Las armas, testigos de una época
Como todo objeto de colección, las armas en los museos están para ser contempladas. Sables, fusiles y pistolas nos remontan a determinado período histórico, según explicó a EL DIA la museóloga María Marta Bassús. Marcelo Lorenzo Los artefactos bélicos fueron creados para ofender o defender. Tienen un significado asociado a la destrucción y a la muerte. Pero sacados de ese contexto, y elevados a la categoría de documentos, adquieren una connotación histórica y también filosófica.Eso explicó a EL DIA María Marta Bassús, licenciada en Museología, quien durante muchos años estuvo al frente del Museo de Armas de la Nación. Esta experta en distintos tipos de armamentos, y que en su vida paradójicamente "nunca ha tirado un tiro", según confió, estuvo en Gualeguaychú dictando un curso en el Instituto Magnasco."Las armas atravesaron la historia y llegaron a los museos donde se transformaron en documentos que nos brindan testimonio del derrotero que siguió la humanidad", señaló la especialista."Pero también desde las vitrinas, en actitud yacente, esos objetos nos invitan a reflexionar sobre la naturaleza del hombre, la vida y la paz", refirió la entrevistada al explicar el tipo de meditación a que puede dar lugar un Museo de Armas.Según dijo, esos artefactos fueron creados con el fin de protegerse u ofender. Y por eso se clasifican en ofensivas y defensivas. "Sin embargo, un cuchillo de tramontina, una silla o un vehículo, también pueden ser usados como arma, aunque propiamente no lo son", aclaró."Muchos inventos que fueron pensados para determinados fines, terminaron en la guerra. Los estudios de la física nuclear se aplicaron después para la elaboración de una terrible bomba. Yo siempre digo que las armas no pueden ser clasificadas como buenas o malas. Bueno o malo es el hombre", agrego la entrevistada.Bassús asesoró en la década del '90 al Instituto Magnasco para el montaje del museo histórico de armas, a través de cuyas piezas el observador puede adentrarse el pasado de Gualeguaychú y el mundo.Aunque hoy retirada del Museo de Armas de la Nación que se encuentra en la ciudad de Buenos Aires, en cuyo interior se puede recorrer una completa colección de elementos bélicos que muestran distintos períodos que van desde la Edad Media hasta la actualidad, Bassús da cursos sobre la evolución técnica de esos artefactos y el modo de conservarlos."La historia de una sociedad -destacó- podría recrearse a través de la tecnología de la guerra, representada en cada una de las armas que están en exhibición en un museo.Esos objetos tienen un valor simbólico y testimonial que narra los acontecimientos de cada batalla, junto con el resto del material mostrado como afiches, condecoraciones, banderas, etc.".Al mismo tiempo ayudan a concebir de mejor manera cada período histórico, haciendo de puente entre el pasado y el presente. "Es un documento que habla del grupo humano que le dio origen", precisó la museóloga.Según explicó, quien trabaja en un museo histórico debería tener algún tipo de conocimiento de las armas. "A estos objetos no siempre los vamos a encontrar en concreto. Pueden aparecer en un cuadro o en una moneda. Un análisis iconográfico, por tanto, debe incluirlos", destacó.Bassús destacó que así como existe la actividad museológica, que posibilita el acceso público a las armas antiguas, también existen particulares que se dedican a coleccionar armas y municiones. Las edades y las armas El paso de una edad de la humanidad a otra, según explicó Bassús, guardó estrecha relación con los adelantos bélicos. "Nos guste o no, la historia se hizo con armas y sus nombres se inspiraron en ellas. Así hablamos de la Edad de Piedra, la Edad del Cobre, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro", apuntóCada civilización creó un instrumento bélico que unido a otros factores impuso a las anteriores sus puntos de vistas políticos y económicos. Así como los pueblos del mundo neolítico no pudieron resistir el avance de las sociedades que tenían armas de cobre y bronce, éstas se doblegaron ante quienes presentaron artefactos de hierro y acero.La museóloga recordó que la pólvora, que inventaron los chinos, pero que los europeos utilizaron con fines militares, contribuyó al desmoronamiento del feudalismo medieval, al vulnerar el sistema defensivo de esa sociedad, el castillo, y hacer desaparecer las costumbre caballerescas.Los españoles que conquistaron América, a partir del siglo XV, también tenían superioridad militar sobre los nativos del continente. Sin embargo, los europeos debieron adaptarse al nuevo entorno."El problema que se le planteó a los españoles es que algunas armas que trajeron de Europa no servían acá. Ellos vienen con los arcabuces de mecha. Pero es un sistema poco operativo en climas húmedos americanos. ¿Qué pasa con la lluvia y la humedad? Pues la pólvora negra se destruye. Como las armas de fuego no les servían, entonces trajeron las ballestas, inutilizadas entonces en Europa", refirió la experta en armas. Exposición en el Magnasco El museo que más años lleva funcionando en Gualeguaychú es el del Instituto Magnasco, que fue fundado en 1925. Contiene importantes piezas históricas de diversa índole, diferentes lugares y épocas.En una de las dependencias existe una oploteca (así se llama a la galería o museo de armas antiguas), que es única en la región, y que atesora una gran cantidad de piezas que remiten a páginas de la historia de Gualeguaychú y del mundo."Hay una serie de elementos de la Primera Guerra Mundial que trajo a Gualeguaychú el periodista José María Neyra, quien fue corresponsal en Francia del diario 'La Nación' de Buenos Aires", explicó a este diario Norma de Martínez de Martinetti, presidenta del Magnasco.Según anticipó, al cumplirse este año el primer centenario de la llamada "Gran Guerra", que estalló el 28 de julio de 1914, habrá una muestra especial en el mes de septiembre, en la que se exhibirán objetos bélicos de la contienda, y que fueron traídos por Neyra.Norma de Martinetti comentó que en la oploteca de la institución, entre otros objetos bélicos valiosos, existen fotografías originales del Tratado de Versalles (por el que se firmó la paz entre Alemania y los países vencedores).Paralelamente, además de esta exposición, el Magnasco ha gestionado la presencia de la historiadora María Sáenz Quesada, que disertará sobre la Primera Guerra Mundial. Las armas de BelgranoDentro del ámbito privado, como ocurre con otras cosas antiquísimas y de valor histórico, las armas antiguas pueden ser susceptibles de compra y venta.A propósito, una información de noviembre de 2006, aparecida en el diario 'La Nación', dio cuenta que un coleccionista norteamericano había adquirido por 374.000 dólares dos armas del general Manuel Belgrano.La casa de subastas Christie's, de Nueva York, fue quien puso a la venta las pistolas, decoradas con incrustaciones de oro y plata y el escudo nacional cincelado, y que fueron obsequiadas por la ciudad de Buenos Aires al creador de la bandera en agradecimiento por haber liderado el Ejército del Norte.Llevan inscripta la leyenda: "La ciudad de Buenos Aires al general Belgrano, vencedor en Tucumán y Salta. La libertad de la patria establecida". Según la información, tras la muerte de Belgrano, en 1820, tuvieron sucesivos dueños, entre ellos Juan Manuel de Rosas, hasta que llegaron a manos de William Simon, secretario del Tesoro estadounidense durante el gobierno de Gerald Ford (1974-1977).
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