que pueden estar atravesando las personas y en muchos casos aliviar, al menos momentáneamente, algo del sufrimiento. El riesgo es justamente que estas ideas permanezcan ocultas. Los medios de comunicación pueden aportar a la prevención brindando información relacionada a la problemática del suicidio sin espectacularizar, aportando a la erradicación del estigma asociado a esta problemática, realizando coberturas responsables”.
“La mejor manera de prevenir un suicidio es hablar del tema como la cosa más corriente del mundo. No es algo que no sucede, de hecho, es la segunda causa de muerte entre las personas jóvenes”, expresó Rivera. “Eso es un mito y funciona como la ESI (Educación Sexual Integral) en las escuelas, cuando se piensa que por hablar de sexualidad se está generando algo negativo o haciendo apología de determinadas cuestiones. O lo mismo con la droga, como que si hablar de droga va a hacer que la gente se drogue más. Esas posiciones responden a un modelo de pensamiento que ya quedó viejo hace rato, hay evidencias científicas que demuestran lo contrario”, agregó.
“La mejor manera de prevenir un suicidio es hablar del tema como la cosa más corriente del mundo”
“Existe aún cierto tabú respecto a la salud mental, y te diría que es mucho más importante respecto a la psiquiatría. No tanto con la psicología, creo. Existe ese mito de que al psiquiatra va el que está muy loco, mito que hay que desterrarlo por completo”, cuestionó, en tanto, el psiquiatra que atiende en Gualeguaychú Esteban Romani.
“Es un mito que no se tiene que hablar del suicidio, todo lo contrario. Hay que hablar de todo. Yo digo que se debe hacer psicoeducación y explicar todo lo que pasa con estas cuestiones. Cuando una persona llega a intentar suicidarse es porque, justamente, no pudo mediar la palabra y pasa al acto en forma inmediata. El poner en palabra ayuda un montón, y no se trata de que, necesariamente sea con un profesional. Hablar de estas cosas, de estos pensamientos con una persona desde lo afectivo es también muy importante y ayuda muchísimo a poder desestimar ese tipo de pensamientos o actos suicidas”, ahondó el profesional.Ee
Según las estadísticas oficiales de la provincia de Entre Ríos, el total de muertes por suicidio en el período 2016-2020 fue de 776, representando el 30% del total de muertes por causas externas (776 de 2596). Este punto fue explicado por Hilgenberg: “Las causas externas se dividen en dos grupos: las lesiones (y muertes por lesiones) no intencionales en las que se incluyen siniestros viales, accidentes en el hogar, etc. Y, por otro lado, tenemos las lesiones (y muertes por lesiones) relacionadas con la violencia (o también llamadas intencionales): incluye las lesiones relacionadas con la violencia interpersonal, colectiva y las auto-infringidas, como autolesiones y suicidio”.
El problema en Entre Ríos es que la provincia “no cuenta con un sistema formal que sistematice la recolección de la información por lo que su codificación queda supeditada a la subjetividad de quien recibe la demanda”, según se desprende del informe “Descripción de la problemática del suicidio durante el período 2016-2020 en la provincia de Entre Ríos”. Pero el problema estadístico es mucho más amplio y excede largamente los límites del país.
Fischer, coordinadora del Área de Salud Mental del Hospital Centenario, explicó que
“en los manuales de clasificación diagnóstica no existe un diagnóstico puntual de intento de suicidio”. Entonces, “lo que nos pasa es que cuando un paciente ingresa por un intento de suicidio, muchas veces no queda asignado como el diagnóstico principal de ingreso, como el motivo de consulta. Esto sucede porque no hay un código específico”.
“El infradiagnóstico es uno de los problemas a nivel mundial, porque en muchos de los lugares del mundo el suicidio todavía sigue siendo penado, sigue siendo una cuestión tabú. En algunos países los familiares quedan sin herencia si el familiar fallece por suicidio o son impedidos de brindar una sepultura”, ejemplificó la licenciada en psicología.
"El infradiagnóstico es uno de los problemas a nivel mundial, porque en muchos de los lugares del mundo el suicidio todavía sigue siendo penado, sigue siendo una cuestión tabú"
Respecto a la falta de registro en la provincia, la responsable del Programa de Prevención del Suicidio, aseguró que “Entre Ríos está participando junto a la Dirección Nacional de Salud Mental y Consumos Problemáticos en la implementación de un instrumento de registro de autolesiones e intentos de suicidio, a través de una estrategia que se conoce como Unidad Centinela, lo que permitirá la producción de información de calidad sobre la temática en los establecimientos seleccionados”.
Al tiempo que recordó que “el último miércoles, la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, firmó el decreto de la conformación del Programa Nacional para el Abordaje Integral de la Problemática del Suicidio, bajo la órbita de la Dirección Nacional de Salud Mental y Consumos Problemáticos, y se desprende de un trabajo sostenido que viene realizando un equipo de esa dirección”.
Patologías asociadas y razones socioeconómicas
“No existe un diagnóstico que esté directamente relacionado con el suicidio. Sí, es cierto que hay trastornos psicológicos que tienen mayor riesgo de suicidio, como la depresión, las adicciones y todas las enfermedades mentales que tienen que ver con la impulsividad, como el trastorno de personalidad límite o el trastorno de estrés postraumático, pero decir eso puede ser peligroso porque pareciera que si no existe alguna patología de estas no habría riesgo. Y esto no es así. En realidad, todas las personas, en determinadas circunstancias, estamos expuestas a tener pensamientos o ideas de muerte y que esto las lleve a una conducta suicida o a un intento de suicidio”, explicó Leandro Rivera, terapeuta cognitivo y especialista en ansiedad y trauma.
“Las cuestione socioeconómicas tienen un papel preponderante en los trastornos del estado de ánimo y los trastornos de ansiedad”
“Las situaciones límites pueden ser socioeconómicas, también. La pérdida de un ser querido, de un trabajo, de una relación puede llevar a una persona a querer evitar esa situación que no está pudiendo enfrenar. Y ahí, en las situaciones límites, podemos encontrar los pensamientos de muerte o la conducta suicida”, agregó.
“Las cuestione socioeconómicas tienen un papel preponderante en los trastornos del estado de ánimo y los trastornos de ansiedad”, coincidió Romani. “Te cuento una anécdota que puede explicar esto: cuando yo estaba haciendo la especialidad en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires, en 2001, durante la crisis se pasó de 900 consultas mensuales en los consultorios externos de psiquiatría hasta casi el triple de ese número”.
“Los pensamientos o los actos suicidas generalmente se dan para tratar de evitar un sufrimiento psicológico extremo que no se puede soportar más y por eso se pasa al acto”, aportó el reconocido psiquiatra de Gualeguaychú. Y contó que “generalmente (los suicidios en su campo de acción) están asociados a cuadros depresivos mayores, trastornos bipolares, cuadros de esquizofrenia o el consumo de sustancias. Eso es lo más frecuente desde el punto de vista clínico, después se debe actuar más allá de la patología, hay que ver el trasfondo de todas estas cuestiones. Muchas de estas situaciones asociadas al trastorno del estado anímico y pensamientos suicidas están asociadas a abusos, delitos de índole sexual, que ha sufrido la persona en su primera o segunda infancia o durante la adolescencia, que en su momento no fueron elaborados de la manera que corresponde y eso se termina manifestando en un cuadro depresivo o en un intento de suicidio”.
“La depresión es una enfermedad que es muchísimo más compleja que el simple hecho de estar triste -apuntó Rivera-, quien está deprimido se siente incapacitado, tienen una valoración muy negativa de sí mismo, se sientes una carga para su familia… Y algo que sucede con estos pacientes es que son muy invalidados, porque se les exige que estén bien, una suerte de positividad tóxica, con frases como ‘no podés estar así’ o ‘tenés que estar bien, pensá en todo lo que tenés’. Sin embargo, el paciente está deprimido, pero no es algo que elige, justamente. No es que uno se levanta a la mañana y dice ‘qué ganas de estar deprimido que tengo’, no es una cuestión de ‘ponerle ganas’, como muchas veces se piensa. Ese paciente tiene la motivación secuestrada por esa enfermedad”.
En este punto Romani fue determinante y pidió “no desestimar a aquellas personas, sobre todo a los adolescentes, que dicen que no tiene ganas de vivir o que están inmersos en la desesperanza porque no saben que van a hacer de sus vidas. Hay que escuchar, aunque el otro no esté hablando, porque se pueden observar un montón de actitudes y gestos y, a veces, esta escucha es el primer paso para poder darnos cuenta de lo que está sufriendo el otro, hacer la consulta a tiempo y evitar una situación mayor”.
El peso del sexo
Según las estadísticas brindadas por la Fiscalía de Gualeguaychú para este informe, en 2021 se registraron oficialmente 21 suicidios, de los cuales 15 fueron hombres y 6 mujeres. En tanto, en lo que va del año hubo 11 casos, 8 hombres y 3 mujeres.
Las muertes por suicidio son mayores entre los hombres. Estos datos coinciden con lo que pasa en la provincia. Según el informe provincial citado más arriba, “los varones representan el 82% del total, mientras que en las mujeres la frecuencia fue del 18%, con una relación de 4:1 (4 muertes en varones por cada mujer)”.
“En los últimos años la OMS ha alertado que la tendencia es mayor entre los varones en los datos de mortalidad, aunque se registran más intentos de suicidio entre las mujeres”, diferenció Hilgenberg. “En base a este perfil epidemiológico lo que se propone es poder entender y abordar al fenómeno del suicidio desde una perspectiva de género; particularmente, reflexionar sobre lo que la categoría género puede aportar a la comprensión del fenómeno. En este sentido, el análisis de la problemática del suicidio desde una perspectiva de género exige comprender la subjetividad de las personas en el marco de los contextos que atraviesan los procesos de subjetivación tanto en varones y como en mujeres, entendiendo lo femenino y lo masculino no como categorías esencialistas y determinadas, sino como construcciones sociales contextualizadas culturalmente y vividas de manera singular”.
Hay salida
Por su parte, Paula Fischer informó cómo funciona el servicio de Salud Mental en el sector público local y apuntó a la necesidad de contar con mayores recursos para estar a la altura del problema. “Nosotros no tenemos y no hay en la ciudad un quipo específico para trabajar con pacientes con intentos de suicidios o con ideación suicida. Lo trabajamos de la misma manera en que abordamos todas las patologías. En general, los pacientes con intento de suicidio o ideación de muerte llegan a la guardia y son derivados a un tratamiento ambulatorio aquellos pacientes que no tengan criterios de internación, mientras que son ingresados a sala aquellos en los que exista riesgo cierto e inminente de muerte”.
“La Guardia de Salud Mental funciona las 24 horas, los 365 días del año. Siempre está abierta para cualquier persona que se está sintiendo mal de cualquier modo. Es mixta y fue reformada tras de la pandemia, y tiene capacidad para doce camas, las cuales suelen estar ocupadas en su totalidad, o mantienen una ocupación de 8 a 12 camas”, detalló la profesional.
“La Guardia de Salud Mental funciona las 24 horas, los 365 días del año. Siempre está abierta para cualquier persona que se está sintiendo mal de cualquier modo”
“La mayoría de pacientes que tenemos han salido adelante y continúan con su vida. Un intento de suicidio no implica que vaya a haber más intentos, necesariamente. Eso depende de cada persona, por supuesto, pero no es la norma. Hay una proyección de evolución favorable, y eso es lo que nos gratifica todos los días a quienes trabajamos en salud mental”, dijo Fischer. Al tiempo que destacó que “más allá de ser un trabajo, la condición hospitalaria es una vocación, porque uno deja mucho en el hospital; todo el equipo hace lo posible para que los pacientes estén mejor, a pesar de la falta de recursos. En Paraná, por ejemplo, se está trabajando en una línea de atención al suicida, que es algo que establece la ley, pero nosotros todavía estamos muy lejos de eso”.
En esta línea, Romani remarcó que “existen un montón de alternativas de tratamientos, un montón de posibilidades desde los psicofarmacológico, desde lo psicoterapéutico, desde las terapias individuales, familiares, hay muchas alternativas para salir adelante. No me cabe ninguna duda que haciendo la consulta con el profesional que corresponde, que sepa y esté entrenado en manejar este tipo de temáticas y situaciones, con un tratamiento adecuado, se puede salir adelante y estar perfectamente bien”.