Sentimientos encontrados ante el traspaso presidencial
Quienes superamos las más de las seis décadas y vivimos las distintas transiciones que afianzaron nuestra democracia, seguramente jamás creímos ver una de las características de la que en estos días transitamos. José L. Regalado* Sacándome la investidura ideológica, la cual limita a veces las visiones de las distintas realidades, hoy puedo decir que tengo un estado de ánimo encontrado. La alegría de este cambio, el cual milité, me genera alegría y nuevas esperanzas, pero también la tristeza de que una buena parte de la ciudadanía no lo valoró en su esencia. Encabezada por una reaccionaria ex Presidente no visualizaron lo que significa la entrega del mando de un presidente elegido democráticamente, a otro electo de igual manera. Fueron pocos los mandatarios que se retiraron con el apoyo que se le demostró a Cristina Fernández, como también es insólito el discurso por ella hecho, aportando poco a una sana convivencia, como despedida a quienes comparten su espacio. Algunos teníamos la esperanza de que recapacite, no solo la presidente, sino la dirigencia del FPV, pero no fue así.La ausencia de muchos legisladores miembros del congreso demuestra lo lejos que aún estamos de nuestra madurez democrática. Diputados y Senadores de este frente, elegidos por el pueblo ratificaron el desdén a la mayoría de quienes los votaron para el acompañamiento de un evento sumamente significativo para la vida en nuestra joven democracia. El traspaso de mando de un presidente a otro elegido por el voto popular y donde se manifiesta la reafirmación de la institucionalidad en la que tanto ansiamos vivir, no los conmovió. Esto demuestra que estos legisladores y dirigentes electos por el pueblo, junto a quien los guía, hoy personalizan su pertenencia partidaria, abandonando la historia de buenas costumbres y el reconocimiento a la mayoría de un pueblo que voto por un cambio. La irracionalidad de no querer ceder el poder, ni simbolizar la sesión del mismo en la entrega de los atributos, me causa tristeza y no me permite una felicidad total. La grieta creada por esta forma de gobierno, pienso llegará a su fin, seguramente nos costara mucho cerrarla, quizás Dios me de el tiempo de poder verlo y trabajar para esto. Los argentinos no nos lo merecemos, un pueblo que mucho sufrió en esta historia más cercana, no se merece el desdén de quienes se rehúsan a presenciar un acto pleno de la democracia, como es este. No nos merecemos la ausencia de quienes gozan del estatus dado por este importante cargo electivo, que también consiguieron en un acto democrático y una jura que hoy quieren desconocer. Por eso la ambigüedad en un festejo que no puedo asumirlo como completo, pero si me permito emocionarme con lágrimas, ante la jura de Mauricio Macri ya que escribo mirando esta, recordando la asunción de Alfonsín en el 83 y la esperanza generada en un país que salía de una dictadura. Hoy no es lo mismo, no es festejar la recuperación de la democracia, pero si en un cambio por el transitar de la misma, afianzando sus valores, y reforzando sus instituciones. En mi carácter de militante no puedo más que agradecer poder haber vivido otro traspaso de mando de presidentes electos y poder haber participado activamente desde un espacio. Pido madurez a toda la dirigencia política responsable de guiar nuestros destinos, y los responsables de garantizarla, mayorías y minorías, que lo hagan despojándose al asumir del partidismo, no de su ideología y que Dios los guíe para que este pueblo pueda recuperar la alegría y la felicidad total. *Dirigente Cambiemos Departamento Islas
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