LOS EFECTOS DE LA NIÑA EN NUESTRA REGIÓN
Situación crítica del río Gualeguaychú aguas arriba, un peligro para las playas y el suministro de agua
El fenómeno conocido como La Niña llegó para quedarse por el resto del verano, lo que supone escasez de lluvias y altas temperaturas en toda la región. Sus efectos adversos ya se hacen sentir en nuestra ciudad y alrededores. Sin embargo, las alarmas apuntan a que también amenaza con alterar las condiciones normales del río Gualeguaychú, dificultando el trabajo de prestadores y la escasez de agua en la red.
Aunque la llegada de La Niña fue anunciada reiteradas veces desde mediados del año pasado, fue recién en los últimos días que comenzó a mostrar claras señales de su arribo. Durante diciembre surgieron condiciones acordes a este fenómeno climático que en nuestra región trae aparejadas altas temperaturas y escasas precipitaciones. Si bien desde los institutos internacionales dedicados a su estudio y monitoreo pronostican que será un evento no tan crudo como años anteriores, sus efectos adversos en Gualeguaychú y alrededores no son para menospreciar.
En diálogo con Ahora ElDía, el especialista local en fenómenos meteorológicos, Daniel Hernández, analizó la situación climática que atraviesa la región en estos momentos y anticipó el panorama que podría presentarse durante el resto del verano y los efectos adversos que podría tener en el río Gualeguaychú, como puede ser la bajante de los ríos debido a la falta de lluvias, ya que un descenso crítico y un mayor estancamiento de las aguas afecta su uso recreativo en balnearios y puede complicar las condiciones para obtenerla y potabilizarla en la planta de Obras Sanitarias.
Al respecto, Hernández indicó que “el río Gualeguaychú está en estado crítico, especialmente aguas arriba. Esa falta de agua de la cuenca produce muy poco recambio o circulación en estas zonas. En otras palabras, hay un estancamiento, lo cual atenta contra los parámetros de calidad de las aguas para el uso recreativo y puede afectar la captación y calidad de las aguas crudas destinadas para consumo. Las bajantes obligarán a prestar especial atención a ambas situaciones”.
En cuanto al escenario inmediato que se prevé para el río Gualeguaychú agregó que aunque ingresen aguas del río Uruguay hacia el Gualeguaychú y se eleve su nivel, "de todos modos el Uruguay también presenta niveles bajos”, con lo que no habría diferencias significativas.
En otras palabras, si esta situación continúa así, con la naciente del río sin poder suministrar el suficiente caudal de agua, esto repercutirá en una gran bajante en todo el tramo, incluido el que pasa por nuestra ciudad.
A nivel recreativo podría afectar a los prestadores de emprendimientos que están a la orilla o a las playas, las cuales tienen diseñada una infraestructura para ofrecer servicios en una zona delimitada, pero que si las aguas se retiran podría afectar esto. Además, una playa sin agua para muchos no tiene mucho sentido.
Y el otro problema es el abastecimiento de agua para la red de agua potable. Para que la toma del suministro funcione, el río tiene que tener una altura mínima que permita hacerlo, pero si queda por debajo quedará imposibilitada, lo que obligará a las autoridades de Obras Sanitarias a pensar alternativas para mantener el servicio en funcionamiento.
Los efectos de La Niña
“Recién ahora se ven los síntomas de La Niña tan anunciada desde mediados del año pasado y tan retrasada en la visibilidad de sus efectos habituales. De hecho, se preanunciaba su llegada para apenas pasado el invierno, a principios de la primavera, y los partes de los organismos internacionales dilataron los anuncios ante la ausencia de fenómenos asociados”, explicó el profesional.
“Fue así que tuvimos muchos meses, incluso entrado el verano, en los que las temperaturas fueron casi primaverales y la ‘sequía pronosticada’ nos trajo un noviembre -mes en el que estadísticamente llueve un promedio de 105 milímetros- con una precipitación medida en la ciudad de 178 milímetros, es decir, excedido un 68%. En diciembre ya cambió la situación y de los 140 mm. esperables sólo precipitaron 54 mm. El cambio de almanaque consolida a La Niña, puesto que aún no ha precipitado y las temperaturas han superado los 35°C, mientras que se esperan temperaturas aún mayores”, explicó.
“Sobre toda la región Centro del país se presenta un fenómeno de muy altas temperaturas durante estos días, lo que ha hecho que el Servicio Meteorológico Nacional emita alertas amarilla y naranja para la zona. De acuerdo con los organismos internacionales, durante el resto del verano se mantendrá una Niña débil hasta la llegada del otoño en el hemisferio sur para luego pasar paulatinamente a una situación neutra, en la que deberíamos acercarnos a valores normales de temperatura y precipitación”.
¿Qué es La Niña?
Es un fenómeno que produce un enfriamiento a gran escala de las aguas superficiales de las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios en la circulación atmosférica tropical en los vientos, la presión y las precipitaciones, según la OMM. Por lo general, tiene efectos en el tiempo y el clima opuestos a los de El Niño, que constituye la fase cálida del fenómeno denominado El Niño-Oscilación del Sur (ENOS).
El fenómeno tiene una periodicidad irregular, usualmente ocurre cada 2 a 7 años, y se declara la fase El Niño/La Niña cuando las temperaturas del mar en el Pacífico oriental tropical aumentan o disminuyen 0,5°C por encima o por debajo del promedio durante varios meses consecutivos (5 trimestres).
Los efectos sobre nuestro país son diversos y varían dependiendo de la fase, la región y la época del año. En particular, durante la primavera y el verano el noreste argentino tiende a registrar lluvias superiores a las normales durante la fase El Niño. En cambio, durante la fase La Niña la misma zona tiende a registrar precipitaciones por debajo de lo normal, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
Sin embargo, todos los fenómenos climáticos de origen natural se producen ahora en el contexto del cambio climático, que provoca un aumento de las temperaturas mundiales, exacerba los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, y altera la configuración de las temperaturas y las precipitaciones estacionales.