Tiene 57 años y logró la medalla de plata en los panamericanos que se desarrollaron en Buenos Aires. Todo un ejemplo de que no hay edad para la práctica de una disciplina deportiva.Lucrecia Benítez encontró en el taekwondo una forma de vivir, una descarga a tierra en una vida dedicada a ayudar a los demás. Trabaja en el Barrio Toto Irigoyen como coordinadora luego de haberse desempeñado por 32 años en la Guardería Nazareth, a la que define como su "segunda casa". Allí se formaron chicos que hoy son personas de bien, padres de familia que cuando la ven en la calle paran para saludarla y contarle cómo les va.Trabajó en un contexto social complejo, muchas veces con pocas herramientas. "Algo que hoy en el barrio no sucede, porque contamos con diversos elementos para el trabajo", indicó. Hay talleres para los chicos y clases de arte marcial coreano, que la misma Lucrecia dicta los martes y jueves. Clases que ya están dando sus frutos porque se aprecia "crecimiento, entusiasmo y respeto".En el barrio les enseña a unos 30 chicos, cuyas edades oscilan entre los 6 y los 14 años. Lo hace al aire libre o en un galpón, aunque no cuenta con todos los elementos. Tiene una bolsa que pagó de su bolsillo y una voluntad enorme que le permite dar clases, entrenar y cumplir con su trabajo.
Benítez recordó que empezó en el mundo del taekwondo doce años atrás, junto a su hijo menor, "tomándolo en principio como un modo de descargar tensiones, de hacer ejercicio, pero noté que podía dar más, me propuse mejorar, estudiar y acá estamos"."El deporte ayuda a superar obstáculos difíciles, problemas cotidianos", indicó quien luce con orgullo el cinturón rojo con puntas negras, paso previo al codiciado cinturón negro, para el cual rendirá en diciembre.Entrena lunes, miércoles y viernes en la Escuela Do Contact con el maestro Antonio Gómez y todo lo que va aprendiendo lo vuelca "en los chicos de mi barrio, para que tengan aspiraciones de una vida mejor".Una de sus mayores preocupaciones pasa por el futuro de sus gurises, teniendo en cuenta "los vicios que están a la vuelta de la esquina". El caso de Lucrecia es extraño. Nunca practicó deportes, hasta que llegó a las artes marciales, a los 45 años. Aunque siempre acompañó a sus hijos en las diferentes disciplinas deportivas, cuando jugaban al básquet y al futbol en Sud América. El Panamericano El maestro Antonio Gómez le insistió mucho para que concurriera. Y, según relató, pudo vivir "una experiencia única con 2300 competidores". Un panamericano de primer nivel donde logró el subcampeonato en lucha tras perder con "una chica de 42 años", mientras que en formas cumplió una buena labor, en una categoría en la cual participaron 40 atletas.En cuanto a sus alumnos del barrio, tuvo que llevar la medalla para que la vean y se den cuenta de que se puede: "Obtuve un segundo puesto en un evento internacional a los 57 años, así que miren si ustedes podrán hacer cosas, plantearse y lograr objetivos", les dijo. Los cinco principios del taekwondo Cortesía, integridad, tolerancia, autocontrol y espíritu indómito son los principios del arte marcial coreano. La Escuela Do Contac Funciona desde hace un buen tiempo en el primer piso del club Frigorífico. Es dirigida por Antonio Gómez, quien con sus alumnos brilló en el último panamericano.El Taekwondo es un arte de defensa personal. También implica un cierto modo de pensar y vivir, particularmente instigando al concepto de un espíritu de estricta disciplina autoimpuesta y un ideal de noble rearme moral. Su descripción más precisa es casi un culto. Traducido literalmente, "Tae" representa la acción de saltar o volar, golpear o destrozar con el pie. "Kwon" representa el puño, sobre todo para golpear o destruir con la mano o el puño. "Do" significa arte o camino, el modo correcto construido y establecido por los santos y los sabios del pasado. En conjunto, "Taekwondo" indica el entrenamiento mental y las técnicas del combate sin armas para la autodefensa, implicando habilidad de los puños, patadas, bloqueos y las defensas con pies y manos desnudas para una destrucción rápida del adversario o de varios adversarios móviles.
