EL ARTILLERO DEL CAMPEONATO
Pablo Angelini resurgió de un largo retiro y hoy no se cansa de hacer goles
Estuvo alejado del fútbol por nueve años, un entrenador de la Liga Departamental lo invitó a sumarse a su equipo y en la actualidad es el máximo artillero del Torneo Apertura de Primera A.
Pablo Angelini es sinónimo de superación, perseverancia, disciplina y compromiso. Más allá de su talento innato y sus virtudes dentro del área, esas cuatro características describen su gran presente deportivo a los 38 años y después de una extensa inactividad.
El delantero Independiente esta con la flecha para arriba y es el goleador del campeonato con ocho gritos en 12 fechas. Este sábado anotó un tanto en la victoria de su equipo ante Defensores del Oeste 2-1.
Angelini se destacó desde sus inicios en Sarmiento, club de sus amores. Sus cualidades como delantero de área, sumado a su olfato goleador, le permitieron tener una prueba en Chacarita, la cual superó y estuvo en el Funebrero de San Martín desde Séptima hasta Cuarta División, donde hizo lo que mejor sabe hacer: meter la pelota en el arco contrario.
Le convirtió goles a grandes como Boca, River y San Lorenzo y su nombre aparecía en la tabla de goleadores de las divisiones inferiores. Pero el desarraigo de su familia y de Gualeguaychú, lo hicieron tomar la decisión de volverse y sumarse nuevamente a las filas de La Tromba.
Rápidamente fue promovido al plantel de Primera División, con 17 o 18 años. No le costó la adaptación de jugar con los grandes y en un cuadrangular que se realizó en Juventud Unida, le convirtió tres goles al equipo local y otros tres a Central Entrerriano, los equipos más competitivos del fútbol local en aquellos años.
En el evento estuvieron presentes representantes que buscaban jóvenes talentos y la actuación descollante de Angelini llamó la atención de esos emisarios. En 2004, sin escalas, saltó de Gualeguaychú a Ecuador, para jugar en Aucas, que militaba en la Primera División de aquel país.
Allí estuvo seis meses, fue dirigido por Luis Fernando Suárez, entrenador que luego clasificaría al seleccionado ecuatoriano a un Mundial, y tuvo de compañero a Agustín Delgado, gloria de la Selección tricolor.
Desafortunadamente, no hubo acuerdo entre su representante y el club Aucas y Angelini armó las valijas para volverse a Argentina.
Desembarcó en Villa Dálmine de la Primera C, donde se consolidó como centrodelantero, hizo goles importantes en el equipo de Campana, pero al tercer año decidió ponerle una pausa a su carrera como futbolista, por razones similares a la salida de Chacarita.
Pablo Angelini decidió ir a estudiar la carrera de martillero público (su profesión actual, donde le va muy bien) a Paraná y colgar los botines, aunque un par de años después los desempolvó, ya que Central Entrerriano lo invitó a sumarse a sus filas.
El Rojinegro, el más ganador del fútbol local, había descendido a la Divisional B y tenía la misión de volver rápidamente a la A. Central ganó los dos torneos anuales del ascenso y Angelini se destacó como goleador.
Sin embargo, no quiso jugar al año siguiente en Primera A y se volvió a alejar del fútbol, esta vez por un tiempo más prologando. Recién en 2023, Gustavo Bettendorff, entrenador de Independiente, lo vio jugar en un torneo informal en Neptunia y le preguntó si se animaba a incorporarse al plantel que dirigía.
A principios del año pasado, concretó su vuelta al fútbol y, más allá de sufrir algunas lesiones que lo alejaron por períodos cortos de las canchas, fue pieza clave en el ascenso del CAI a la Primera A de la Liga local.
Y, este año, en la máxima categoría es uno de los pocos referentes que quedó del año pasado y se transformó en el jugador más determinante del equipo rojo, que gracias a sus goles se escapa de la zona de descenso.
En una entrevista exclusiva con Ahora ElDía, Pablo Angelini habló de su gran cómo inesperado presente con la camiseta de Independiente en el fútbol departamental. “Me siento feliz y hasta un poco sorprendido por cómo se vienen dando los resultados. Lo tomo con cierta sorpresa, pero a la vez pienso en el sacrificio de entrenar todos los días, del cuidado y la perseverancia y entiendo que el resultado va acompañado del esfuerzo que uno realiza”, expresó en sus primeras declaraciones a este medio.
Sobre cómo fue readaptarse a este fútbol, luego de estar alejado durante casi una década, el goleador contó: “Me sumé el año pasado gracias a la invitación de Gustavo (Bettendorff). Al principio sufrí algunas lesiones que me hicieron dudar de si hacía lo correcto, pero tuve el acompañamiento de mi familia y del equipo para continuar. Este año también tuve muchas dudas respecto de lo mismo: edad, nivel de competencia, ritmo y velocidad. Por suerte conté con la confianza del entrenador, primero, y de mis compañeros para que lo intentara una vez más”.
“Sufrí algunas lesiones que me hicieron dudar de si hacía lo correcto, pero tuve el apoyo de mi familia y del equipo para continuar”.
Asimismo, el jugador sensación del fútbol domestico indicó que dudó en aceptar el desafío que le propuso ‘Chala’ Bettendorff de sumarse al CAI. “Por como lo vivo no fue una decisión fácil, porque a medias no lo iba a hacer y siempre digo que para pasar vergüenza me quedo en mi casa o en la oficina con el aire acondicionado prendido y no haría el esfuerzo que realizó todos los días”, enfatizó.
“Sabía que se venían sacrificios y responsabilidades sábados o domingos, que no iba a estar con mi familia, sino estar enfocado en lo que en este caso es esta actividad”, agregó.
Pablo Angelini disfruta de su gran presente, pero reconoció que el año pasado no la pasó bien. “Fue difícil porque no le encontraba la vuelta. Sentía que hacía lo correcto, pero entrenaba doble turno y seguramente creía que por una cuestión de edad el cuerpo necesitaba descansar, entonces lo sobre exigí y es por eso que por ahí sufrí algunas contracturas con posteriores desgarros.
Lo que no quería era dar ventaja o regalar nada y me costó entender que tenía que darle descanso al cuerpo. Este año lo habló con el deté de que necesito por lo menos 48 horas para recuperarme y bajar las cargas para llegar bien al fin de semana”.
Angelini resalta que su gran presente con el arco antagónico, se debe en parte a que el equipo juega para él. “Principalmente creo que hay un entendimiento del juego, de que por mis características de 9 de área se me asiste, porque la realidad es que si no tuviera los centros o que mis compañeros me busquen con pases cortos o al área, sería imposible. También, me siento muy bien en lo anímico y tengo la sensación de que la pelota que me queda, va a entrar, y si no se da, siempre pienso que en la próxima será. Me siento como un optimista del gol”.
“Me siento muy bien en lo anímico y tengo la sensación de que la pelota que me queda, va a entrar, y si no se da, siempre pienso que en la próxima será”.
En el cierre, el inoxidable goleador destacó que la experiencia le permitió encontrar, “la tranquilidad y cierta templanza en el momento de la definición o hacer el juego que siempre hace el 9: pivotear y asociarme, que es lo que a siempre me gustó hacer y en contrapartida creo que perdí velocidad y cierta explosividad en ir a buscar la pelota y en la marca misma, porque haciendo ese desgaste se me agota la batería rápido. Pero me siento mucho más tranquilo dentro del área y a la hora de definir. Es algo que lo disfruto más y eso explica el gran presente que me toca vivir”.