REYES MAGOS
La de hoy es una fecha muy especial para la cristiandad. En todo el mundo se celebra la llegada a Belén de los Tres Magos de Oriente, que guiados por una estrella, venían desde lejanos países a reverenciar y dejar regalos –oro, incienso y mirra- al Rey que acababa de nacer. Si bien en el Evangelio de San Mateo se habla de “unos magos”, luego, al agregárseles la condición de “reyes”, se los identificó por sus nombres.o
De este modo, se describe a Melchor como un anciano de tez y barbas blancas, portador del oro y al que se le atribuye origen europeo. Gaspar era joven, con barba oscura, portador del incienso y de origen oriental. Baltasar, portador de la mirra (sustancia resinosa y aromática) era de raza negra y se le asigna origen africano.
La tradición ha asociado esta fiesta cristiana con la celebración hogareña que alegra a los niños del mundo, que en su inocencia esperan a los Reyes, a quienes les han escrito sus cartas, dejándoles sus zapatos para identificarse como destinatarios. También se acuerdan de sus camellos, a los que les ponen pasto y agua para que restauren su energía.
¿Quién de nosotros, ahora mayores, no recuerda el madrugón de esta fecha para ver con sorpresa que los camellos habían consumido el agua y el pasto y junto a los zapatos estaban los ansiados regalos? Y con el mismo amor conque lo hicieron nuestros mayores, hoy nos encargamos de mantener la ilusión de nuestros niños, como a su vez, ellos lo harán mañana.
Pero claro, los adultos de hoy ya no somos tan inocentes y a diario la vida nos golpea con otras realidades, ante las cuales, más de una vez nos vemos impulsados a escribirle nuevamente a los Reyes.
Sólo que ahora les diríamos que acá en Argentina podríamos sentirnos mucho mejor si no hubiera tantos “magos”. Porque lamentablemente, desde hace unos cuantos años, nos estamos habituando a ver algunos señores que en tiempos sorprendentemente breves, pasan de ejercer modestos empleos, al rango de grandes empresarios, dueños de fortunas incalculables. Generalmente adhieren a los gobiernos de turno y con entusiasmo se asocian a su destino. No es en lo único que se asocian. Por arte de birlibirloque, mientras dura la buena relación, siempre ganan grandes licitaciones. Cuando el gobierno amigo no está más, los adjudicatarios pasan a ser otros; aunque hay algunos cultores de una magia de rango superior que igual siguen obteniendo jugosas diferencias, aún cuando los gobiernos han cambiado de signo. Los magos comunes asombran a su público haciendo aparecer cosas de la galera. Estos otros, devenidos de golpe en “señores de galera” por el contrario, hacen desaparecer cuantiosos fondos del erario público sin que el público se entere –por lo que no los puede aplaudir- y luego con la misma habilidad prestidigitadora, los hacen aparecer en abultadas cuentas de paraísos fiscales. Es posible que en un futuro cercano los hagan reaparecer mágicamente desde el fondo de la galera del blanqueo. La coincidencia no se agota ahí: estos “magos” además, viven como reyes.
Otros reyes magos, ya no amigos del poder, sino del propio seno de éste, aparecen cada tanto en muy promocionados actos, repartiendo regalos que solventa el erario público y la pobre gente les agradece como si los generosos fueran ellos: otra variante de magia. En tiempos preelectorales, estos reyes aumentan su reparto, aunque con otra diferencia: no viajan en camellos, sino en lujosos “doble camello” abiertos arriba,
para exhibir sus rostros radiantes de felicidad. Eso si: a estos no es prudente dejarles los zapatos.
Hacemos votos para que el penoso contraste entre aquella ilusión que teníamos de niños y esta desilusión a que hemos sido arrastrados en nuestra adultez, pueda irse superando en tiempos venideros.
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