POR MARIANA FARFÁN
Por más mujeres trabajando en política "libremente, sin presiones, sin prejuicios"
El hecho de haber tenido que incorporar a la ley esta figura específica de violencia política, dice mucho de la masividad que ha tomado la agenda de género, la ampliación de sus debates y su extensión en todos los ámbitos de la sociedad y el Estado.
Por Mariana Farfán Opinión Pensemos que la 26.485 es del año 2009. En los 10 años transcurridos hasta la sanción de esta ley a la que buscamos adherir, muchos han sido los temas que hemos logrado mediante lucha colectiva y visibilización, incorporar en las preocupaciones de la sociedad. La representación política es un derecho humano y constitucional, sin embargo, nadie desconoce la predominancia masculina en estos ámbitos. Por eso estamos en esta instancia, porque a la igualdad formal del derecho no se le corresponde una igualdad sustancial cuando hablamos de género, por eso las discriminaciones positivas son necesarias, y tenemos en Entre Ríos un ejemplo paradigmático como lo es la Ley de Paridad Integral, sancionada el año pasado fruto de un trabajo multisectorial y multipartidario que nos enorgullece. Pero para lograr que estas medidas legislativas tengan un impacto real, el camino por recorrer es largo, ya que aquello que la ley garantiza es constantemente obstaculizado por violencias que no son fáciles de remover, porque son estructurales, parte de nuestra cultura patriarcal. La violencia política contra la mujer es un caso ejemplar; en el proyecto hemos presentado algunos datos que reflejan encuestas realizadas a nivel regional sobre los distintos tipos de violencia que han sufrido las mujeres encuestadas y los ámbitos donde han tenido lugar las mismas, pero aún sin ir a los números, todas las que militamos en política sabemos de esta realidad. Por ejemplo, cuando nos piden título o que acreditemos ciertos saberes para hablar de algunos temas, cosas que con un hombre nunca suceden, porque lo que opera detrás es que la mujer que está ocupando un lugar antinatural tiene que mostrar credenciales, ya que está jugando en territorio ajeno, que no le corresponde. Daremos los debates y luchas en todos los ámbitos que debamos darla, a un nivel legislativo pero también al interior de los partidos, de todos los espacios donde sea necesaria para que cualquier mujer que quiera participar en política lo pueda hacer libremente, sin presiones, sin prejuicios, sin correr desde atrás por ser su género. No hay roles naturales para la mujer, todas son construcciones culturales y producto de decisiones históricas, hoy las mujeres y disidencias decidimos participar, protagonizar, actuar, y no hay punto de retorno posible ante esta demanda de igualdad real. *Diputada provincial del Frente Creer
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