¿QUÉ PREMIAMOS CON LA CORONA?
"La tradición", el patriarcado y las vetustas estructuras de los reinados
Más de 40 localidades argentinas erradicaron de sus fiestas la anticuada elección de la reina. En Gualeguaychú se reemplazó el certamen de la reina del Turismo por la elección de un representante social y cultural que transmita otro tipo de valores. En el Carnaval del País, el debate parece no tener siquiera un espacio. ¿Cuál es la mirada del feminismo sobre estos concursos?
Por Mónica Farabello
La competencia entre mujeres y el feminismo nunca pueden ir de la mano, aunque hay algunos sectores sociales que aún defienden estas viejas estructuras que se disfrazan de "tradición" y defienden valores que van en contra de la diversidad de cuerpos y bellezas. Pero ¿por qué naturalizamos que tres, cinco, o diez mujeres desfilen con diferentes vestuarios para ser evaluadas por un jurado? ¿Qué comparan? ¿Piernas, cara, busto, cola? ¿No nos desvela a las mujeres feministas erradicar este tipo de prácticas? En el mundo el movimiento ha ido avanzando, aunque por supuesto, con mucha resistencia. Pues el patriarcado no es un cuento, sino una realidad instalada en los Estados, el capitalismo de la moda y los estereotipos que siguen vendiendo tapas de revistas.
"Los concursos de belleza como Miss Universo son la celebración en donde el Estado, el patriarcado y el capitalismo se abrazan para coronar a la idea de mujer perfecta. Es un objeto de consumo, legitima los 'valores', perpetua el género y da un falso sentido de nacionalismo", expresó en Twitter la usuaria Fresatanicart.
Pero, antes de avanzar es necesaria una aclaración fundamental: estas corrientes del feminismo no se oponen a las mujeres que forman parte de los concursos, sino a los certámenes en sí. Gran diferencia, y fundamental aclaración.
En Gualeguaychú causó mucho revuelo cuando el Municipio decidió reemplazar el concurso de la elección de la reina del Turismo, por la consagración de un Representante Cultural, que englobe otros valores, más allá de los meramente estéticos. Fue así que se resaltó el trabajo de Osky en cultura y diversidad sexual, o el de Evangelina García Blanco por su trabajo en Pelucas de Esperanza.
En cambio, para el grupo de hombres que conforman la Comisión del Carnaval del País, no ha sido un debate que les tome mayor tiempo. En las pocas oportunidades en que se ha planteado esta discusión de época, han cerrado el caso rápidamente argumentando que "es parte de la tradición"; como si eso respondiera toda una problemática de décadas. Repensar estas vetustas estructuras y poner en debate estas cuestiones, es sin dudas, una deuda social de la que debemos ser parte todos.
¿Cuál es la sociedad que queremos para nuestros hijos e hijas? ¿Una que abrace la diversidad de cuerpos; o la que siga coronando a las bellezas hegemónicas que muchas veces enferman nuestros cuerpos y mentes?
Este debate también debería darse puertas abiertas de la Comisión de Carrozas estudiantiles, donde jóvenes menores de edad son expuestas a desfilar para ser juzgadas por la mirada de otros. Una vez más, impera la lógica de la belleza hegemónica y estereotipante.
Chau reina, hola Rony
Los Corsos populares Matecito también se sumaron a la ola de cambio de paradigma, y erradicaron la imagen de la reina por el premio Rony, en homenaje a la ciudadana de Gualeguaychú que se convirtió en ícono de la fiesta de los barrios. Rony Gisela Galante es recordada por todos por su amor al corso y por la alegría transmitida en el escenario.
La responsable del área municipal de Género y Diversidad, María Belén Biré, se sumó al debate y opinó que todo forma parte del avance de los feminismos y la conquista de derechos y los lugares que ocupamos.
"La competencia siempre termina siendo entre mujeres, y también debemos pensar qué pasa con quienes no alcanzan esos estereotipos que impulsan desde esos concursos, porque la belleza es una construcción social, cultural y enmarcados en un contexto histórico", argumentó Biré. Además, explicó que "acceder a ese estereotipo tiene un costo y sobre todo para las mujeres que no pueden alcanzarlo.
Como responsable del área de Género y feminista militante, creo que este tipo de propuestas están fuera del tiempo que estamos viviendo. Atrasan más de lo que promueven". La competencia siempre termina siendo entre mujeres, y también debemos pensar qué pasa con quienes no alcanzan esos estereotipos que impulsan desde esos concursos, porque la belleza es una construcción social "Hay que impulsar el cambio de estos reinados por propuestas para darle relevancia a otros valores del Carnaval y lo artístico.
Hoy estos concursos están fuertemente cuestionados. Antes se los naturalizaban, pero hoy necesitamos el compromiso de todos", sostuvo la referente del área. Finalmente, resaltó que Gualeguaychú es la primera y única ciudad de Entre Ríos en aplicar la Ley Micaela en el deporte, y se mostró esperanzada en poder aplicar la misma medida "con los clubes y las comisiones del Carnaval para que estos concursos puedan mutar y convertirse en otro tipo de eventos".
"Iba al gimnasio dos veces al día y pasaba hambre"
Rocio Peretti, tiene 45 años, y según ella misma cuenta viene "de una generación donde la mujer objeto era real y normal". En el año '94 representó a la comparsa Papelitos en el rol de reina de la comparsa. En los '90 era otro el contexto, y otro el carnaval, pero las exigencias por la belleza hegemónica ya estaban muy arraigadas.
En diálogo con ElDía, Rocío contó que su "experiencia no fue del todo grata. Teníamos una fuerte exigencia de ser lindas, flacas, elegantes, simpáticas, y más. Eso me hizo ajustar la dieta al extremo, a pasar hambre, iba al gym dos veces por día. Hoy lo miro en retrospectiva y era una locura".
"Nunca me di cuenta de que era "el objeto" de la competencia donde otras personas evaluaban mi cintura, celulitis, altura, y lo peor de todo es que competía con otras mujeres en las mismas circunstancias", expresó la ex reina que además formó parte de la fiesta por casi una década. Teníamos una fuerte exigencia de ser lindas, flacas, elegantes, simpáticas, y más.
Eso me hizo ajustar la dieta al extremo, a pasar hambre, iba al gym dos veces por día. Hoy lo miro en retrospectiva y era una locura "Todas queríamos ser la más linda y gustosamente pasábamos por la picadora de carne descalificadora con el poder de bajarte el pulgar. Aún hoy, con todos los avances de derechos de género y de pertenencia seguimos evaluando y juzgando a otras mujeres por no cumplir con esos viejos estándares", resumió Rocío y pidió: "Basta de concursos de belleza. Atrasan".