BÁSQUET
Los Cansina: Del sueño de jugar juntos a compartir el plantel del campeón entrerriano
Padre e hijo vivieron un momento inolvidable e histórico durante este año. Por primera vez coincidieron dentro de una cancha de básquet y como si fuera poco Central, el club que representaron, se coronó en la Superliga Provincial.
Juan de Dios Cansina, bahiense de nacimiento, arribó a Gualeguaychú allá por el 2004/2005 para reforzar a Central Entrerriano, que en aquel momento militaba en la Liga Nacional.
Con el tiempo, se radicó en la ciudad y tuvo un segundo ciclo en el conjunto rojinegro, en el cual logró consagrarse campeón de la Liga Provincial 2014, en donde compartió plantel con Martín Pascal, quien diez años repitió el título, pero como entrenador.
Justamente la buena relación que tuvieron como compañeros Pascal y Cansina fue determinante para que se concretara la historia que tuvo un hecho inesperado como feliz para un padre y su hijo.
Es que Santiago Cansina, hijo de Juan, se desempeña en las divisiones formativas de Central Entrerriano, más precisamente en la U17, y Martín Pascal, en su rol de entrenador de la Primera División del club, decidió promoverlo al plantel que afrontó la Superliga Provincial, en la que el equipo rojinegro resultó campeón hace exactamente una semana.
Entonces, Pascal habló con Cansina padre para manifestarle el deseo de contar con su primogénito en el primer equipo. Santiago, espigado y con movimientos similares al viejo, se comprometió y se sumó a las órdenes de Pascal, sin dejar de entrenarse con su categoría y descuidar el estudio (pasó al último año del colegio en el Instituto José María Bértora).
Juan, como padre y exjugador de básquet, acompañó a su hijo a las primeras prácticas y le pidió a Martín si se podía “mover” un poco y ser parte de las mismas por las mañanas, dado que su trabajo (es sereno de una empresa por la noche) se lo permitía.
Pascal no solamente dio el visto bueno para que se sumara al grupo, sino también, lo invitó a integrar el plantel para la competencia, como una especie de jugar reserva, dado que el reglamento contemplaba ocho fichas mayores en la lista de buena fe, pero seis por partido.
Juan de Dios había dejado de jugar abruptamente en 2020 (disputaba los playoffs de la Liga Provincial con Luis Luciano de Urdinarrain), cuando la pandemia frenó millones de actividades, entre ellas el deporte.
Con 48 años (ahora 49, cumplió en noviembre) le llegó la posibilidad de volver a pisar una cancha de básquet, en un partido oficial, aunque desde un rol secundario y expectante.
El legendario pivote no dudó frente a la propuesta del entrenador y aceptó el desafío, máxime porque se le presentaba la oportunidad de compartir la pasión por el básquet con su hijo, dentro de una cancha.
Para esta temporada, Central había anunciado la vuelta de Mario Ghersetti, después de dos décadas en el básquet italiano, pero su regreso al país se dio con el certamen empezado.
Entonces, en las dos primeras fechas, frente a Centro Bancario de Gualeguay y Neptunia, Martín Pascal tenía una ficha mayor vacante para esos partidos y Juan de Dios, tuvo su lugar en el equipo.
Santiago, por su parte, fue un habitué en las convocatorias de Pascal, porque por reglamento cada escuadra debía contar con tres jugadores menores de 17 años entre los 12 jugadores de la planilla.
Entonces, en el debut contra Centro Bancario, en el “José María Bértora”, el pasado 2 de agosto, se produjo un momento único e inolvidable para la familia Cansina, cuando padre e hijo compartieron cancha en el último minuto de la victoria cómoda de Central Entrerriano por 73 a 57.
Juan de Dios reemplazo a Ghersetti hasta su incorporación al equipo, pero luego el conjunto rojinegro sufrió la lesión de Ariel Hillebrand, otro de los mayores, y a Cansina padre se le presentó la posibilidad de jugar otros cinco partidos de la Superliga.
En total fueron siete los encuentros que disputó el veterano pivote, mientras que su juvenil primogénito ingresó en un total de nueve, durante toda la campaña que terminó con Central campeón.
Sin dudas que el logro deportivo es la frutilla del postre para Juan de Dios y Santiago, luego de haber alcanzado el sueño de ser parte de un mismo equipo en un partido oficial. Ahora ElDía juntó a los dos en el parquet del “José María Bértora” para compartir las sensaciones de lo que le tocó vivir gracias al básquet, en definitiva el deporte que aman.
“Lo hablamos hacer un par de años con él sobre la posibilidad de jugar juntos, pero lo veía muy lejano por la edad que tengo yo, casi 50 años. Y cuando surgió esta oportunidad, imprevista, disfrute al máximo el momento; el poder cambiarme, sentarme en el banco y, sobre todo, compartir los últimos minutos en cancha y con el público aplaudiéndonos”, confesó Juan.
“Lo hablamos hacer un par de años con él sobre la posibilidad de jugar juntos, pero lo veía muy lejano por la edad que tengo, casi 50 años. Y cuando surgió esta oportunidad, imprevista, disfrute al máximo el momento”
“Ese día, papá me trajo al club y se fue porque tenía una supuesta cena. Dejé mis pertenencias en el vestuario y al momento de cambiarnos para el partido, veo que regresó y me pregunta ¿te vas a cambiar? y le respondo ‘si’. Él me dice, ‘bueno, yo también, y es como que quedé en shock, porque no me lo esperaba”, detalló Santiago.
Fue un momento soñado para los dos, pero solo una de las partes sabía lo que iba acontecer en la previa al duelo contra Centro Bancario y era Cansina padre, quien buscó complicidad en dos compañeros para registrar la secuencia.
“Le pedí al capitán Leandro Quarroz y a Cristian Pérez que filmarán en el preciso instante que subí al vestuario y le di la noticia. Es un video emotivo que quedará para la intimidad de nuestra familia”, reveló Juan.
A pesar de haberse enterado minutos antes del encuentro, Santiago lo tomó con total tranquilidad. “Fue natural porque convivo todos los días con él. Quizás al principio me costó creer lo que sucedía, pero ver que todo el estadio aplaudía, me encantó”, afirmó.
“Lo que se hereda no se roba”, dice un viejo refrán y un claro ejemplo es el vínculo de los Cansina con el básquet. Porque papá Juan no sólo le trasmitió la pasión por ese deporte, sino también el lugar dentro de la cancha, aunque mucho tienen que ver los genes, porque los dos son espigados y rozan o superan los 2 metros de estatura.
“Copié el puesto en cancha y tengo aspectos en el juego parecidos a los suyos, como los movimientos en el poste bajo, que me los enseñó él, y otros consejos que me ha dado, sobre cómo se juega en la posición de interno”, expresó Santiago sobre Juan.
Por su parte, Cansina padre sostuvo sobre su hijo, en virtud a sus primeros pasos en la Primera de Central, que, “la oportunidad que le dio Martín (Pascal) le sirvió a su crecimiento personal, por el roce con jugadores profesiones o semis y también por la calidad de los entrenamientos. Si él pretende vivir del básquet, todo eso lo va a ayudar muchísimo.
Consultado, si antes de los partidos era de hablar con Santiago sobre situaciones del juego, Juan fue contundente, al expresar que es muy respetuoso de los entrenadores y que no se metía en cuestiones tácticas, más que algún consejo como padre.
Central se consagró campeón provincial después de 10 años y en aquella oportunidad Juan de Dios fue una de las piezas claves de aquella proeza. En la actual consagración, tuvo un papel secundario en el plantel en cuanto a lo deportivo, pero con el condimento de que le puso punto final a su intachable carrera, con un título y con su hijo como compañero.
“Fue muy emocionante lo que vivimos este torneo, porque no me imaginaba que la vida a esta edad me iba dar la posibilidad de compartir un grupo con grandes jugadores y excelentes personas, encima con un hijo”, expresó la voz de la experiencia entre los Cansina.
“Quiero agradecer al club, cuerpo técnico y jugadores por esta oportunidad, como así también a Hugo y María Benetti, que son los dueños de la empresa donde trabajo, que me dieron la posibilidad de volver a disfrutar del básquet y me dieron permiso siempre que pudieron para vivir esos momentos”, agregó.
Por su parte, Santiago destacó: “Viví una experiencia maravillosa y aprendí muchísimo de mis compañeros, a quienes les agradezco de que me hayan integrado muy bien al grupo”.
“Ser parte de este equipo y compartirlo con viejo, algo que deseaba desde chico, fue muy emocionante”, cerró el heredero.