Pueblos, una muerte lenta y dolorosa
Los pueblos "en crisis o riesgo de extinción" son los que tienen menos de 2.000 habitantes y cuya población disminuyó más del 10 por ciento entre un censo y otro, y según las últimas proyecciones unas 800 poblaciones de todo el país, están en esta situación.
Los investigadores sostienen que la merma comenzó en 1960 y se agudizó con los años, luego que el censo nacional de 1991 registró 430 pueblos "en crisis". En 2001 la cifra ascendió a 602, en tanto 128 poblaciones crecieron menos del 10 por ciento y 90 desaparecieron.
"La extinción de los pueblos favorece el éxodo a las grandes ciudades que no están preparadas para recibir a esta gente, que termina viviendo en forma muy precaria", afirmó a Télam Marcela Benítez, geógrafa y fundadora de la organización Recuperación social de poblados nacionales que desaparecen (Responde).
Benítez, que analizó esta problemática en el Conicet durante 10 años y visitó más de 100 pueblos en todo el país, indicó que la mayoría de los migrantes sólo tiene estudios básicos y se le hace muy difícil la inserción al mercado laboral.
"Las expectativas de mejorar la situación económica y la calidad de vida no siempre se cumplen, pero como el pueblo ofrece aún menos oportunidades de desarrollo que la ciudad, son pocos los que vuelven", afirmó.
Los técnicos de Responde advierten que la extinción de una comunidad no sólo repercute en las grandes ciudades, sino que afecta fuertemente a sus habitantes, que rompen sus vínculos familiares y pierden el patrimonio cultural, la historia y la identidad del lugar en el que nacieron.
"Hay pueblos que de un censo a otro se volvieron parajes de 300 ó 400 habitantes que tienen planes de irse", graficó el director del área de proyectos de la organización, Álvaro Zone, y aseveró que históricamente, el factor que más contribuyó a la extinción fue la suspensión del ferrocarril.
El cierre de emprendimientos de envergadura que concentraban el trabajo de la población, como las explotaciones mineras, la falta de ofertas educativas que superen la escuela básica y la ausencia de transporte público y carreteras para zanjar grandes distancias, también influyen a la hora de migrar. AIM
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