MEDIOAMBIENTE
Respuesta de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú a una editorial del diario Clarín
Desde la Asamblea Ambiental Ciudadana de Gualeguaychú se envió una respuesta a una editorial publicada por el editor general del diario Clarín, Ricardo Roa, en la cual se descarta cualquier efecto contaminante de la palnta de Botnia-UPM instalada en Fray Bentos.
El texto de la Asamblea Ambiental expresa lo siguiente:
“El Editor General de Clarín, Ricardo Roa ha editorializado recientemente en el diario Clarín bajo el título ‘Una historia para entender rápido y fácil: por qué estamos como estamos’. En ella editorializa sobre las consecuencias de haberse erigido una resistencia a la instalación de la empresa finlandesa Botnia-UPM respecto a la cual descarta cualquier efecto contaminante y que la actitud asumida fundamentalmente por vecinos de Gualeguaychú, en un escollo que frustró la llegada de otras inversiones. Traza un paralelo entre la situación socio-económica de nuestro país con la tozudez o capricho que habría impregnado la protesta. Argumentó que esta es una “zona ideal para la industria forestal”, refiere a una “ridícula guerra contra los uruguayos por una falsa defensa del medio ambiente que escaló a defensa de la soberanía”. Con un desdén y menoscabo explícito habla despectivamente que “los uruguayos habrían decidido envenenarse y envenenarnos” y que también “ya nadie habla de Botnia desde que se comprobó que la contaminación no era tal”. Algo así como que el silencio transformaría en virtuoso algo que es ilegal y tóxico. En su diatriba descalificatoria habla de “delirio”, introduce el tema que “una supuesta abuela-bomba se iba a inmolar en Botnia” y aprovecha para achacar –no de soslayo- que esa funcionaria había sido “condenada por corrupción”, para continuar con menciones humillantes tales como que pese a las denuncias “Botnia” no contaminó sino que “resultó lo contrario: nosotros contaminamos más”; que íbamos a perder el turismo aunque desde aquí habíamos informado que en el fin de semana largo de octubre de este año habría habido “una ocupación plena”. Defiende la instalación de plantas de celulosa en Paraguay y también –nuevamente en ROU, lo que habría acarreado que nuestro país haya quedado “afuera de toda esta innovación”. Finalmente termina atribuyendo responsabilidad a un Gobierno central que se metería dónde no debe, como si la “Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú” –como punta de lanza de la justa oposición- fuese una misma cosa.
Los cuestionamientos efectuados solamente pueden provocar de parte de quienes combatimos la contaminación un profundo rechazo. Sin perjuicio de pedir un derecho a réplica a las autoridades del diario para quien Roa escribe, vale señalar que este periodista entrerriano (es nacido en Paraná) recibió hace ya casi diez años a una Delegación de la Asamblea en la sede de Clarín, dónde escuchó nuestras razones para repeler la instalación de la pastera al lado de Fray Bentos, sobre el río Uruguay, oportunidad donde luego de una hora de conversaciones admitió que no conocía todos los elementos que le aportamos y ninguno de los cuales supo refutar. Pese a las esperanzas de persuadir o al menos provocar una reflexión de su parte, el curso de los años demostró que, de manera dogmática y cargada de superchería, siguió con su prédica en contra de nuestra postura y siempre a favor que vinieran más inversiones.
Una vez más estamos en presencia de postura acérrimas y que precisamente pecan por lo que se reprocha: son absurdas y carecen de todo tipo de fundamentos que avalen una radicación que todavía no ha presentado un Estudio de impacto ambiental previo, tal como imponen las inversiones ambientales en cualquier normativa modera. Que omite –entre muchas otras vulnerabilidades que denota- que la CIJ de La Haya al dictar sentencia no haya resuelto que no la empresa no contaminaba sino que era apresurarse diciendo que a ese momento ya contaminaba. Vale repetirlo que cuando nos brindó la oportunidad de escucharnos admitió que “ignoraba” toda la información contraria a su convicción que se le suministró.
Menos aún reconoció que la obra se había realizado violando requisitos y principios fijados en el Estatuto del Río Uruguay suscripto entre Argentina y ROU en 1975 y que Botnia se ha resistido sistemáticamente a abrir sus instalaciones para efectuar los controles “in situ” que en se habían acordado entre los dos países signatarios. La existencia de desagües clandestinos construidos para ocultar el carácter contaminante de los efluentes jamás ha sido ponderado por quien defiende a ultranza los agravios que se cometen a la naturaleza que hemos decidido defender. Y por supuesto, nunca leyó la presentación de “Botnia” (UPM) en los lineamientos de su Proyecto, texto en el cual reconoció que la contaminación existiría aunque sería “mitigada”, según el verbo utilizado para respaldar su atropello ecológico.
Bastaría pedirle al periodista que se informe de lo que ha ocurrido y detectado recientemente en la localidad de Luis Guichón, Departamento Paysandú, donde los propios vecinos uruguayos –tal como lo han recogido los medios de comunicación- han alertado públicamente que “así no se puede vivir más”, ante los episodios de afectación que allí aparecieron en fecha reciente.
Lamentamos y condenamos las expresiones vertidas por este vocero. Insistiremos en la defensa del “ambiente sano” que tenemos derecho a defender, tal como corresponde.