Modos de reactivar la economía
En un análisis simplista cabe expresar que la economía se puede reactivar por dos frentes no necesariamente excluyentes. Por el lado de la oferta o por el lado de la demanda; esto es, incentivando la inversión o estimulando el consumo.Cr. Luis Alberto DalcolLa conducción anterior optó por alentar la demanda agregada con emisión monetaria superior a la creación de bienes. Ese mayor circulante, generó inflación e indujo al desprendimiento de dinero y a la compra de bienes. Se dirigió directamente al consumo. La vía de la inflación con capacidad productiva ociosa es de reacción inmediata y visible, pero no es sustentable en el tiempo. Cuando se agota la capacidad por falta de inversión la economía entra en crisis y quedan los efectos de la inflación que aleja el acceso a los bienes.CAMBIO DE RUMBOSPara reavivar la actividad económica, la nueva administración ha elegido el camino de seducir a la inversión. Apostar a la inversión es más legítimo, pero no a cualquier inversión. No toda inversión resulta de beneficio. La inversión financiera - golondrina - no es el aporte que favorece. Es volátil. De igual forma no es recomendable la dirigida a la etapa terminal de la comercialización, pues al captar al consumidor se ejerce un dominio desaconsejable en la economía que afecta a la producción.Nuestro país requiere de inversión en activos fijos y en sectores estratégicos de infraestructura. Por ejemplo, para cambiar la matriz energética por fuentes renovables. Pensar en sustituir la energía atómica, que después de los accidentes de Rusia y Japón está en retirada por cuestiones de contaminación y por el alto costo del tratamiento de los residuos finales. Invertir en elevar la capacidad de producción - en bienes durables y finales - para exportar y consumir; preferentemente de mano de obra intensiva. Esta pretensión no es fácil de conseguir. La inversión que demanda puestos de trabajo emigra a los países asiáticos pues ofrecen costos laborales difíciles de competir.NUESTRAS POSIBILIDADESLos recursos humanos que ofrece nuestro país, que apetece y reconoce la inversión externa, está identificada en la mano de obra calificada, creativa; aunque es bien remunerada, participa en emprendimientos que no demandan muchas plazas de trabajo. El inversor no tiene fines altruistas ni miras de benefactor, busca su negocio, su rendimiento. La cuestión es compatibilizar ese interés particular del empresario con los objetivos que requiere nuestra sociedad en obras y en mejoras a su entramado social con la ocupación laboral. Se puede direccionar como hicieran los chinos al facilitar las inversiones externas que comprometan exportar más de la mitad de su producción. Por otra parte nuestro país debe proveer normas estables que conquisten la confianza del inversor.UN NUEVO DESAFIOTransitamos un brete complejo de elevado déficit con alta presión fiscal. El gobierno recurre al endeudamiento y sale con decisión a ofrecer el país como un espacio abierto a las inversiones. El camino de la inversión es más genuino que el del consumo, pero también es más arduo y más pausado. Necesitará de un orden, de una planificación que hasta ahora no se aprecia. Es un desafío de resultado incierto que requerirá de una visión sabia - conductora del proceso - sin desvíos al objetivo de progreso generalizado y de movilidad social en beneficio del bienestar de todos los argentinos.
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