COPA SUDAMERICANA
San Lorenzo derrotó 1-0 a San Pablo y buscará el boleto a los cuartos de final en Brasil
En el Nuevo Gasómetro, el Ciclón venció por la mínima diferencia por el gol del paraguayo Adam Bareiro, el primero que recibió en la competencia el conjunto brasileño. La semana que viene, la revancha.
De bandera, el amor propio. El San Lorenzo de Ruben Darío Insua le hace un canto al coraje en cada partido y con esa receta le ganó bien a San Pablo en un Nuevo Gasómetro repleto y aferrado a la esperanza en el plano internacional. El 1-0 por la ida de los octavos de la Copa Sudamericana lo deja bien posicionado para la revancha del jueves que viene en Brasil, que será un cruce complejo.
La tenencia fue de San Pablo; el control fue de San Lorenzo. El más diablo en el duelo de los santos fue el equipo de Boedo, que jugó a su juego y, como había ocurrido con River en la Liga Profesional, le puso un piquete a todos los accesos a un rival poderoso, esta vez al cuadro paulista, que no pudo habilitar para esta serie a sus refuerzos estrellas: James Rodríguez y Lucas Moura.
El 5-2-3 azulgrana, innegociable para el Gallego, es una maquinaria muy bien aceitada en la que cada componente hace su tarea en beneficio del todo. Todos corren, todos marcan, todos meten y cuando es el momento, todos juegan. Nadie trota, nadie da una pelota por perdida, nadie se desatiende. Por eso este Ciclón, que tampoco pudo tener a tiempo a sus caras nuevas (Carlos Auzqui, Federico Girotti y Gastón Ramírez) es un equipo muy duro para cualquiera.
San Pablo quedó rápidamente atrapado en la trampa azul y roja. Buscó con la subida de sus laterales, Rafinha y Paulista, para tratar de generar superioridad numérica en campo local, pero nunca lo logró en un primer tiempo en las que la única situación de riesgo clara fue para lo de Insua. Agustín Giay llegó hasta el fondo por la derecha y mandó el centro que desvió Adam Bareiro para que Nahuel Barrios le pegara defectuoso. El Perrito, infatigable, probó en otra desde lejos y le salió un tiro débil sin complicaciones para el arquero Rafael.
San Pablo apenas se asomó en esa etapa inicial de pelota parada con un tiro libre que sacó Augusto Batalla abajo. Quedó desgastado el conjunto brasileño de tanto tener la pelota, de tanto moverla de un lado al otro sin poder hacer algo productivo. San Lorenzo se come psicológicamente a sus oponentes de ese modo: les hace creer que con la posesión del balón tienen el dominio y lo que ocurre es exactamente todo lo contrario. El ritmo lo impone el Ciclón.
Y dio el golpe en el comienzo del complemento con un golazo. Bareiro recuperó en la mitad de la cancha, Barrios condujo, Giay mandó el centro, Gonzalo Maroni la bajó y Bareiro, el que había iniciado la jugada, definió en el área chica. Anotó su sexto gol en esta Sudamericana. Los paulistas demostraron lo que se vio en los primeros 45 minutos, que abajo entregan muchas ventajas. Y San Lorenzo demostró toda su practicidad y oportunismo.
No le quedó otra que reaccionar al visitante. Un cabezazo de Jonathan Calleri que tapó de manera espectacular Batalla para tirarla al córner fue la primera respuesta. Luego llegó un disparo desde afuera que también hizo revolcar al dueño del arco azulgrana. Fueron un par de minutos de fragilidad local que no pasó a mayores. Rápidamente San Lorenzo se reordenó y recuperó su solvencia. Los de Dorival Júnior no volvieron a mojarle la oreja a Batalla, más allá de tener los papeles de la número cinco.
La batucada del centenar de hinchas paulistas se llamó a silencio al darse cuenta de que los minutos transcurrían en vano en el Bajo Flores. Nada iba a cambiar el resultado. San Pablo estará obligado a ganarle en el Morumbí dentro de siete días a este San Lorenzo bravo que no está dispuesto a regalar nada.