LA ALIMENTACIÓN DE LA SCALONETA
Los secretos de las comidas preferidas: los jugadores que “supervisan” el asado y el plato que se convierte en “premio”
La delegación argentina en Estados Unidos hace todo lo posible para que el plantel se sienta como en casa detrás del sueño de bicampeonato en la Copa América. Y eso incluye los “permitidos”.
El sueño de bicampeonato en la Copa América se alimenta de la jerarquía de los futbolistas de La Scaloneta, de su hambre de gloria y su compromiso. Pero también de lo que reciben en el plato cuando se encuentran concentrados para defender la camiseta albiceleste. Las redes sociales se convirtieron en una ventana al mundo que les permite a los fanáticos conocer detalles de la intimidad de lo que ocurre en el día a día con la Selección. Y eso incluye, por ejemplo, los asados, un ritual histórico en los grandes desafíos del campeón del mundo.
Tan importantes son como amalgama para las delegaciones, que basta con recordar que para el Mundial de Qatar viajaron parrillas especiales y cortes de carne (2.634 kilos) desde Argentina para que se desarrollen en un contexto lo más parecido posible al que ofrece el complejo de Ezeiza, el hogar de las estrellas. Quien lleva la N° 10 en dichas ocasiones no es Lionel Messi, el capitán, sino Diego Iacovone, el jefe de cocineros de la Selección.
En la previa al debut del combinado nacional en Atlanta, en medio de los amistosos preparatorios ante Ecuador y Guatemala, el plantel disfrutó de un asado tentador, que Dibu Martínez se encargó de mostrar a sus seguidores y se hizo viral. “¿Hoy qué tenemos, Dieguito?”, le consultó el arquero al encargado de atender los cortes disponibles.
“Entraña, banderita, achuras, centro de pollo, tenés todo, amigo”, se le escucha decir a uno de los empleados con mayor tradición y muy querido por todos los futbolistas que visitan el complejo Lionel Messi. Además del video, Martínez subió una imagen a su cuenta de Instagram en la que se lo puede ver junto a Nicolás Tagliafico (aparece una parte de la cabeza), Gerónimo Rulli y uno de los utileros del seleccionado mayor, Juan Cruz Souto.
Siendo uno de los “permitidos” de los futbolistas en la dieta, el menú incluye achuras. Estados Unidos no representó un problema para acceder a buena mercadería, como sí sucede en otros destinos menos proclives a los cortes preferidos en la Argentina para la carne asada.
La otra pata fundamental en la dieta de los jugadores es Antonia Farías. Se trata de la mujer con la que Messi se fundió en un conmovedor abrazo tras la conquista en el estadio Lusail tras batir a Francia en la final de la Copa del Mundo. Lleva 12 años trabajando en la cocina de la AFA y es la bandera de los “premios” a los jugadores cuando se dan los buenos resultados.
En su momento, lo contó el Kun Agüero, campeón de América en 2021 con el grueso del actual plantel: “Después del partido hay milanesa napolitana con papas fritas. Es una especie de motivación. Igual algunos comen, otros comen lo que venga. Es el permitido, nosotros le decimos así. En Inglaterra comíamos pizza o fideos con salsa. Se puede tomar vino, cerveza”, contó. De hecho, tras bordarle la tercera estrella a la camiseta, fue el menú que degustó la mayoría; algunos incluso le adosaron huevos fritos. Y fue Antonia la autora del festín que le provoca añoranza al capitán, enamorado de la versión del plato de su mamá, que hace unos días reveló al detalle en un video que publicó en sus redes Tomás, su sobrino. “Es verdad es que le salen muy ricas”, rubricó alguien que tuvo la suerte de paladearlas.
Sin embargo, en general, no es el único menú “premio”. Los futbolistas suelen tener variantes a elección: pastas y hamburguesas caseras surgen entre las alternativas. “Pero, cuando es así, ganan cómodamente las milanesas”, ratifica la misma fuente.
Tanto Iacovone como Farías son dos columnas de la familia de la Selección: la prueba más clara es que el lunes 24 de junio, cuando Messi celebró concentrado con el plantel sus 37 años, también lo hicieron Diego (45) y Antonia (44). Y está la instantánea de los tres juntos soplando las velitas como testimonio. Porque se juega como se vive. Y se come como se juega.
(Infobae)