HISTORIA DE UN CONJUNTO DE PASIONES
Martín Irigoyen, una vida marcada por Marí Marí, la música y los colores rojo y negro
El director detrás de Toque de Samba hace años que compone los ritmos de La Aplanadora. En cada noche del Carnaval del País despliega todo el talento suyo y de los músicos que lo acompañan para hacer bailar a todos en las tribunas. Sin embargo, detrás existe una historia que marcó a fuego su figura con varios de los episodios y personajes más paradigmáticos de la gran fiesta de Gualeguaychú.
Es imposible hablar sobre la vida e historia de Martín Irigoyen sin mencionar, referenciar y hacer alusión a Marí Marí y al Club Central Entrerriano. Su vida transitó siempre pintada de rojo y negro, su pasión siempre estuvo dirigida al club de sus amores, incluso cuando por antonomasia decidía alejarse o tomar su espacio del mundo carnavalero.
La suya es una historia que podría decirse, al mismo tiempo, que es heredada, y que sus pasiones tienen tres nombres propios: su mamá Nelita Bermúdez, su papá Betucho Irigoyen y su hermano del corazón José Luis Gestro. Cada uno, a su manera, le marcó el camino que transitó con el correr de los años, al punto tal que hoy nadie piensa más que en Toque de Samba, su banda, cuando escucha alguna canción que mencione a Marí Marí.
“Tuve una relación bastante cercana con José Luis. Para mi mamá era un hijo del corazón. La relación entre ellos empezó cuando yo era chico. Al principio no la entendía, sobre todo por la diferencia de edad que tenían. Se pasaban la noche hablando porque hablaban el mismo idioma y se pegaban unos viajes artísticos bárbaros. Encontró en mi familia un espacio de contención”, recordó Martín la figura de Gestro, uno de los grandes genios del carnaval que con su visión e impronta visibilizó antes que nadie lo que hoy en día es el Carnaval del País.
Nació y se crió a una cuadra de Central. Cuando el club estaba cerrado saltaba la reja y se ponía a tirar al aro. Practicó todos los deportes que la institución puso en marcha, pero una de sus grandes pasiones la encontró en el campo: los caballos y el polo, que practico como semiprofesional. Y este arraigo tan fuerte con la familia rojinegra tuvo un capítulo trascendental cuando a fines de los ’70 y principio de los ’80 el club fue a buscar a su madre, Nelita, para conformar lo que luego sería Marí Marí.
“Tenía 14 años. Viví muy intensamente el nacimiento de Marí Marí. De golpe, de la nada, mi casa pasó a ser la sede la comparsa. Mi mamá había visto en Concepción del Uruguay a las comparsas de Corrientes desfilar alrededor de la plaza. Lo cierto es que mamá tiene una característica muy particular. Es autodidacta en lo que respecta al arte y muy habilidosa. Además, tiene la autoestima altísima y a boca grande. Cuando vio eso dijo: ‘Cuando ustedes quieran les hago una mejor que esto que acabamos de ver’”, contó con entusiasmo sobre su madre.
“El primer año presentó una carrosa porque no tenía tiempo, y de esa manera entró Central a formar parte de esos 10 clubes que conformaron la famosa Comisión de Carnaval. Pero ahí no era Mari Marí todavía, porque era una carrosa representando al Club Central Entrerriano. Sin embargo, cuando terminó ese carnaval al otro día a las 7 de la mañana le estaban tocando timbre a mi mamá para que arme la comparsa para el próximo verano. Fue tan mágico eso que pasó, porque lo viví muy intensamente cuando me tomaron la casa por asalto. De golpe arrancaron siendo dos, tres, cuatro personas y de golpe ya no tenía lugar en mi casa para estar. Era muy lindo por un lado, pero para un adolescente era muy invasivo”, reflexionó Irigoyen.
Esta invasión hizo que muchas veces tuviera que dormir en casa de amigos porque hasta su habitación había sido tomada por la comparsa, y por más que tanto él como su hermano le insistieron que llevara todo a otro lado, Marí Marí siguió viviendo en su casa por un buen tiempo. Esto hizo que durante varios años se alejara de todo lo relativo a lo operativo de Marí Marí. Si continuó firme en él los colores de la comparsa, a la cual jamás dejó de alentar.
“Mari Marí fue la que marcó el rumbo de lo que es el carnaval hoy en día. La estética de este carnaval. No fue la que arrancó el carnaval, fue la que cambió la estética o marcó el rumbo de esta estética ligada al instrumento de percusión, a la batucada, a la canción”, evaluó.
Su pasión por la música y los ritmos brasileños
Es en su costado musical donde cobra mayor importancia la figura de su padre, Betucho. Médico veterinario de profesión y músico aficionado, en su hogar jamás faltaron instrumentos y momentos lúdicos, sobre todo cuando su padre, religiosamente, al llegar de trabajar, se sentaba en el piano y tocaba sin parar ritmos brasileños y de jazz. “Se sentaba en ese piano y nosotros jugábamos y escuchábamos esa música de fondo”, rememoró en una charla con Ahora ElDía.
Gracias a esa herencia musical inculcada por su padre, Martín comenzó a estudiar guitarra y, al mismo tiempo, a sumergirse en la música brasileña, algo que desde siempre tocó en él una fibra sensible. Sin embargo, para llegar al presente donde es el director de Toque de Samba, Irigoyen debió recorrer un camino y esperar a recibir esa señal, que llegó a mediados de los ’90, cuando conoció el Carnaval de Río de Janeiro.
“Eso me pegó fuerte. Me apasionó ese espectáculo tan imponente, la onda y esa alegría que irradian. Y también se me volvió a despertar la cuestión musical”, sostuvo al respecto sobre cómo comenzaron a mezclarse dentro suyo el universo carnavalero, el musical y el rojinegro.
De nuevo, las tres figuras que lo marcaron se conjugaron en un hecho trascendental en su vida: la muerte de su amigo José Luis Gestro en el año 2000. Por pedido de su mamá, compuso una canción en su honor, que se presentó en la previa del Carnaval del País 2001, donde la Casa Rosada fue decorada con una gigantografía del genio del carnaval. Fue una canción, como no podía ser de otra manera, con ritmos brasileños, tal y cómo había aprendido a amar mientras su padre tocaba el piano luego de volver de trabajar. Fue entonces cuando comienza su historia musical con el Carnaval del País.
“Por ese entonces, la banda de Mari Marí era La Mezcla, de Osvaldito y Robert Russel y Titi Pauletti. Eran los tres que capitaneaban esa banda. En 2006 La Mezcla se desarma y Titi arma una banda nueva y nos convoca a nosotros como Toque de Samba. Éramos percusión y un cavaquinho, un instrumento típico brasileño. Fue la primera vez que una banda salía con un grupo de percusión en vez de un baterista. Hasta ese momento las bandas eran de siete u ocho miembros, pero ese año fuimos 22 o 23 personas; un cambio notorio en el estilo musical”, relató.
“Salimos en 2006 y ganamos. Y ahí me apasioné porque se me juntó todo: el amor por Marí Marí, el amor por Central, el amor por la música, y lo más importante es que se juntó también el tipo de música, porque a mí me embaló esto último. No era tocar en el carnaval, sino tocar ese tipo de música con ritmos brasileños. Siempre hablaba con José Luis, que le encantaba este tipo de música, pero que nunca se había animado a meterla en el Carnaval. Decía que la ciudad no estaba preparada para este tipo de música. Qué loco que fueron los procesos creativos que la visión de José Luis se terminó aplicando 20 años después. Él no tuvo el gusto de poder disfrutar esto de ahora, pero el tipo ya la veía. Los músicos teníamos que pasar un proceso y aprender y probar. Acá es como que encontramos el propio estilo”, explicó sobre cómo la música del Carnaval hoy en día es lo que es.
De esta manera, la historia de Martín Irigoyen no puede escapar a la pasión por la música que lleva de manera inevitable en su ADN, pero tampoco puede dividirse y quedar de lado de la historia de Marí Marí y el amor por Central Entrerriano. Tres mundos, tres universos y tres pasiones que en este Carnaval del País 2025 dan vida a los ritmos, cortes y arreglos de Toque de Samba.