La protección a la niñez, cuestión vital
La infancia es tan vital que cabe conjeturar que la manera en que se trata a los chicos da una pauta del estado moral de una sociedad, al tiempo que prefigura su porvenir."Los niños son el futuro de la sociedad". La frase, de tanto ser repetida en los discursos, ha perdido su profundo significado. Pero efectivamente, así como en el plano individual la infancia que tuvimos fue decisiva en nuestras vidas, lo mismo le pasa a los grupos humanos.No hace mucho el Papa Francisco dijo que los niños abandonados son "una vergüenza de la sociedad". Y agregó: "Cada niño abandonado, marginado, víctima de una cualquier forma de violencia es un grito que sube a Dios".La desigualdad también afecta al mundo infantil. Están los niños que viven en un ambiente de protección y cariño, rodeados de estimulación, y están los otros que viven en un medio de carencia y desamparo.Se sabe que muchos niños no tienen la libertad de jugar, ir a la escuela y terminan siendo explotados como mano de obra barata. Los chicos que, producto de la pobreza, sobreviven en la calle, son una muestra de la indolencia de la sociedad adulta.Pero la niñez es también terreno fértil para la manipulación a gran escala del mercado. De un tiempo a esta parte, en efecto, los más chicos son blanco predilecto de las estrategias consumistas del marketing televisivo.Juguetes, ropa, tecnología, comida, cosméticos, son ofrecidos a consumidores en ciernes, quienes no han desarrollado todavía sus capacidades físicas e intelectuales y están aprendiendo hábitos y pautas de conducta.Por lo visto, y en virtud de la profusión de productos y de la simbología en circulación, el "mercado infantil" tiene un altísimo potencial de generación de beneficios para las empresas y corporaciones.Últimamente, en tanto, se ha instalado en la agenda pública el hecho de que tantas mujeres, niños y adolescentes sean víctimas de maltrato. Las situaciones de violencia intrafamiliar afectan primariamente a los infantes.Son muchos los chicos que quedan huérfanos porque sus madres son asesinadas por su pareja o ex pareja. En cuanto a la violencia doméstica practicada contra niños y niñas, se cree que es una de las causas de tanta fuga y desaparición de menores.En la Argentina el número de chicos en esta situación ha ido en aumento. En el año 2013 sumaron 5.538 casos, en tanto que en 2014 hubo 6047 casos, es decir un 8,3% más, según datos del Registro Nacional de Información de Personas Extraviadas.La gran mayoría de esos menores (niños y adolescentes) se fugaron de sus casas por propia voluntad, según diversos testimonios. Y esto porque recibían malos tratos o sufrían por conflictos familiares.La situación de indefensión de muchos chicos, ante cuadros de violencia intrafamiliar o de abandono y explotación laboral, están conectados a las disfunciones o errores del mundo adulto.Todo esto ocurre mientras la infancia es objeto de los más democráticos discursos sobre la educación y los derechos de la niñez. Siguiendo la tendencia de una sociedad proclive a creer que la retórica conjura los problemas reales, como si la palabra tuviese efectos mágicos.Se olvida, así, que los dramas asociados a condiciones de vida inhumanas dejan pesados signos en los infantes, algo que no sólo condiciona la vida individual sino el perfil de la sociedad futura.También se olvida que los niños son las primeras víctimas del egoísmo de los adultos, que sobre ellos pesan sobremanera los errores de aquellos que alegan ser sus responsables.
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