ENTRE RÍOS
"La odisea de los giles": cuando para ir de casa al súper hay que caminar hasta 12 kilómetros
"Realmente siento que es injusto lo que estamos viviendo en la zona de Estación Yuquerí", dijo una vecina de esa comunidad del departamento Concordia
El bloqueo al tránsito vehicular montado por la Municipalidad de Concordia en un tramo de la Ruta Provincial 22, que comunica la planta urbana con la autovía de la Ruta Nacional 14, es un calvario para los vecinos. Literalmente, quedaron dentro del mismo departamento del otro lado de la barricada. Y así nació, en el decir popular de las comunidades de las inmediaciones, lo que se llama “La Triple Frontera”. Con ese nombre denominan a ese punto crítico y del que se cuentan historias propias de una odisea. El problema “No tenemos cajero, no tenemos supermercado, ni algo fundamental que es una farmacia cerca”, mencionó a modo de ejemplos la misma fuente consultada por El Entre Ríos que prefirió no dar a conocer su nombre por temor a alguna represalia. “No pedimos un requisito exclusivo, sino algo necesario que es que nos habrán una sola mano en la ruta 22 para que los vecinos puedan satisfacer sus necesidades”. “Desde un principio pedimos que solo estén los agentes de la Comisaría más cercana, en el cruce, y con nuestros D.N.I. solo pasen los vecinos de la zona, pero no nos escuchan”, lamentó otra persona a la que también se la escuchó plantear los problemas de estos días de cuarentena obligatoria.
“La odisea de los giles”, película estrenada en 2019, cuenta la historia de un grupo de vecinos que descubre que perdieron todos los ahorros que tenían debido a una estafa realizada por un abogado y el gerente de un banco, en plena crisis de 2001. Entonces, se organizan y arman un plan para recuperar lo que les pertenece”. Aquí el grupo de vecinos no es el de la ficción dirigida por Sebastián Borensztein sino que viven Estación Yuquerí, Barrio Coelho, El Blanqueado, El Tala, Yuquerí Chico y Colonia Los Sauces del Departamento Concordia. Y su odisea es la que, de un día para otros, descubrieron que la ruta que los vincula con el ejido urbano de Concordia estaba cerrada como una manera de reducir el tránsito y la circulación del coronavirus. En autos o de a pie Autos estacionados en las márgenes de las banquinas, a este o este del montículo de tierra que impide su tránsito, y otros tantos que pasan de a pie. Ese es el panorama en las últimas semanas tras disponerse que para salir o ingresar a Concordia el único paso habilitado quedó ubicado al norte, en la intersección de avenida Monseñor Rösch y la Ruta Nacional A015. “Las familias que pueden dejan un auto de un lado y van hasta ahí en otro vehículo o se organizan para no tener que ir hasta la RN A015. Debe haber más de 20 autos por día. Es un peregrinar constante de gente que también pasa caminando y no hay ningún tipo de control”, contó un camionero. Pero no todos tienen esa posibilidad. Están los otros, que muchas veces no tienen voz y son los más humildes que van por esa zona caminando kilómetros y kilómetros para poder llegar a sus casas con las mercaderías que compran con la Tarjeta Social en el supermercado que está en El Martillo. En algunos casos, a 12 ó 15 kilómetros de donde viven. Relatos de la odisea Entre las vivencias de esta semana se destaca la de una mujer embarazada, de 8 meses. Afortunadamente concluyó bien: “fue dada de alta el mismo día, por la noche, tras la descompensación que sufrió por caminar al sol y con tanto peso”, relató una vecina. ¿A qué se refiere? La señora había salido de su casa en Estación Yuquerí, a las 8 de la mañana. Para ello, dejó a sus hijos durmiendo porque su esposo estaba trabajando. Cobró, hizo las compras y esperó colectivo, “que pasa cada muerto Obispo”, graficó la consultada. El tiempo fue pasando, llegó el mediodía por lo que se tomó un remis hasta la zona conocida como “El Martillo”, intersección de avenida Presidente Perón y Ruta Provincial 22. El remisero la dejo ahí y ella comenzó a caminar, bajo el sol hasta que pasada las 14 llegó a golpear, muy desesperada, la vivienda de una vecina. Entonces, había hecho a pie alrededor de un kilómetro con 6 bolsas en sus manos. Finalmente, esa otra mujer la llevó hasta su casa y lo que pasó después fue que más tarde se descompensó y, por unas horas, debió ser hospitalizada. Otra historia la escribe una mujer que vive en el barrio Coelho, cerca de Yuquerí. Se descompuso y empezó su propia odisea. El hombre que la fue a buscar transitó por RP 22 hasta “La Triple Frontera”, donde se encontró con vecinos que estaban esperando que le llevasen comestibles. De un lado, “el chófer a los gritos les decía: por qué no hay un camino abierto que tengo a alguien que se está muriendo”, contó la entrevistada y, del otro, “los vecinos le decían que no hay nada y que pegara la vuelta por la Y griega. Otra vez la situación se pudo tensa”, calificó. (ElEntreRíos)ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
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