OPINIÓN
Maradona, el genio del fútbol que fue usado para tapar el ajuste económico más grande de la historia universal
En un mundo de noticias falsas, donde se desinforma, se distrae, se relativiza absolutamente todo, el legado de Maradona se antepone como una verdad irrefutable, desde lo futbolístico, lo político y desde el vínculo de amor con el pueblo.
Por Hernán Ayala
Ex Jugador de fútbol, abogado y Ex Concejal del PJ
La omisión intencionada del vocero Manuel Adorni, un funcionario que vive de la nuestra y nos cuesta más de 60 millones de pesos por año, trabaja dos horas por día de lunes a viernes, ningunea a Diego Maradona y con ello al pueblo. Sensibilidad, entre otras armas, es lo que le falta al Gobierno. Por el contrario, Diego sabía más que nadie lo que duele el hambre en una familia de la villa y las 14 horas diarias que laburaba Don Diego para que no les falte la comida.
Juan Román Riquelme, hace tiempo, cuando le hablaron de Maradona, enseñó desde un saber ético y moral de barrio, el principio jurídico de bilateralidad y principio de derecho de defensa de las personas al decir que “no hay que hablar de alguien que no está, porque no se puede defender”.
Acto seguido, dijo con mayor carga emocional: “Yo no era amigo de Maradona pero sin duda que fue lo más grande que vi en una cancha, todos queríamos ser Maradona”.
Y por último, con una clara carga política, agregó que “Maradona es la persona con más poder en este país sin duda, porque eso es tener poder que la gente te amé”.
Es preciso citar a Riquelme para dar un encuadre de respeto a lo sucedido hace días en el “Día de los Zurdos”, un día sin mayor importancia, hasta que se omitió nombrar a Maradona, por ser peronista, antimacrista y de seguro estaría diametralmente opuesto al presidente Javier Milei y sus políticas.
No es necesario hablar de Adorni, las funciones políticas pasan. El amor del pueblo no se agota.
Mi experiencia en la pensión de Boca
Puedo hablar de Diego porque lo conocí allá por 1997 en Casa Amarilla, la pensión de Boca. Junto a Hernán Collazo tuvimos la suerte de ir a jugar en Boca cuando Maradona era parte del plantel. Llegamos cargados de esperanzas y empezando a concretar un gran sueño y como un gran plus, nos encontramos al Diego.
Además fuimos alcanza pelotas y compartimos la cancha con él y pudimos ver de cerca el respeto que los rivales le tenían, aun sin jugar al nivel del Mundial 86. Era un respeto que bordeaba con el miedo.
“La 12” siempre lo recibió como lo que fue: un genio. Siempre lo mimó a pesar de que en esa instancia los resultados no acompañaron.
Lo vi trabajar más que nadie para dar lo mejor en la cancha, ver los entrenamientos de él siempre fue un insumo deportivo para poder superarme y, sin dudas, lo era para todos mis compañeros. Tener tan cerca a Maradona fue realmente increíble.
Jugar en Boca, fue una gran experiencia de vida, vivir allí 4 años, conocer además de Maradona a Claudio Caniggia , Juan Román Riquelme, Martín Palermo, los mellizos Guillermo y Gustavo Barros Schelotto, Walter Samuel y un montón de compañeros más que pudieron debutar en primera.
Pude crecer como persona, aprender a convivir con más 100 jóvenes que estaban la misma que yo. Valores como el respeto, la disciplina, el buen trato y la lealtad eran innegociables en la pensión.
Hablar mal de Maradona en ese ámbito –y en cualquier otro– era impensado, siempre fue la inspiración de los jóvenes que dejaban a sus familias para poder llegar a primera en un club de Buenos Aires.
Llegar a primera es difícil, deben conjugarse muchas cuestiones para poder ser exitoso en el futbol argentino. En la pensión lo sabíamos y cuando nos tocó volvernos lo hicimos con el mayor de los orgullos y con agradecimiento.
Inspiración
Ser la inspiración más grande que nos dejó el futbol hasta hoy, ser inspirador de niños y niñas en la práctica de un deporte, creer en los sueños, desear superarnos, es mucho más que una copa. Esto es lo que sucede también con Lionel Messi.
Diego, a pesar del acoso mediático que sufría, siempre fue muy cordial conmigo a través de conversaciones amenas propuestas por él (para mí era increíble) mientras entrenaba para volver a la Primera de Boca, en lo que sería su último regreso.
Nunca nos vamos a olvidar de esa experiencia, jamás vamos a olvidar lo que Diego dio a todos los argentinos.
Hay tantas evocaciones de gloria como admiradores y fanáticos del Diego. Asi también hay quienes lo consideran "un negro del conurbano". Pero ese “negro” fue el que sostuvo anímicamente por varias décadas a un pueblo que sufría, como hoy, hambre, frustración y desasosiego.
Ser “negro” en nuestro país es un estigma doloroso, y el catalogo nefasto va desde ser “negro de piel, el alma y de mierda”. Esa discriminación todavía no la podemos superar como sociedad y menos con políticos que hacen de ella una práctica diaria.
Diego trabajó mucho para lograr ser el redentor de sueños imposibles. Siempre desafió al poder injusto. No obedeció el mandato de la especulación y los negocios. No se ahorró nada del arte mágico que materializó con genialidades futbolísticas.
Logró ser la inspiración de muchas generaciones de personas y de futbolistas como Messi, Ángel Di María y muchos de los jugadores campeones del Mundial 2022. Se merece como siempre, el respeto y reconocimiento deportivo y nuestro orgullo de que sea argentino.