“CIUDADANO ILUSTRE”
A dos años de la condena: La pared oculta que lo hizo caer y los viajes de placer de Gustavo Rivas
El abogado de Gualeguaychú sigue cumpliendo con su pena en su domicilio de la calle Mitre, el lugar donde cometió los abusos sexuales a menores que fueron probados por la Justicia. Martín Daneri, una de las víctimas que se animó a denunciar y a relatar lo que padeció, recordó cómo fue todo el proceso y reveló detalles impactantes del modus operandi de Gustavo Rivas.
En septiembre de 2022 Gustavo Rivas recibió su condena definitiva (ya que no fue apelada) a 23 años de prisión por abusos sexuales y promoción a la prostitución de menores.
Una de las víctimas que fue clave para que la causa llegue a buen puerto fue otro reconocido abogado de la ciudad, Martín Daneri, quien con nombre y apellido se animó a denunciarlo y a quitarle el velo al “ciudadano ilustre”.
Hoy, radicado en Buenos Aires por motivos profesionales y a dos años de aquel momento histórico, contó como atravesó el proceso judicial, reveló pruebas claves del juicio y contó el siniestro método de Rivas para captar víctimas.
“Fue un proceso largo, por las circunstancias del hecho en sí, de lo que implica la figura de Rivas para la sociedad de Gualeguaychú, ya que si bien era un secreto a voces estaba apañado por mucha gente, que o no creía o miraba para el costado”, comenzó contando Daneri en su charla con Ahora ElDía.
“Fueron apareciendo denunciantes poco a poco porque no se animaban, hasta que se recopilaron todas las pruebas. La verdad que fue muy buena la investigación, tanto Lisandro Beberán como Martina Cedrés hicieron una excelente labor, se fue comprobando todo lo que había declarado en Paraná, después del allanamiento en julio de 2017, preferí hacerlo allí porque había otras dos víctimas que no se animaban a declarar”, recordó.
Acerca de la postura de Rivas en aquel momento, marcó que “la defensa obviamente se fue oponiendo y no digo intimidando, pero si causando un poco de temor, hasta que se llegó a lo que fue el juicio oral, donde el Tribunal de tres integrantes dio por probado todos los hechos menos uno por el beneficio de la duda, pero lo condenó sólo por un hecho argumentando que todos los otros ya habían prescripto. Luego, el Tribunal de Casación dijo que no lo habían hecho, ya que se trataba de una violación a los Derechos Humanos y le impusieron una condena de 23 años”, precisó el abogado que tiene el caso muy fresco en su memoria.
Tras la apelación de la defensa, la sala penal del Superior Tribunal de Justicia ratificó el fallo y Rivas decidió no apelar a la Corte Suprema, por lo que la condena quedó firme. Luego, tuvieron lugar los idas y vueltas por el lugar donde debía cumplirla: en primera instancia, se le otorgó la prisión domiciliaria, luego se la revocaron y pasó cuatro meses en la cárcel, en la Unidad Penal Nº9, hasta que volvió a ser beneficiado con la domiciliaria. De esta manera, pasa sus días en su casa de la calle Mitre, el mismo sitio donde cometió gran parte de sus delitos.
“Quedé conforme porque se pudo probar todo lo que había declarado, se encontró una filmación en 8 milímetros de 1978, que yo pensé que no existía. Él ya sabía que lo iban a allanar y eliminó muchas cosas, solamente dejó poco más de 200 fotos, a propósito, porque eran fotos de personas conocidas, incluso que trabajan en los juzgados; fue una especie de extorción encubierta, pero tuvo la mala suerte que en el procedimiento uno de los policías golpeó una de las paredes huecas, que era de madera -eso aparentemente se le pasó- y ahí había un rollo con filmaciones que iban desde 1972/73 en adelante. En una de esas cintas me reconocí y a las personas que estaban ahí, y eso se proyectó en una pantalla en el juicio oral”, reveló Daneri acerca de una de las pruebas claves.
Resaltó que la condena lo dejó “conforme por todas las víctimas, por las que no se animaron a denunciar, que son miles, te diría que son cerca de 4.000 y creeme que no es exagerado. Muchas se fueron a vivir a otro lado, conozco algunos que emigraron al exterior. Romper con la hipocresía fue una manera de sanar. Siempre estuve convencido de lo que hacía, soy abogado, he hecho Derecho Penal y estoy acostumbrado a diferentes ambientes y presiones”, comentó, mientras que lo que más le costó “fue mi familia, que no sabía nada, quería cuidarlos a ellos; fui el único que salió en televisión en su momento, en el programa de Daniel Enz, dando nombre y apellido; mi hermana me llamó llorando, también tenían miedo a las represalias, pero no tuve miedo”, rememoró.
Los “viajes de placer”
Gustavo Rivas captaba a sus víctimas en clubes, colegios y en las carrozas estudiantiles, los elegía según su gusto personal y lentamente los introducía en su mundo hasta abusar de ellos.
“A Rivas lo conocí cuando él tenía 32 o 33 años, nosotros teníamos 15-16. En ese momento era el presidente del Club Neptunia y nosotros teníamos un equipo de vóley- Él se arrimaba, empezaba a hablar, siempre fue muy gracioso, de hacer chistes, una persona muy histriónica, a algunos les prestaba el Falcon rojo que tenía para escuchar Les Luthiers en cassette, Un día nos propuso organizar un baile de estudiantes en una sala de juegos que tenía el club. La entrada era para nosotros para usarla en un ‘viaje de placer’”, relató Daneri acerca de su experiencia personal, y detalló: “¿En qué consistió? Fuimos seis en un auto, un Renault 6; Rivas iba en otro auto y ya había arreglado todo en el prostíbulo ‘La Paraguaya’, muy conocido en esa época, para que ‘debutáramos’ todos con la misma prostituta… Eso eran los ‘viajes de placer’”, resumió.
“Así era como empezaba y no era una época fácil, estábamos en plena Dictadura, pero Rivas manejaba los hilos. Y la otra era ir al ‘bulín’ que estaba cerca de lo que hoy es Black River. Era todo calles de tierra: allí nos hacía mirar películas pornográficas y nos hacía hacer una masturbación grupal como un chiste. Por suerte todo el grupo con el que estaba éramos personas ‘sanas’, por decirlo de alguna manera, y no pasamos por otras situaciones raras, pero si esa masturbación grupal que quedó filmada y que se pasó en el juicio oral. Él nos filmaba la cara y ‘demás’. En esos tiempos había que mandar a revelar el rollo a Buenos Aires. Rivas siempre tuvo tecnología de última generación. También fuimos a la casa de la madre, que es donde Rivas vive actualmente. Siempre seleccionaba a uno, al que veía más vulnerable. Algo que era muy chocante y que hacía siempre, era desnudarse. Nosotros éramos adolescentes y ver a un presidente de un club, abogado, sin ropas, nos sorprendía al tiempo que vulneraba nuestra inocencia”, manifestó la víctima.
Daneri aseguró que “hubo grupos que tuvieron relaciones con él, así fue su modus operandi durante años. Según la investigación de fiscalía buscaba chicos de clase media, con cierto estereotipo físico, atléticos; luego fue ampliando su ‘coto de caza’ y terminó, entre 2010 y 2011, yendo buscar a sus víctimas a barrios más carenciados. Hay una declaración de un testigo que contó que les facilitaba dinero para drogas si estaban con él. También hay situaciones muy difíciles de relatar que están en el expediente de las causas; algunas se hicieron públicas a través del testimonio de Joaquín Otero (otra de las víctimas que se animó a hablar en los medios). Tenía mucha impunidad, andaba como si nada, era perverso y pasivo, lo cual hizo que muchos crean que no había abuso al no ser activo; por ejemplo, para que te des cuenta lo perverso que era, Rivas les decía a los chicos nuevos que reclutaba que sus padres habían tenido relaciones con él hace 30 años. imagínate el efecto que puede tener eso en un adolescente. Su idea siempre fue ‘quemarle’ la cabeza a los chicos, y como esto, en el expediente hay situaciones y acciones mucho peores”, finalizó el gualeguaychuense.