DÍA MUNDIAL CONTRA LA HEPATITIS
Las vacunas y los nuevos tratamientos disminuyeron los casos de hepatitis casi en su totalidad
En la ciudad, los casos cada vez son menos, a tal punto que dejó de ser una enfermedad de la cual se releven datos oficialmente. Aunque aún se registran casos graves, no son más de dos por año. Las vacunas y los tratamientos efectivos redujeron notablemente su mortalidad.
Cada 28 de julio se celebra el Día Mundial contra la Hepatitis. A nivel global, este año la Organización Mundial de la Salud lanzó el lema “Es tiempo de actuar”, marcando la necesidad de una acción colaborativa para ampliar el acceso al diagnóstico y tratamiento en los países.
Las hepatitis B y C son infecciones crónicas silenciosas que, sin un diagnóstico adecuado, pueden progresar a cirrosis hepática o cáncer de hígado. En América, casi 80.000 nuevas infecciones de hepatitis B y C surgen cada año y se dan unas 100.000 muertes, según la OMS.
Sin embargo, en Gualeguaychú la realidad marca que es una enfermedad que gracias a las vacunas y a los tratamientos ha dejado de preocupar (pero no de ocupar) a los especialistas.
Acerca de ello, en diálogo con Ahora ElDía, el infectólogo Ignacio Bourlot marcó que “no relevamos datos de hepatitis debido a que son muy pocos los diagnósticos. Son enfermedades de baja prevalencia, la B aguda cada tanto aparece y la C hace varios años que la rastreamos en grupos de riesgo, en pacientes que se dializan, en los libros del banco de sangre, pero si bien se busca, no han aparecido muchas nuevas”.
Sobre este punto, profundizó que “es algo que se busca en todo el país, que la comunidad científica pensó que iban a haber más casos de la C de los que se encontraron. En todas las campañas de testeo, no encontramos lo que pensábamos”.
Acerca de que son enfermedades de “baja prevalencia”, ejemplificó que “no es como el HIV que vas teniendo todo el tiempo pacientes nuevos, aunque también va bajando; o la sífilis, que sucede lo mismo. Hepatitis B aguda, desde que estoy en el Hospital, sólo he visto una o a lo sumo dos por año, no es algo tan frecuente”, concluyó.
La sintomatología de la hepatitis A son la aparición repentina de náuseas, vómitos y falta de apetito; fiebre, malestar general y dolor abdominal y articular; en los primeros días la orina puede tornarse oscura y las heces pálidas; en las siguientes semanas puede presentarse color amarillo de la piel y mucosas; el período de incubación (tiempo entre el contagio y la aparición de los síntomas) es de 28 a 30 días; en los niños menores de 7 años, la hepatitis A no provoca síntomas en un 70 a 80% de los casos, y en las personas adultas, el 25% de los casos no presenta síntomas.
En cuanto a la hepatitis B crónica, los síntomas pueden tardar hasta 30 años en aparecer, y el daño al hígado puede ocurrir de manera silenciosa durante este tiempo. La mayoría de los adultos que presentan síntomas los manifiestan en un plazo de 3 a 6 meses después de la exposición. Algunas personas tienen síntomas parecidos a los de la gripe; también pueden presentar una coloración amarilla en la piel y mucosas, náuseas o vómitos, orina de color oscuro, fiebre y escalofríos. Muchas personas que contraen hepatitis B no presentan ningún síntoma.
Finalmente, con respecto a los síntomas de la hepatitis C, en una infección aguda pueden aparecer de 2 semanas a 6 meses después de haber tenido contacto con el virus. Además, pueden tardar hasta 30 años en manifestarse, y el daño al hígado suele ser silencioso durante este tiempo.
Diagnóstico y tratamientos
Las hepatitis A, B y C se diagnostican con un análisis específico de sangre.
En cuanto a los tratamientos, la A no tiene uno específico. Se suele indicar reposo y no realizar actividades físicas en el transcurso de la infección. Es importante evitar el consumo de alcohol y medicamentos que puedan ser tóxicos para el hígado. Las formas graves de hepatitis pueden desencadenar fallas hepáticas fulminantes y requerir internación.
En cuanto a la hepatitis B y C, se puede curar. En los últimos años aparecieron nuevos medicamentos antivirales que permiten tratamientos cortos, 8 o 12 semanas.
El tratamiento de las hepatitis B y C previene la necesidad de trasplante, el desarrollo de cirrosis y cáncer de hígado y disminuye la mortalidad global.
Prevención
La hepatitis A se previene con la aplicación de una vacuna gratuita incluida en el Calendario Nacional de Vacunación.
Además, también manteniendo prácticas de higiene, como el lavado frecuente de manos con agua y jabón; utilizando lavandina concentrada al 1% para lavar todos los objetos que pudieran estar en contacto con materia fecal: baños, juguetes sexuales, etc.; y usando preservativo y otros métodos de barrera como campos de látex, guantes o dediles para todos los momentos de la relación sexual.
La B también se puede prevenir vacunándose. Es la manera más segura y efectiva de reducir el riesgo de infección, protege en más del 90% de los casos y son 3 aplicaciones. Además, para vacunarse no se necesita orden médica ni estudios previos.
Mientras que la hepatitic C hasta el momento no dispone de una vacuna. Por lo tanto, para prevenirla se debe evitar el contacto directo con la sangre de otras personas, no compartir cepillos de dientes ni otros artículos personales como agujas, máquinas de afeitar, etcétera.
Es fundamental el uso de un método de barrera como el preservativo, campos de látex, guantes o dediles en todas las relaciones sexuales, es la medida más efectiva para prevenir la Hepatitis C y cualquier infección de transmisión sexual. También es importante exigir el uso de materiales esterilizados para la realización de un tatuaje o piercing, o ante cualquier procedimiento médico invasivo y/o estético.