Hábitos de consumo y crisis económica
Se acentúa la tendencia de sustituir la carne vacuna por la de pollo y la de cerdo
El aumento de los precios y la pérdida de poder adquisitivo son los principales factores para que esto suceda. En Entre Ríos, se faenó en enero un 25% menos de novillos en comparación con el mismo período en 2023. Sin embargo, además del valor, también existe una tendencia histórica de comer menos carne vacuna.
Según un informe elaborado por el Instituto de Economía (INECO) de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), el cual tiene como objetivo analizar cómo evolucionó el consumo de carne vacuna en Argentina en los últimos años y la composición de la canasta total de carnes, a nivel mundial, el nuestro es el país con el mayor consumo de carne vacuna con 51 kilos por persona al año.
Sin embargo, durante los últimos tiempos y a raíz de las medidas económicas y el contexto inflacionario, el consumo de carne vacuna disminuyó de manera considerable. A modo concreto, la fuerte suba del precio de la hacienda en pie que se generó a partir del salto del tipo de cambio oficial realizado en diciembre se tradujo en una importante caída del número de cabezas faenadas por la industria frigorífica vacuna.
Según datos aportados por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA) en el último mes de 2023 se faenaron sólo 1,08 millones de cabezas de ganado vacuno. En la comparación mensual se observó una retracción de 12,8%, la que fue equivalente a -6,8%, cuando se corrige la serie por el número de días laborables. Y al comparar con diciembre de 2022, la faena disminuyó 13,0%.
Entre varias causas que pueden afectar al consumo de carne vacuna, el incremento de los precios y la pérdida de poder adquisitivo se encuentran entre las principales.
La caída del consumo de carne vacuna dio espacio al incremento del consumo de pollo y cerdo, evidenciado que hay un efecto sustitución hacia estos tipos de carnes. En enero de 2017 se consumían 43,5 kilogramos de pollo y 12,8 kilogramos de cerdo. En septiembre de 2023, se consumieron 45,9 kilogramos de pollo y 16,7 kilogramos de cerdo, es decir que, durante ese periodo de tiempo, el consumo de pollo creció 5,5% y el de cerdo un 30,5%.
En la actualidad, el consumo total de carnes (vacuna, pollo y cerdo) fue de 113,6 kilos, de los cuales la carne vacuna representó el 44,9%, el pollo un 40,4% y el cerdo un 14,7%.
Volviendo a la incidencia del contexto económico con el consumo de carne vacuna, los datos oficiales y los estudios realizados al respecto indican que en los últimos 6 años y 9 meses existe una correlación positiva entre la caída del consumo y la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos de los argentinos y los aumentos de los precios. En términos nominales, a principios de enero de 2017 un kilo promedio de todos los cortes de carne vacuna costaba $114. En cambio, en diciembre de 2023 el precio de la carne subió más del 30 por ciento en las carnicerías y en las cadenas de supermercados debido al aumento del valor del ganado en el Mercado de Cañuelas, la devaluación, la aceleración de la inflación y las medidas económicas anunciadas por del ministro de Hacienda, Luis Caputo. En este marco, en enero de 2024 los valores de venta al público de los cortes de carne oscilan actualmente entre $4.000 y $7.000.
En este sentido, el precio de la carne de pollo y de cerdo ha aumentado significativamente, al igual que la carne vacuna, pero su valor continúa siendo menor (incluso un kilo de pollo cuesta la mitad que un kilo de carne).
Además, durante los últimos años los precios de la carne se caracterizaron por dar saltos significativos y luego estabilizarse por dos o tres meses. Uno de estos casos sucedió entre julio y septiembre de 2023, cuando el precio promedio de la carne vacuna aumentó un 55,4%, según los datos brindados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP) y el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina. Cabe destacar que dentro del cálculo del Índice de Precios al Consumidor (IPC), la categoría alimentos cuenta con la ponderación más elevada, y la carne vacuna es uno de los componentes más significativos.
Esta es una de las razones por las que muchos consumidores optan en el último tiempo por sustituir el consumo de carne vacuna por la de pollo o cerdo. De todos modos, es para destacar que el consumo de carne vacuna en Argentina muestra cierta inelasticidad, ya que, a pesar de los aumentos sostenidos en los precios, el consumo cayó en menor medida que lo que aumentaron los precios.
Desde comienzos de 2021, los precios de la carne vacuna muestran un crecimiento sostenido por encima de la inflación. El índice del precio de la carne medido desde enero de 2017 hasta la fecha mantiene una brecha de 20,3% por encima del nivel general de precios.
La realidad en primera persona
“Enero, para la industria de la carne, nunca fueron malos. Marzo, en cambio, sí debido al comienzo de las clases y porque las personas invierten en los útiles y en la educación. Pero este verano es diferente: hoy estamos viendo que en enero a nosotros se nos cayó casi el 25% de la faena. Jamás había pensado que esto podía suceder. Y lo interesante es que el cerdo también cayó. En otras palabras, la gente dejó de consumir”, informó a Ahora ElDía Celestino Pross, presidente de la Cámara Cárnica de Entre Ríos (CICER).
“El problema es que está complicado para todo el mundo. El consumo de carne disminuyó notablemente. Sin embargo, si uno relaciona el valor de la carne con el valor de otros productos, te voy a decir que la carne sigue siendo barata”, explicó Pross y amplió: “Hoy engordar un novillo es perder plata. Los costos no llegan a ser amortizados con la venta del producto final. Hoy, dar una ración de alimento a cada animal es carísima: te sale 3.000 pesos. Con este precio y los valores a la venta, ahí nomás ya estás perdiendo 1.000 pesos por kilo de animal”.
En este sentido, el dirigente cárnico habló sobre una necesidad en los cambios de costumbres a la hora de la alimentación, la cual podría sustituir a la carne vacuna en nuestra dieta por un producto más económico, como puede ser la carne bovina.
“Un cordero tiene entre 14 y 15 kilos, y el kilo está a 2.600 pesos (entre 36.400 y 39.000 pesos el animal). Sin dudas que el hecho de comprar todo hace que sea un número, pero si lo usás para comer con un grupo de personas considerable, es más conveniente. El problema es cuando los de ese grupo no pagan y es uno sólo el que se clava con el valor del animal”, explicó Pross.
Aunque es verdad que el cordero también se vende trozado (cuarto, paleta y costeleta), lo cierto es que tampoco se consigue de manera masiva en cualquier carnicería, y Pross explicó las razones: “No se vende porque la gente no está acostumbrada. Actualmente, la producción bovina se realiza más para exportación, por ejemplo a los países árabes, que consumen mucho cordero”.
“Un año de agricultura son 3 años de ganadería. Entonces, ¿qué va a renegar? En la agricultura trabajás cada 6 meses por los ciclos de siembra, en cambio la ganadería es de todos los días. Tenés que sembrarle forraje, tenés que atender al animal, lanzarle antiparasitario y vitamínico y todo lo que conlleva el cuidado del novillo. Tenés que estar atentado constantemente”, concluyó.
Disminución histórica del consumo de carne vacuna
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Australia, Estados Unidos, España, Argentina y Mongolia son los países con el mayor de consumo de carnes tradicionales del mundo, entre las que se incluyen carne vacuna, pollo y cerdo. Todos estos países se encuentran por encima de los 100 kilos de consumo anual por persona.
Argentina se destaca como el país que lidera el consumo de carne vacuna a nivel mundial, lo que pone de manifiesto una arraigada tradición y preferencia por los productos cárnicos en la dieta de su población. Históricamente, se ha asociado a la Argentina como un importante productor y exportador de carne vacuna, ya que las condiciones naturales que tiene el país lo llevan a tener ventajas en la producción ganadera.
Sin embargo, y volviendo al informe realizado por la UADE, el hecho de que en Argentina ahora se consuman por año 51 kilos de carne por persona significa que comemos 23,1 kilogramos menos que hace 30 años, cuando el consumo fue de 74,1 kilogramos, es decir que el consumo de carne vacuna cayó un 31% en ese período.
En septiembre de 1993 se dio el pico máximo de consumo de carne durante el período analizado, en donde se consumieron 74,1 kilogramos de carne, mientras que el pico mínimo fue 47,9 kilogramos en diciembre de 2021.