LAS ELECCIONES Y LA CRISIS DE LIDERAZGOS
La necesaria moderación que precisamos
La moderación es lo opuesto al extremismo. Ser fanáticos es más fácil porque en ese momento no se sopesan los argumentos.
Juan Pablo Castillo*
La moderación no es una ideología, es una actitud que tiene como característica el control y la reflexión priorizando los hechos en sí, antes que las emociones. Por ejemplo en un debate, cuando se priorizan las pasiones; pareciera ser que el que grita más fuerte es el que gana, y no quien mejor argumenta.
Por eso las tribus políticas son cada vez más extremas, donde los líderes de esos extremos utilizan el miedo y la división como forma de control en vez de ámbitos de diálogo que propicien la unidad.
Ser moderado ralentiza la forma en la cual incorporamos la información porque nos obliga a razonar previo a emitir una respuesta.
Se es sobrio cuando se está lejos de los excesos, de los “extremos” y todo lo que eso conlleva, como cuando se priorizan los escándalos de tipo farándula que atentan contra la política.
La crisis de los liderazgos se da porque ponen por delante los intereses personales a los grupales. Su política cargada de sloganes grandilocuentes y eufemismos vacíos de contenido, de corto plazo, generan reticencias y olvido en la sociedad, mientras que los estadistas tienen principios y acciones que van mucho más allá de ellos.
Ciertos políticos parecieran estar más preocupados por el resultado de las próximas elecciones que por gobernar. Vivimos en la era de lo inmediato y nos olvidamos que las grandes transformaciones requieren tiempo y esfuerzo.
La moderación política siempre prefiere el diálogo en detrimento de la fuerza bruta, porque ésta es sectaria y excluyente.
La moderación es lo opuesto al extremismo. Ser fanáticos es más fácil porque en ese momento no se sopesan los argumentos. Se oponen porque sí. Por eso ser moderado es sinónimo de civilidad.
Es trabajoso ser moderado, ponderar las razones, sopesar los argumentos, hallar el punto de equilibrio.
Para terminar, nos podemos remontar a la antigua Grecia. Según Aristóteles, la moderación es una de las cuatro virtudes cardinales junto a la justicia, la valentía y la sabiduría.
Muy poca valentía era considerada cobardía. Demasiada valentía se consideraba imprudencia. La moderación, en definitiva, nos ayuda a encontrar el equilibrio necesario.
*Sociólogo y consultor