OTRO RUBRO GOLPEADO
La inflación y los tarifazos de la luz profundizan la crisis de los autoservicios de la ciudad
Las ventas en los autoservicios del país experimentaron una caída del 14,6% interanual en el mes de junio. En Gualeguaychú, la situación se presenta con matices, con marcado cambios en los hábitos de consumo y, en muchos casos, preocupa aún más el aumento en la tarifa de luz y los impuestos.
La contracción de la economía argentina es una de las cuestiones que mantiene en vilo a la sociedad, principalmente a aquellos quienes dependen directamente de una reactivación en el mercado interno para ver prosperar su negocio. En este marco, el consumo masivo experimentó una caída del 12,5% interanual en junio, lo que significa que la baja del consumo se profundizó respecto a mayo y que, en los primeros 6 meses de este año, ya acumula una caída del 8,5% en relación al mismo período de 2023, según datos de la consultora Scentia.
En el desagregado por canales de venta, la caída fue más profunda en los autoservicios que en los supermercados de cadena: en los primeros el consumo bajó 14,6%, y en los segundos, 10,3%. En el acumulado del primer semestre la retracción es del 10% para supermercados y del 7% en autoservicios. En ambos canales, lo que más cayó fue el consumo de impulsivos (21%), seguido por bebidas alcohólicas (19,6%), bebidas sin alcohol (16,2%), limpieza de ropa y hogar (12,4%), desayuno y merienda (12,1%), higiene y cosmética (11,3%), alimentos (7,9%) y perecederos (5,4%).
Al respecto, Osvaldo del Río, director de Scentia, afirmó: “Los pronósticos de principios y fines del año pasado anticipaban que el consumo este año iba a estar entre menos 7 y menos 10%. Lo que se espera de acá a lo que resta del año es algo relativamente parecido a lo que pasó hasta ahora. Si hay algo de recomposición, se va a notar hacia fin de año, quizás en los últimos dos o tres meses de este año”.
La caída en el consumo se profundizó recientemente a pesar del cobro del aguinaldo y de la desaceleración de precios: en junio la inflación fue de 4,6% y el aumento en alimentos fue del 3%, ubicándose por debajo del nivel general. En ese sentido, el vicepresidente de la Confederación General Almacenera, Fernando Savore, señaló que “aunque los aumentos en la mercadería en comparación con los de diciembre, enero y febrero no son tan agresivos, no superan el 4%, debido a la ‘mochila’ que cargamos los trabajadores, cada aumento por mínimo que sea ya es una carga importante”. En este contexto, observó que “la gente compra hasta dónde llega”. “El 15 ya es el fin de mes, se terminó la plata de los argentinos. Tenemos hasta esa fecha como para tener una venta pareja y después es ver qué inventamos para vender”, manifestó.
Según el análisis de Savore, una de las consecuencias visibles de la falta de dinero es el aumento en el uso de las tarjetas de crédito para compras de almacén: “La tarjeta de crédito era un formato de pago más direccionado a la compra de un calzado, por ejemplo, pero no para comprar siete artículos. Esto sucede cuando las personas literalmente tocan fondo, ya se les acabó la plata y utilizan la tarjeta de crédito. Por eso tampoco vimos una reactivación este mes cuando se cobró el medio aguinaldo”.
Esta lectura de los cambios permanentes en el consumo se vuelve una herramienta de supervivencia para el comerciante: “Estamos al lado del cliente y sabemos lo que compra y lo que no, entonces empezamos a descontinuar algunos productos. Nos adaptamos a lo que el cliente demanda”, expresó Savore.
La situación en los autoservicios locales: matices de la recesión
A partir de un relevamiento en la ciudad, Ahora ElDía pudo conocer las experiencias de distintos autoservicios de Gualeguaychú. Los testimonios recopilados dan cuenta de que dentro de las estadísticas nacionales y de la realidad palpable de la crisis, hay excepciones, matices y circunstancias en las que las ventas pueden sostenerse, por ejemplo, pero la merma en las ganancias sigue estando. ¿Los motivos? Los cambios en el consumo y los tarifazos.
Alicia, del autoservicio “Súper Los 5”, ubicado sobre Bv. Artigas, contó que no han notado una gran caída de sus ventas, debido a que redoblan sus esfuerzos buscando precios para su mercadería y sacrifican parte de sus ganancias para sostenerlas. “Si nos ponemos a pensar en las cargas impositivas y demás, la verdad que estamos utilizando nuestras ganancias para pagarlas”, dijo, y advirtió que “si esto no da resultado se va a complicar, porque a la luz la tenemos que pagar igual y si a los precios le ponemos una utilidad más alta ya no va a ser lo mismo que ahora; tenemos dos líneas de electricidad: en una pagábamos 400 mil pesos, y ahora la última llegó a dos millones; y en la otra casi lo mismo: pagábamos 300 mil pesos y ahora más de un millón”, ejemplificó.
Por otro lado, Alicia observó un cambio en los hábitos de consumo de sus clientes: “Algunos productos ya no se venden tanto, por ejemplo, las fragancias ambientales. También resurgieron las segundas marcas de jabones líquidos para la ropa. Los clientes ahora eligen productos más económicos”.
Esto último es visto de manera más drástica por Sergio, el encargado de un autoservicio ubicado sobre Urquiza (casi Constitución), frente al Banco de Entre Ríos. “Los clientes buscan lo más barato que tengamos, es lo que más sale. En estos últimos meses las ventas bajaron, sólo se compra lo necesario”, comentó.
Por su parte, Teresa, una de las personas que lleva adelante el autoservicio “Soberanía”, ubicado en Luis N. Palma esquina 1° de Mayo, observó: “En enero y febrero tuvimos ventas muy estables, pero luego notamos una caída pronunciada hasta junio cuando volvieron a estabilizarse”. Aunque su situación contrasta con los indicadores del rubro a nivel país, a la hora de afrontar los tarifazos su caso no es la excepción: “Después del verano tuvimos que dejar de utilizar algunas de nuestras heladeras porque nos venía mucho de luz y se complicaba pagar la factura. Realmente nos impacta, pero ya no podemos hacer nada; lo que podíamos hacer lo hicimos”. Y agregó: “El alquiler del local también se incrementó con el paso de los meses. Por ahora podemos pagarlo, pero sabemos que hay muchos comerciantes que tuvieron que cerrar porque no podían afrontar los gastos”.
En cuanto a los cambios en el consumo, Teresa coincidió con sus colegas: hay una tendencia a elegir segundas marcas, sobre todo en los productos esenciales: “Harina, azúcar, leche, arroz, fideos y, a veces también, yerba, entre la mejor marca y la segunda, eligen la más económica porque saben que es prácticamente lo mismo. En eso sí hemos notado un cambio”, señaló.
Algo muy similar observó Adrián, del autoservicio “Zíngara”, ubicado a dos cuadras del anterior, también sobre Luis N. Palma. “Los clientes se han volcado a otras marcas más económicas. Los lácteos y las gaseosas, por ejemplo, han subido mucho en las primeras marcas”, dijo y contó que en algunos productos -aunque no en todos- ha empezado a incorporar más estas segundas marcas: “Harinas, fideos, arroz, agua, azúcar… productos que los clientes llevan a diario. Estoy incorporando alternativas más económicas para que la gente venga, compre y recorra el negocio. La situación no está bien, pero vender se vende”, dijo. Y agregó: “Han subido mucho los impuestos, los servicios, las cargas sociales, los sueldos de los empleados, entonces todo se hace cuesta arriba para un comerciante”.