LA COPA GUALEGUAYCHÚ LLEVARÁ SU NOMBRE
Mario Raffart, el implacable goleador gualeguaychuense que es ídolo en Ecuador
Mario Enrique Raffart es uno de los íconos del fútbol de Gualeguaychú. Surgido de Black River, llegó a Atlanta con solamente 18 años y luego tuvo un resonante paso por Ecuador, donde marcó un record que todavía no se ha podido quebrar: 111 goles en la Universidad Católica de Quito, donde es el máximo ídolo.
Por Daniel Serorena ([email protected])
Radicado desde hace varios años en la ciudad, disfrutando de los partidos con los veteranos los martes y sábado y mirando mucho fútbol por televisión, Mario recibió en su casa a Ahora ElDia y recorrió su carrera, sus grandes momentos y su actualidad.
“El fútbol siempre lo consideré una parte de mi vida, de chiquitos jugábamos con mi hermano, mis primos y mis amigos en el barrio de Black River, que fue el club donde empezamos a jugar cuando teníamos 6 o 7 años. Poco a poco fuimos subiendo de categoría y nos tocó a muchos debutar en Primera siendo muy jóvenes”, dijo Raffart.
Sobre esa llegada prematura a Primera, explicó que “hubo una camada buenísima de jugadores de Black River, que fueron campeones y marcaron una época. Jugaba Licho Ríos, Alfredo Raffart, Bartolo y Pedro Acosta, todos jugadorazos que marcaron una época y dejaron de jugar todos juntos. Entonces nos subieron a muchos gurises con 14 o 15 años a Primera, recuerdo que subimos juntos con Domingo Dorrego, otro jugadorazo”.
A los 16 años, cuando todavía tenía mucho camino por recorrer en la Primera de Black River, Mario recibió una chance de probarse en Atlanta y no lo dudó. “Fue algo muy raro, hubo dos dirigentes de Black River que hablaron con mi papá para pedir autorización, yo tenía 16 años apenas. Siempre tuve la ilusión de ser jugador profesional, pero cuando llegó la oportunidad la aproveché, me fue bien, tuve la oportunidad de conocer a Pocho Bettinotti, que fue un ídolo del club, que siendo director técnico me colocó en Quinta División”, rememoró.
“Tuve un lógico proceso de adaptación, extrañé mucho, porque no dejaba de ser un chico de 18 años y no existían las formas de comunicación de hoy que hace todo mucho más fácil. Pero siempre tuve la ilusión de convertirme en profesional, afortunadamente tuve la chance de debutar en Primera con solamente 18 años. Fue todo muy rápido, jugué 33 partidos en Primera, no siempre como titular, estaba Rubén Cano que luego fue al Atlético Madrid y llegó a jugar un Mundial para España. Pero pude hacer algunos goles y a raíz de ese buen rendimiento llegó la oportunidad de ir a préstamo a la Universidad Católica de Quito por cuatro meses. Después volví a Atlanta porque me tocó el Servicio Militar, que afortunadamente lo hice en Buenos Aires porque Atlanta pidió para que estuviera ahí”.
Ídolo en Ecuador
El destino de Mario Raffart tenía nombre: Ecuador. La Universidad Católica de Quito para ser más precisos, donde fue ídolo absoluto, jugando Copa Libertadores, ganando campeonatos y marcando un record que todavía nadie pudo igualar, 111 goles con la camiseta de la UC.
“En esa época el fútbol de Ecuador no tenía el profesionalismo que tiene en estos momentos, que ha sacado grandísimos jugadores, ha disputado Mundiales. En esa época el jugador extranjero hacía diferencia porque veníamos con una concepción diferente. En la Universidad Católica me fue muy bien, pude convertir muchos goles, conseguimos cosas importantes, jugamos Copa Libertadores, cuando en esa época era muy difícil clasificar. Fueron años muy buenos, donde me gané el cariño de la gente del club, que todavía hoy me reconoce a la distancia”, señaló Mario.
La evolución del fútbol ecuatoriano fue importante gracias a la llegada de jugadores como Raffart. “Éramos algunos argentinos, colombianos, uruguayos, todos de buen nivel, los que llegamos al fútbol de Ecuador y fuimos los que marcamos otra forma de encarar el profesionalismo. La Universidad Católica es un club muy grande, los curas tenían un vínculo muy fuerte con la Universidad y los privados hacían un esfuerzo económico muy grande. Y se invertía mucho dinero en el fútbol, cosa que actualmente no ocurre porque la Iglesia dio un paso al costado y quedaron los privados”, reflejó.
Pese a que la rompió jugando en Ecuador, Mario no tuvo la chance de jugar en otro país ni de volver a la Argentina a un equipo grande. “No estaba tan mediatizado como ahora, donde algún jugador tiene una buena temporada y enseguida lo venden afuera, hay otros mercados grandes. En esa época México no había explotado como ahora, en Brasil eran muy pocos los argentinos que pudieron trascender y cuando entendí que mi carrera estaba para finalizar, con algunas lesiones, elegí volver a Gualeguaychú. No tuve demasiadas ofertas, acá jugué en Juventud y en Defensores, pero ya estaba lesionado y entendí que era momento de colgar los botines y disfrutar de la vida”.
El fútbol de Gualeguaychú, quizá más tarde de lo esperado, decidió brindarle el homenaje que Mario se merecía, instituyendo su nombre a la Copa Gualeguaychú que arrancará la semana que viene. “Fue una sorpresa cuando me llamaron y una alegría enorme. Que en mi ciudad me reconozcan por mi carrera era algo que no esperaba, porque desde que volví a Gualeguaychú, siempre fui un ciudadano más, mi vida pasa por disfrutar de mis hijos y mis nietos y de compartir buenos momentos con los veteranos. Nos juntamos todos los martes y sábados, jugamos al fútbol y compartimos anécdotas, buenos momentos y recuerdos. Hemos tenido la chance de jugar torneos y encuentros en todo el país y reencontrarnos con viejos amigos. Así que estoy muy agradecido que se hayan acordado de mí”, dijo emocionado.
El recuerdo de Cachirulo
Mario recordó con cariño a otro gran ídolo del fútbol de la ciudad, como lo fue Ernesto “Cachirulo” Álvarez. “Siempre tuve un gran aprecio por él, nos cruzamos algunas veces cuando yo estaba en Atlanta y Cachirulo en Estudiantes. Me dio una gran sorpresa cuando fuimos a jugar Copa Libertadores a Cali contra el América, estaba en el hotel y me llamaron de conserjería diciéndome que había un señor que preguntaba por mí. Bajé y estaba Cachirulo que era ídolo en el Deportivo Cali. Siempre tuve un gran afecto por él, fue un grande en todo sentido”.