LA CIUDAD QUE NO MIRAMOS
La Plaza San Martín: un lugar donde cada rincón y cada detalle cuenta una historia
Es uno de los espacios verdes principales en nuestra ciudad. Allí se germinó la idea de lo que hoy es Gualeguaychú. Un lugar donde se vivieron muchos de los momentos más especiales de nuestra historia, y donde cada rincón tiene un propósito de ser y existir. Detalles que conviven con nosotros a diario y que no vemos por el trajín del día a día.
Por Amílcar Nani Hay sitios en Gualeguaychú que esconden pequeños secretos escondidos a plena vista de todos. Particularidades que la vida cotidiana hace que los pasemos por alto, que estén allí sin ser vistos, que existan entre una tiniebla que los ocultan del ajetreo del día a día. Uno de esos lugares es la plaza San Martín; ese pulmón verde donde, precisamente, se construyeron los cimientos de nuestra comunidad. Y lo primero que llama la atención, cuando uno comienza a ver ese sitio con cuidado, es que no es una sola la plaza San Martín, sino que, por el contrario, son mini espacios con vida e historia propia que conviven todos juntos en armonía en un solo lugar.
El monumento al Libertador de América en el centro, el Rincón de los Poetas en uno de los vértices, la fuente en otro y varios rincones más –algunos inclusive que ya no existen– fueron construidos y edificados para homenajear una parte de nuestro pasado para que se preserve la memoria en el futuro. Pero… ¿por dónde comenzar a contar la historia de un sitio tan emblemático de nuestra ciudad? Como todos los relatos, por el comienzo. Nuestra ciudad se fundó el 18 de octubre de 1783, y luego de un primer asentamiento ubicado en lo que hoy está la Escuela de Los Fundadores y el Monumento a los Antepasados, esa comunidad se trasladó tierras más altas. El lugar elegido fue donde hoy es la plaza San Martín, que en esa época se llamó “Plaza Mayor”. El lugar fue elegido como un punto estratégico: sin todas las edificaciones modernas que hoy en día bloquean la vista, desde allí se podía ver claro y sin obstáculos todo el río, el puerto e inclusive la Isla Libertad. Y una vez elegido y desmontado ese lugar, se procedió a actuar como siempre se actuó en el armado de una villa española: ubicar los edificios públicos más importantes alrededor de la “Plaza Mayor”. Entonces, poco a poco se comenzaron a levantar la iglesia, el cementerio, la escuela, la casa del cura, la comandancia, el correo y la casa capitular. Además, ya en la plaza misma, se comenzaron a ubicar los puestos de ventas de frutas y verduras y demás mercaderías que invitaban a la población a hacer allí sus compras. Los elementos dentro de la plaza San Martín Comenzó llamándose “Plaza Mayor”, luego fue rebautizada “Independencia” y finalmente nombrada con el definitivo “San Martín” cuando se festejó el Centenario de la Revolución de Mayo en 1910 y se inauguró el actual monumento. Pero volvamos atrás nuevamente: ¿qué había antes allí? Lo que se construyó en primer lugar en el centro de la plaza fue “La Columna”, que se levantó cuando el lugar se llamaba “Independencia” en 1879. Como se relata en el tomo Nº1 de los “Cuadernos de Gualeguaychú”, la construcción fue financiada con “la mitad de la multa aplicada por la Policía de este departamento mientras dure la obra” y se le agregaba “el aporte municipal y a lo que resulte de una pequeña suscripción popular”. La inauguración de la elegante columna fue el 9 de julio de 1879 y demolida el 5 de abril de 1910, para levantar sobre sus restos el monumento a San Martín, sirviendo la antigua estructura como cimiento de lo que hoy está en el centro. Es entonces cuando entramos en la historia del monumento a San Martín y a la tercera etapa histórica de este lugar: cuando el país se preparaba para festejar el Centenario de la patria, se decide homenajear al Gran Libertador. Fue obra del escultor Soatti. “Su pedestal simulará una roca de granito artificial, con la base de 6x7 metros y una altura que se elevará hasta los 4 o 5 metros. Se adosarán a él alegorías como la del Sol de Mayo y la gran palma de bronce; una placa con un fragmento de “El nido de los cóndores”, de Olegario Víctor Andrade y sobre la roca un cóndor y entre sus garras la bandera argentina”, contaban las crónicas de la época sobre lo que finalmente sería el monumento a San Martín y todos los simbolismos que finalmente terminó teniendo. Otro lugar paradigmático de la plaza San Martín es el ubicado en la esquina noreste, frente al Palacio de los Tribunales. En ese rincón, resguardado entre los árboles, se encuentra el “Rincón de la Poesía”: inaugurado el 19 de octubre de 1965, allí están los bustos de Olegario V. Andrade, Gervasio Méndez, Luis N. Palma, Manuel Portela, Mateo Dumón Quesada, Luis María Grané, Manuel Palacios, Pablo Díaz, Ana Etchegoyen y Pablo Daneri. Casi todos fueron hechos por la escultora Adela Pérez Cheveste, a excepción del de Palacios, que lo hizo Luis Benítez, y el de Daneri, realizado por Oscar Rébora. “Los que lleguen a la tierra entrerriana podrán visitar con recuerdo a estos juglares de la patria chica”, expresó en aquel entonces Héctor Grané, presidente de la Comisión Municipal de Turismo e ideólogo del Rincón de los Poetas. En el acto inaugural del “Rincón de la Poesía” se hizo entrega de los premios del Concurso Literario “Bodas de Oro” del Colegio Nacional Luis Clavarino: “¡Ay luna, no alumbre tanto que va a despertar al niño, el niño de cal que duerme en el regazo del río! ¿No veis que tejen su sueño collares color trigo y hay un temblor de novicia a sus carriles prendido?” Estas son las cuartetas con las que comienza “Romance de cal y luna”, el poema que salió ganador del Concurso Literario, escrito por Antonio Machado. Al igual que como pasó con la columna, que ya no está más, hace muy poco perdimos otro elemento histórico en la plaza San Martín: tras una fuerte tormenta de viento, se cayó “El pino de San Lorenzo”, plantado allí por iniciativa del Rotary Club Gualeguaychú, el 12 de octubre de 1944, frente al monumento al Gran Libertador. Pocos años más tarde, el 17 de agosto de 1950, Año del Libertador, también por iniciativa del Rotary Club se deposita junto al pino tierra traída del solar nativo de San Martín. Volviendo a las construcciones en la plaza, en la esquina sudeste, frente a donde hoy está la Jefatura Departamental, se encuentra “La fuente”, una obra proyectada y dirigida por Elio Giusto. Durante mucho tiempo viene siendo uno de los puntos atractivos de Gualeguaychú, seduciendo tanto a turistas como recién casados, quienes durante años hicieron toda una tradición el fotografiarse allí. Siguiendo el perímetro, ahora en la parte sudoeste de la plaza, el 28 de octubre de 1936 el Poder Ejecutivo Municipal sancionó que en la manzana comprendida por las calles Urquiza, San José, Luis N. Palma y 3 de Febrero, que se construya “El Palco para orquesta”. La obra contempló también la construcción de veredones y que en su centro se levantara el “Palco”, el cual será iluminado con instalación eléctrica subterránea. Por supuesto que estas no son las únicas historias que se esconden en la plaza San Martín: desde los bustos de Sarmiento, Julio Irazusta y Artigas, pasando por homenajes a los caídos en la Guerra de Malvinas y terminando en una estatua a Diana, diosa a quien Júpiter hizo reina de los bosques y que también es protectora de los cazadores, todo eso está allí. Simplemente hay que salir, visitar la plaza, disfrutar de una tarde de sol y, lo más importante, mirar con atención, con cuidado, porque cada pequeño detalle que nos llame la atención, seguro que tiene una historia detrás. Antes de terminar, agradezco muy especialmente a Natalia Derudi, del área de Patrimonio y Museos de Gualeguaychú, por haberme guiado en esta historia tan fascinante y por haber facilitado material fotográfico inédito e histórico para acompañar este escrito.ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
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