OBAMA Y SU REFORMA EN LA SALUD
Estados Unidos cuenta con factores para tener el mejor sistema de salud: el potencial de sus recursos, prestigiosas universidades, con sus investigaciones. Importantes empresas y laboratorios privados que también investigan, a veces junto con aquellas, mediante convenios. Fruto de ese contexto es la cantidad de Premios Nobel que en Medicina y Química registra ese país. Los avances tecnológicos de los últimos años volcados a la bioingeniería, robótica quirúrgica, láser, biología molecular, genética etc., le otorgan una ventaja incontrastable.PERO...Sin embargo, distan de tener el mejor sistema de salud; el suyo tiene graves falencias y no nos es fácil a los argentinos -aunque somos expertos en contradicciones- entender los motivos. Salgamos del ámbito de la salud, para ir a uno más general. Quien esto escribe, siendo estudiante, en 1969 recorrió ese país. Una de las diferencias advertidas: en algunos aspectos eran menos solidarios que nosotros. Por ejemplo, no era sencillo que alguien pudiera vivir sin trabajar o mantenido por la familia, como acá. Tiene su sanción social y no lo ayudan. Desde muy jóvenes priorizan el trabajo y esfuerzo personal, aunque también el aporte a la cosa común a través de los impuestos, que los tax payer´s pagan con regularidad y menosprecian a quienes no lo hacen (free loaders). No podríamos rotularlos como enteramente individualistas, por cuanto participan como voluntarios en una densa red de organizaciones de bien común, que suele incluir importantes donaciones. Esto ya había sorprendido a Alexis de Tocqueville, un noble francés que desde 1831 anduvo por allá. Pero el rechazo a quienes socialmente no aportan existió desde el origen, por su formación y ética protestante.Otra cosa que nos llamaba la atención era la discriminación, no sólo a los negros, sino a otras minorías, como p. ej., la hispana. Algo han cambiado: hoy tienen un presidente negro, aunque a lo otro lo conservan intacto.DIFERENCIASVolviendo a la salud, la primera diferencia que surge es que allá no existe el hospital público como el nuestro, red de contención de los excluidos. Tampoco las obras sociales sindicales; la mayor parte de los habitantes está cubierta por una red privada de seguros de salud. Los costos de la atención médica son altos y sólo muy pocos podrían vivir tranquilos sin su seguro. Para ello, las patronales descuentan a sus empleados el porcentual respectivo y lo transfieren a su aseguradora. Cada patronal es libre de contratar y de cambiar su aseguradora de salud, por lo que la opción del empleado es restringida; sólo puede optar entre distintos niveles de planes, tal como lo relató a Zona Neutral el Dr. Roberto Larrivey, médico radicado allá. ¿Qué ocurre con quienes no están empleados? Los mayores de 65 años están cubiertos por el Medicare, un programa nacional administrado por el gobierno -parecido al PAMI- que les proporciona un servicio razonable, aunque de nivel standard. Por su parte, los menores, los mayores discapacitados o personas de muy bajos ingresos, son atendidos por medio de Schip y Medicaid, sistemas de cobertura a cargo del gobierno federal.LA REFORMA DE OBAMA.El problema que quiere solucionar Obama, es el amplio sector de habitantes que por distintos motivos no pueden acceder a estos sistemas y carecen de cobertura médica. Hay algunas organizaciones privadas -Health Professional Organizations- sin fines de lucro, que reinvierten los aranceles en el propio establecimiento; pero los cobran. También existen otras organizaciones de salud gratuitas -parte de la red comunitaria antedicha- que sólo realizan atención médica primaria o servicios limitados, equivalentes a nuestros centros barriales.Lo grave es que el universo de excluidos alcanza a 47 millones de personas, o sea, superior al total de nuestros habitantes. Obama -fue una promesa de campaña- propone un seguro federal subsidiado para los que no puedan acceder a otro sistema, de modo que nadie quede sin protección. Tiene su motivación: es el primer presidente que proviene de aquel sector y durante largos años de trabajo social en Chicago, se involucró en sus ese problema.No instituye para ellos hospitales públicos pero les permite acceder a servicios de nivel equivalente al de los empleados del Congreso. Su costo deberá ser solventado en su mayor parte por el gobierno federal, incrementando el porcentual del impuesto a la riqueza. Prevé un sistema de intercambio de seguros (National Health Insurance Exchange) que posibilite cambiar de empleo sin arriesgar la cobertura. El proyecto contiene una serie de requisitos y estándares de calidad para quienes atiendan el nuevo sistema. Fija límites a la no admisión por causas preexistentes para las aseguradoras actuales -a las que auditarán a través de los efectores- y obliga a contribuir con el sistema, a los empleadores que no ofrezcan seguros razonables a su personal. RESISTENCIA AL CAMBIO.Volviendo al comienzo, talvez podamos empezar a entender. Por las características de esa sociedad, muchos rehúsan aceptar un sistema universal que permita p. ej., a quien no es afecto al trabajo, acceder gratis al servicio, con el dinero de sus impuestos. A ello se suman los intereses de las aseguradoras, reacias a mayores controles o intervencionismo. Cuentan con apoyo de los legisladores republicanos, muy bien atendidos por las aseguradoras, tanto en su salud como en el costo de sus campañas. O sea, un frente común de rechazo al proyecto, al que consideran una intromisión del Estado. En intentos similares fracasaron los Presidentes Teodoro Roosvelt, Harry Truman y Bill Clinton.Y NOSOTROS?Los argentinos venimos de la tradición española y católica, más solidaria. Aún cuando no era estatal en su origen, nuestro Hospital Centenario, fundado en 1913 por la Sociedad de Beneficencia, era público y estaba orientado a los pobres. Muchas cosas han cambiado y esa solidaridad se ha diluido un poco: nuestras prepagas persiguen su utilidad, pero algunas obras sociales prestan malos servicios, que suelen cortarse, mientras los sindicatos más poderosos se alzan con millones para sus cajas o las de sus dirigentes y repelen políticamente los controles. Casi el mismo afán de lucro que el de las aseguradoras de los yankis. Quienes a la vez, no deben entender cómo acá interfiere tanto la política partidista en la salud pública. Como se ve, ellos tienen mucho por solucionar; nosotros también.Hasta el domingo. Si Dios quiere.
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