Lula: “aprendí a no estar reclamando y decir que la prensa es culpable de todo”
A veces viene bien tener miradas externas. Que puedan sobrevolar la política argentina, instalarse bien arriba y decir cómo nos miran. Con sutilezas e indirectas o hasta mensajes contradictorios. Y eso pasó con la visita de 'Lula' Da Silva, traído para disertar en el Coloquio de IDEA en Mar del Plata.Jorge BarroetaveñaFiel a su estilo, el ex presidente brasileño no se privó de hablar con nadie. Estuvo con la Presidenta, recibió a grupos ultrakirchneristas, desayunó con los referentes del FAP (Frente Amplio Progresista) en el Sheraton marplatense y se codeó con empresarios, sindicalistas y dirigentes opositores durante el Coloquio. No hubo uno que no hiciera la larga cola al final de su disertación para sacarse la foto.Sus palabras adquieren valor y relevancia porque nadie lo podrá tildar de anti kirchnerista. Comparte las políticas principales de la gestión, votó por la continuidad de Chàvez en Venezuela y hasta se da el lujo de enrostrarle a sus críticos que la gente ya juzgó los casos de corrupción en su gobierno cuando lo reeligió con más de la mitad de los votos. Si hasta recibió al diario La Nación para hablar de política internacional y dejar algunos conceptos generales sobre cómo intentar hacer un buen gobierno.La prensa. "Pienso que pocos líderes políticos del mundo fueron y son criticados por la prensa como yo. Sin embargo, yo no me quejo. Yo nunca tuve la prensa a mi favor, y no por eso dejé de ser el presidente con la mayor aprobación de mi país. Me parece que debemos creer en la sabiduría de los lectores, de los radioyentes y de los televidentes. Ellos sabrán juzgar los valores del comportamiento de un político, y también del comportamiento de la prensa. Cuando la prensa está exageradamente en contra, entonces nadie le cree. De la misma forma que nadie le cree cuando está exageradamente a favor. Pienso que el equilibrio, la serenidad, el compromiso con la verdad es lo que da credibilidad, tanto al político como a la prensa".Ley de Medios. "Cada país vive su propia realidad, y hay que respetarla. Sí creo que en Brasil nosotros necesitamos instalar una discusión política sobre un nuevo marco regulatorio de los medios. La última regulación es de 1962, por lo tanto no hay ninguna explicación para que en el siglo XXI tengamos la misma regulación que en 1962, cuando no había teléfonos celulares ni internet. La evolución que hubo en las telecomunicaciones no está regulada. Esa pelea existe en la Argentina, en Venezuela, en México, donde Ricardo Salinas y Slim están en guerra todo el santo día. Y en Brasil preparamos en una conferencia nacional, donde participaron, partidos, medios de comunicación, participó la telefonía, y elaboramos una propuesta de regulación, que hay que discutirla con la sociedad. No hay modelo definitivo, no hay modelo de O Globo, de Folha, de Lula o de Dilma, eso no existe. Entonces vamos a empezar una discusión con la sociedad para saber qué es lo más importante par a que los medios de comunicación sean cada vez más retransmisores de conocimiento, de información, cada vez más libres y sin injerencia del gobierno. Y lo digo por mi experiencia, ustedes en la Argentina nos siguen bien de cerca. Yo aprendí a no estar reclamando y decir que la prensa es culpable de todo. Cada uno es responsable de sus actos. Yo soy responsable por mis actos, y la prensa es responsable por sus actos, y por eso seremos juzgados. Yo ya fui juzgado, yo fui reelecto en 2006, yo elegí a mi presidenta en 2010, así que he cumplido mi misión. Ahora espero que la prensa siga cumpliendo su misión de informar a la sociedad brasileña y al mundo entero".Las reelecciones. "Un político nunca puede descartarlo. El problema es que cada vez que me hacen esa pregunta... Si yo digo que no lo descarto, la prensa dice:"Lula admite que va a ser candidato". Si yo digo lo contrario, dicen "Lula nunca más va a ser presidente". Yo soy un político, y creo que ya cumplí mi parte. Toda mi vida tuve la voluntad de probar que era capaz de hacer lo que yo reivindicaba, y creo que logramos hacer mucho más. Hoy, el principal legado que le hemos dejado a la sociedad brasileña, además de los 40 millones de brasileños que ascendieron a la clase media, además del aumento del salario mínimo, de los 17 millones de empleos formales creados, el principal legado es la relación entre el Estado y la sociedad. Llevamos a cabo 73 conferencias nacionales. Las principales políticas de mi gobierno fueron decididas en plenarios, donde había debates a nivel municipal, estatal y nacional. Eran políticas de todas las áreas, todo fue discutido. Quería probarme a mi mismo que un gobernante nunca, en hipótesis alguna, debe tenerle miedo a conversar con la sociedad. No podemos ver en cada persona que se nos acerca en la calle a un enemigo. Porque muchas veces tenemos que preguntarle por qué es enemigo ahora si él voto por mi. Quizás yo este equivocado"."En 1978 me reeligieron presidente de mi sindicato con el 92% de los votos. Tomé posesión el día 24 de abril. A la semana siguiente convoqué a una asamblea y decidí que ningún presidente del sindicato pudiera ser presidente más de dos veces. Cuando estaba en la presidencia de la República y tenía el 87% de aprobación, prohibí que mi partido, por medio de mis compañeros diputados, presentara cualquier tipo de enmienda proponiendo mi [segunda] reelección. ¿Por qué? Porque me parece que la democracia es un ejercicio de alternancia de poder, no solamente de personas, sino de sectores de la sociedad. Y yo estoy muy agradecido creo que pocos países del mundo pudieron alcanzar la proeza de Brasil de elegir un obrero metalúrgico como presidente".ConsejosEn el desayuno informal que mantuvo con dirigentes del FAP (Binner, De Gennaro, Lozano) dejó algunos consejos para la oposición. "Abandonen el sectarismo", alentó. Les contó que para pasar el 30% de su caudal histórico de votos a ganar las elecciones en 2003 tuvo que despojarse de los prejuicios y entender que no es "burgués" aquel que tiene un auto y quiere progresar. "Tuve que pasar de dirigirme a mis compañeros del Partido a incorporar al conjunto de la sociedad y ese cambio incluyó como compañero de fórmula a un empresario, José Alencar. Fue la primera vez en la historia de Brasil que dos personas, un obrero y un empresario llegaban al máximo cargo sin título universitario".
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