La manía de estereotipar a los otros por la raza
La identidad colectiva, cultivada por los grupos humanos, puede conducir a un tribalismo hostil hacia personas de otras culturas o razas. Es una pulsión primaria de los humanos muy peligrosa.La simbiosis individuo-grupo, alimentada por los nacionalismos étnicos, es un cóctel de una potencialidad peligrosa. Los miembros de una colectividad, así, se perciben idénticos y únicos.Dicha percepción adquiere ribetes radicales cuando de ella emerge una diferencia de esencia entre un pueblo, que a sí mismo se ve como "elegido", y los demás.Es una idea, en realidad, en la que subyace un mecanismo de negación sistemática de los otros por ser simplemente otros. De esta manera, la pareja identidad-otredad tiene una triste historia de intolerancia y exclusión.Los griegos, y más tarde los romanos, llamaban "bárbaros" a todos los pueblos que no hablaban su lengua y que no vivían de acuerdo a sus normas culturales.Esta distinción iba acompañada de una juicio de valor: el término "bárbaro" era peyorativo e implicaba inferioridad (física, intelectual, social, etc.) del pueblo al cual era aplicado.En este caso la conciencia de la "alteridad", como le llaman los antropólogos, implica una desvalorización de los otros, lo cual es fuente de conflicto y violencia.Los términos "blancos", "negros" o "indios" revelan el intento por clasificar a los humanos desde el punto de vista biológico, pese a que la ciencia ha relativizado el último tiempo estas marcas genéticas, postulando que en realidad las razas no son sino "construcciones sociales".Como sea existe el racismo, entendido como repugnancia u hostilidad hacia personas con rasgos físicos diferentes (color de la piel, por caso). Los europeos, particularmente, han sido un colectivo muy prejuicioso al respecto.De hecho algunos historiadores sostienen que en el Viejo Continente fue donde se incubó la ideología nacionalista, excluyente de otros grupos humanos, que fue un producto intelectual que se exportó a todo el mundo, incluida América Latina.No es casual, por otro lado, la existencia de un Estado racista, como la Alemania nazi, que postuló en el siglo XX la superioridad de la raza aria. Al parecer los europeos, hoy en crisis económica, tampoco se salvan de que los discriminen."Cómo ser occidental y que te nieguen la entrada en un bar japonés". Así reza el artículo de David Jiménez, corresponsal del diario El Mundo (España) en Bangkok, publicado el 3 de octubre de este año."Cada vez que me reúno con un grupo de occidentales en Japón la conversación acaba centrándose en el racismo. ¿El que sufren los negros en Alabama? ¿Los gitanos en España, quizá? No, mis interlocutores hablan amargamente de la discriminación que dicen padecer ellos, los blancos. Y claro, no están acostumbrados", escribe Jiménez.Según cuenta, abundan los sentimientos de rechazos de los japoneses, algo que se repite en China, Corea del Sur y otros países asiáticos, donde los occidentales suelen tener problemas para integrarse fuera de la comunidad expatriada.Estos días son los europeos los que emigran al este en busca de oportunidades, a veces a países que antes ellos dominaban hace tan solo una década.Fervientemente nacionalistas, muchos orientales mantienen conceptos arcaicos sobre la pureza racial, la superioridad de su cultura y el rechazo más o menos disimulado hacia el foráneo.No hay que olvidarse que Japón fue aliado de Alemania e Italia en la Segunda Guerra Mundial. En el Imperio del Sol Naciente prevaleció entonces la tradición nipona, muy afín a los movimientos xenófobos europeos.Acaso la aprensión hacia los occidentales, de que se queja Jiménez, sea apenas un acto reflejo. Aunque la historia enseña que los rebrotes racistas suelen suscitarse en contexto de inestabilidad mundial.Los que adhieren a la teoría del eterno retorno, por otro lado, creen que el pasado siempre vuelve. ¿El mundo marcha hacia el neo-nacionalismo étnico?
ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
ACCEDÉ A ÉSTE Y A TODOS LOS CONTENIDOS EXCLUSIVOSSuscribite y empezá a disfrutar de todos los beneficios
Este contenido no está abierto a comentarios