SERÁ EN EL MUSEO QUE LLEVA SU NOMBRE
Presentan por primera vez en Gualeguaychú “Un viaje al país de los matreros”, un clásico de Fray Mocho
Será en la casa que lleva el nombre del escritor entrerriano, en Gualeguaychú. Desde inicios de año, esta obra se ha presentado en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y en diversas localidades de la provincia.
Este viernes 25 de agosto, a las 16.30 horas, en la casa natal de Fray Mocho (Fray Mocho 135, Gualeguaychú) se presentará “Un viaje al país de los matreros”, un clásico de la literatura entrerriana y argentina, editado y publicado por primera vez en Entre Ríos. El autor de esta obra es el gualeguaychuense Fray Mocho.
La actividad es organizada por la Editorial de Entre Ríos –organismo dependiente de la Secretaría de Cultura de la provincia– y la Dirección de Cultura de Gualeguaychú.
Se encuadra en la semana en que se conmemoran 165 años del nacimiento y 120 años del fallecimiento de José Álvarez Escalada, más conocido y recordado como Fray Mocho.
Participarán de esta presentación Pamela De Battista, José Luis Pereyra y Claudio Lencina, quienes fueron galardonados con el premio Fray Mocho en diversos géneros y que también nacieron en Gualeguaychú. La propuesta busca compartir una tarde literaria y musical, con la presencia del guitarrista Rodrigo Iperi, en el patio del que fuera el hogar natal de Fray Mocho, por lo que se invita a las y los asistentes a llevar su equipo de mate, mientras que la organización se hará cargo del convite de bizcochos y facturas.
Recorrido de la publicación
Desde inicios de año, esta obra se ha presentado en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y en diversas localidades de la provincia.
El libro fue editado atendiendo a las necesidades del trabajo áulico, respetando la primera edición de 1897, pero señalando las singularidades de los cambios de la lengua y las notas al pie necesarias para realizar la reposición histórica. Todo tiende a facilitar y favorecer el trabajo en colegios y escuelas entrerrianas.
La importancia de “Un viaje al país de los matreros”
Con “Un viaje al país de los matreros”, Fray Mocho legó un libro ameno, recordado entre los iniciadores a fines del siglo como uno de los pilares de la literatura que introdujo el paisaje nativo en el arte argentino.
Se propuso Fray Mocho pintar la población heterogénea que vivía perdida entre los bañados y pajonales de las orillas del río Paraná, entrerrianos y santafesinos. En estas tierras bajas, escribía, “habitan los desheredados, los que recién llegan a la tierra de promisión donde no hay piquetes de seguridad ni comisarios, donde a nadie se pregunta su nombré ni la causa que lo trae al desierto ni cómo va a vivir o a morir». Esos son los «matreros», todos con cuentas con la justicia, cuyos torvos semblantes, costumbres, creencias supersticiosas, ocupaciones y hazañas, pinta Álvarez en breves croquis, diálogos y narraciones, poniéndolos en el marco de una naturaleza tan bravía como los hombres que la habitan. Su casa y su caballo es la canoa. El rifle, el complemento. El gaucho es allí cazador y pescador. Allí, al margen de toda vida civilizada, comenta el autor, los derechos individuales concluyen donde a cada uno se le concluyen las garras”.
La historia de Juan Yacaré, asesino sin entrañas, contada en el capítulo VIII, es típica de ese ambiente. Otra figura impresionante, ésta singular, en cuyos rasgos quizá el autor puso algún elemento de ficción, es Aguará, matrero audaz y temido, escapado a la vida civilizada, pero que vuelve a ella de cuando en cuando a gastarse en Buenos Aires, en parrandas, libros y perfumes, el dinero ganado vendiendo Diurnas y cueros (del capítulo XI al XVIII).
La historia de un autor único
Por lo menos pasaron cuatro desde aquel 23 de agosto de 1903, el día que murió Fray Mocho. Y que importante tiene que haber sido el paso de una persona por este mundo que, a más de un siglo de su partida, su legado, historia y recuerdo sigan vivos y vigentes.
Nació en Gualeguaychú el 26 de agosto de 1858, hijo de los uruguayos Dorina Escalada Baldez (hermana de Marcelino Escalada Baldez y nieta de Celedonio Escalada) y de Desiderio Álvarez Gadea. Estudió en el prestigioso Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, ciudad donde se inició como periodista. Hizo un primer viaje a la ciudad de Buenos Aires en 1876 y luego se mudó allí en 1879, cuando tenía 21 años. Era conocido por sus amigos como "Mocho”, y más tarde se agregó al seudónimo el título de “Fray”.
Sagaz, irónico, amante de las tertulias y las charlas prolongadas, chistoso y sumamente inteligente e ingenioso. Así lo describieron los que más lo conocieron.
“Dicen que lo de Mocho se lo acuñan su niñez porque tenía rulos y era un cabello difícil de peinar. Se le hacía una raya al medio y los bucles le quedaban a un costado. Entonces le empezaron a decir ‘Toro Mocho’. Y lo de Fray, de fraile, hay un cuento donde se relata la historia de una tía que soñaba con tener un sobrino fraile, pero el suyo era un vago. De hecho, Fray Mocho no era un tipo eclesiástico. Pero ese no fue el único seudónimo que tuvo, y cada uno tenía una pluma distinta”, explicó la diseñadora del Museo Casa Natal de Fray Mocho Natalia Derudi.
El 8 de octubre de 1898 apareció el primer número de la revista Caras y Caretas, y su fundador fue Fray Mocho. En realidad, esta publicación es oriunda de Uruguay, pero tal fue su éxito que se creó una versión argentina.
De esta manera, se inauguró en el país una línea editorial inédita hasta ese momento, una que nació para satirizar y ridiculizar a los políticos d4ele momento. Siempre buscó la excelencia formal y de contenido, y su impronta se marcaba en su tipográfica, la impresión para grabados y viñetas, la diagramación de sus páginas, y la lucidez de sus textos. Además, Caras y Caretas fue pionera en tratar a los autores como profesionales, porque fue la primera en pagar por las colaboraciones que recibía. Y todo esto fue orquestado, pensado, ideado y llevado adelante por Fray Mocho.