AYUDA A LAS COMUNIDADES ABORÍGENES
La ONG Manos a la Obra trabaja para el décimo viaje al Impenetrable chaqueño
Luego de dos años, por la pandemia, la ONG que preside Fabián Trípodi ultima detalles para lo que será el décimo viaje a una zona siempre olvidada por el estado. Fabián junto a Cristian Blanco hablaron con “Ahora El Día” detallando que falta un poco para llenar un camión con ayuda para las comunidades aborígenes y criollos que lo necesitan en lugares inhóspitos en donde no hay corriente eléctrica y agua potable. Trípodi y la ONG fueron postulados para Argentina Solidaria.
Por Fabián Miró
Fabián, entrevistado por Ahora El Día en el Merendero que montó en su casa del Barrio Municipal que también funciona como almacenamiento de mercadería, juguetes y medicamentes contó que “Manos a la Obra” está “trabajando a full, recepcionando, clasificando y ordenando todo lo que recibimos para viajar al Impenetrable además de juntar dinero para pagar el transporte y los gastos que tenemos para afrontar un viaje muy largo”
Cristian “El Tano” Blanco indicó que es algo que “nos gusta hacer, sabemos la necesidad extrema que tiene la gente que vive en el Impenetrable. Hace más de un mes que venimos trabajando, lapso en el que hemos recibido muchas donaciones, algunas de las cuales con una alta dosis de sacrificio hemos ido a buscar a Buenos Aires, enfocados en poder hacer el viaje a fines de octubre, o bien a principios de noviembre”.
Fabián recordó que durante, años 2020 y 2021, no pudieron viajar por “la pandemia, nos quedamos en nuestra ciudad trabajando intensamente con el Merendero cocinando para 120 familias todos los fines de semana, volcando todas las donaciones que teníamos al merendero”.
Consultado sobre si la crisis económica se siente a la hora de recibir donaciones, Blanco respondió que “se nota y mucho. Es más, en plena pandemia, mucha de la gente que daba una mano, la terminamos ayudando con “Manos a la Obra”, fundamentalmente a personas que se quedaron de un día para el otro sin trabajo, y sin la posibilidad de salir a hacer una changa. Hoy que la situación tiende a normalizarse muchos retomaron sus trabajos y nuevamente están colaborando. Igualmente el que antes te donaba un pack de puré de tomates, hoy te da tres cajitas de dicha mercadería”.
El tema remedios es un punto aparte. Sabido es el costo de los mismos, el incremento que han tenido y la ausencia de medicamentes. Al respecto Trípodi comentó que “la demanda ha crecido y mucho, porque hay medicamentos que nosotros manejamos con donaciones que nos otorgan de Buenos Aires, gente que ya no los necesita, le van quedando o alguna droguería que se comunica con la ONG. Desde hace un tiempo los remedios han subido y el poder adquisitivo bajado bruscamente, razón por la que muchos remedios terminan siendo inviables para buena parte de la comunidad por los costos de los mismos. Nos ha pasado que mucha gente nos pide determinada medicación que salen 3.000,4000, 5000 pesos, gente que requiere de cierta medicación que por mes le demanda 25.000 pesos, cifra a la que no pueden hacer frente. Con Manos a la Obra venimos ayudando a muchos vecinos de la ciudad, además de Mansilla, Urdinarrain, Gilbert, San José, Liebig estamos ayudando con medicamentos e insumos hospitalarios y al Impenetrable llevamos todos porque no tienen nada de nada. Acá lo que más que te piden es insulina, medicamentos para la presión, enfermedades cardíacas y medicamentos oncológicos-muy caros- que la obra social no cubre y nosotros a través de una cadena solidaria en Buenos Aires que se dedica a la parte oncológica”.
El viaje
Blanco contó que la primera parada es en “Misión Nueva Pompeya”, en un viaje que demanda un largo recorrido de aproximadamente 1400 kilómetros y-detalla- la última parte en la cual dejas la ruta asfaltada tenemos unas siete horas por caminos, unos 300 kilómetros, de tierra y siempre te sorprendes dado que en cada viaje ves algo distinto sobre un camino que es muy difícil de transitar, todo muchas veces por las tremendas sequías, arenales en los que si no conoces la zona podes quedar enterrado”.
Consultado por las comunidades que allí viven, Trípodi informó que habitan “wichis, tobas, y criollos que viven en Nueva Pompeya junto a una mayoría Wichi; mientras que en `Paraje Espinillo están los Tobas”. Detalló que “son muy pocos los que esbozan algunas palabras en castellano, solo el cacique y algunos pocos lo hablan. Manejan nuestra lengua con cierta dificultad, pero lo suficiente como para entendernos”.
Contaron que en “Nueva Pompeya hacemos base, después salimos a recorrer parajes como “Palo Flojal”, “Pozo Landa”, “El Mirador” entre otros. Parajes en los cuales las comunidades viven como lo hacían sus ancestros. Es como si el tiempo no hubiese pasado en casas hechas con palo y barro que en tiempos de calor utilizan muy poco en horas de la noche por la presencia de la vinchuca, razón por la que arman un catre y duermen al aire libre con las estrellas como techo. Ahí no ves una sola construcción de material, solo chozas levantadas con lo que la naturaleza les provee. Viven en el medio del monte y para llegar a los parajes hacemos caravanas para entrar por senderos que hacen los animales. La manera de vivir de estas comunidades no creemos que cambie.” Blanco detalló que “toman agua de los distintos cursos, corren el verdín y allí beben. Las primeras veces que los vimos nos pegó fuerte, después no fuimos acostumbrando, aunque ello no significa que nos resignemos a cambiar esta situación”. Agregó que es “muy fuerte ver a gente con desnutrición, especialmente los más pequeños. En uno de los viajes, recuerda, estuvimos en un lugar donde habían fallecido dos chicos y la sensación de no saber qué hacer, como evitar que esto ocurra te hace latir muy fuerte el corazón. Es algo muy difícil de asimilar, los gobiernos pasan y la situación tiende a empeorar cada día generando mucha impotencia y dolor. Desde nuestro humilde lugar lo que podemos hacer es llegar con un cargamento de todo tipo de cosas. Alimentos, agua, medicamentos, juguetes para los chicos, un alfajor para los abuelos que para ellos es algo novedoso. La parte linda que te gratifica, una caricia al alma es jugar un rato a la pelota con los chicos. Le llevar algunas pelotas y salen todos corriendo a jugar, felices de tener un juguete nuevo”
Fabián Trípodi señaló que la situación que uno viene “apreciando hace diez años es el del abandono de personas, de comunidades enteras por parte del estado. No puede ser que una gestión política no se dé cuenta de lo que pase, o mire para otro lado. Podes no cambiarle la cultura, pero sí se puede mejorar la condición de vida, darles una mano proveyéndolos de servicios esenciales. Algunos viven de la artesanía, otro de lo poco que pueden cazar o pescar y no reciben recurso alguno como ´para salir adelante. En su momento se invirtió en cañerías para traer agua del Bermejito en una obra que quedó sin concluir”.
En cuanto a la educación indicó que “es muy difícil llegar a la escuela y, es más, los establecimientos educativos se mantienen por los elementos que les llevamos nosotros y otras ONG. A las comunidades les queda muy lejos enviar sus chicos a la escuela que no tiene comedor en una zona donde la desnutrición está a la orden del día”.
Finalmente adelantaron que en estos días “sale una rifa para el Día de la Madre con un costo de 200 pesos el número, además de un baile solidario que se dará a conocer en los próximos días. El que quiera colaborar puede dirigirse al Merendero y sede de Manos a la Obra que se encuentra en Manzana B, Casa 5 en el Barrio Municipal