La importancia del nacimiento de Jesús
La Navidad es una de las fiestas donde el ambiente de viste con signos y adornos particulares que "nos ponen en clima". Son tradiciones que vienen de distintos momentos y lugares. Objetos y colores que nos dicen "estamos en Navidad", sin que muchas veces sepamos qué representan exactamente. Presbítero Pedro Brasesco El pesebre, el árbol adornado, la estrella luminosa, el color verde y rojo, el muérdago, Papa Noel, la nieve, los ángeles. La lista es enorme. Todo nos ayuda a entrar en clima pero también nos puede alejar de lo central: Navidad es una fiesta espiritual, donde lo importante es el nacimiento de Jesús. Y todo adquiere sentido si nos ayuda a revivir esa noche magnífica en que Dios decidió hacerse hombre, hacerse cercano a nosotros.Aunque ya se encuentras imágenes de La Virgen María con el niño en brazos en las catacumbas, fue san Francisco de Asís en el año 1223 quien tuvo la iniciativa de representar la escena del nacimiento de Jesús utilizando personas y animales de verdad. Esto le ayudaba a considerar la realidad del misterio del nacimiento de Jesús.La idea se hizo costumbre en la Iglesia y hoy en día, en nuestros hogares, en nuestras parroquias y en tantos lugares del mundo celebramos la Navidad montando nuestro pesebre. En otras partes se les llama también "Belen" o "nacimiento"Las figuras esenciales del pesebre son la Virgen, San José y el Niño Jesús, y junto a ellos la vaca y el buey. Este conjunto se conoce como "el Santo Misterio". Según el tamaño, se van introduciendootros personajes como: los Reyes Magos, los pastores, la casa de Herodes, animales, puentes, ríos, etc. Algunos pesebres están tan bien hechos y elaborados que llegan a ser auténticas obras de arte, premiándose en numerosas ciudades.Sea grande o pequeño, el centro de las escena es siempre el Niño Jesús. Esté en el medio o a un costado (porque en definitiva Jesús nació en las afueras, en una zona marginal del pueblo), nuestra mirada debe ser conducida hasta ahí. Lo buscamos casi inconscientemente. El Niño Dios es el Salvador para todo el mundo, el misterio de la fragilidad de Dios, que es una vinculación nueva con los pobres, los excluidos.La forma en que el amor se hace cercano en lo simple, por eso nos interpela a estar atentos para poder reconocerlo, porque nuestra mirada puede quedar perdida en otras cosas, más grandes, más brillantes, pero ahí no está Dios.Vemos al Niño Jesús que ha nacido, recostado en un pesebre -un recipiente donde se pone de comer a los animales-, que le sirve de cuna improvisada. Está envuelto en pañales porque hace mucho frío, aunque la ternura popular lo representa poco abrigadito. A su lado está su Madre la Virgen María y San José: La Sagrada Familia.Esta escena nos mueve a la contemplación, a dejarnos transportar espiritualmente. En estas condiciones de extrema pobreza ocurrió todo, ¡Y es el Hijo de Dios! De momento pasa desapercibido en la tierra pero todo el cielo lo sabe, incluso los animales parecen adivinarlo: "Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo" Son palabras del profeta Isaías (Is. 1,3), por eso colocamos también estos animales, que nos representan la creación en alabanza al mismo Dios.El cardenal Ratzinger (Benedicto XVI) explicaba que "los Padres de la Iglesia vieron en esta palabra una profecía referida al Nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia constituida a partir de los judíos y gentiles.Ante Dios, todos los hombres, judíos y gentiles, eran como bueyes y asnos, sin razón ni entendimiento. Pero en Niño del pesebre les ha abierto los ojos, para que ahora reconozcan la voz de su Dueño, la voz de su Amo. Los ángeles en escenaEn las representaciones navideñas medievales sorprende continuamente cómo a ambos animales se les dan rostros casi humanos: cómo, de forma consciente y reverente, se ponen de pie y se inclinan ante el misterio del Niño. Esto era lógico, pues ambos animales eran considerados la cifra profética tras la que se esconde el misterio de la Iglesia -nuestro misterio, el de que, ante el Eterno, somos bueyes y asnos- a los que en la Nochebuena se les abren los ojos, para que en el pesebre reconozcan a su Señor"."Pero, ¿lo reconocemos realmente? Cuando ponemos en el pesebre el buey y el asno, debe venirnos a la mente la palabra entera de Isaías, que no sólo es buena nueva -promesa de conocimiento verdadero-, sino también juicio sobre la presente ceguera. El buey y el asno conocen, pero "Israel no conoce, mi pueblo no discierne". ¿Quién es hoy el buey y el asno, quien es "mi pueblo", que no discierne? ¿En qué se conoce el buey y el asno, en qué a mi pueblo? ¿Por qué, de hecho, sucede que la irracionalidad conoce y la razón está ciega?".Los ángeles también son parte de la escena. Hay uno que es más grande porque Dios quiso comunicar directamente la noticia del nacimiento de Jesús a unos pastores que pasaban la noche con sus rebaños. Para ello les envió un Ángel que les dijo: " les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre".Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él". (Lc. 2, 10-14).Por eso los ángeles nos muestran que ellos nos acompañan en todas las circunstancias, en esos momentos de la vida que son como noches de intemperie. Son los mensajeros de Dios, mediadores y portadores de buenas noticias. Su presencia nos advierte que estamos ante algo sagrado, no es una situación más, Dios está actuando en medio de su pueblo.Entusiasmados, los pastores se encaminaron hacia Belén, donde encontraron al Niño como les había dicho el ángel.Transmitieron la noticia por el lugar y muchas más personas vinieron a adorar al Niño Jesús. La buena noticia no se puede guardar, también nosotros, al ser testigos de la presencia de Dios, estamos enviados a anunciarlo a nuestros hermanos.Los pastores son figuras que siempre aparecen en los pesebres, los colocamos adorando a Jesús o en las colinas cuidando de su rebaño. Es costumbre también, poner representaciones de personas realizando diversas funciones como: cocinando pan, arando la tierra, trabajando en la herrería, lavando la ropa, etc. En definitiva, pretenden simbolizar la vida cotidiana de la época.Hay una estrella grande, es la que guía a unos magos de oriente.Con su luz orienta a que el creyente se deje iluminar. En Navidad se abre la oscuridad del cielo y todo parece posible. La estrella de los Magos se representa con la cola propia de un cometa porque Giotto se inspiró en el cometa Halley (visible en 1301) para dar forma a la estrella en su obra Adoración de los Reyes Magos. Y también están ellos, Reyes Magos. No fueron reyes en sentido estricto sino más bien "magos" o "sabios" orientales conocedores de la ciencia de la astrología, que era una ciencia adivinatoria basada en el principio de que la vida de los hombres se desarrolla bajo la influencia de los astros. Dios se sirvió de esta circunstancia y movió el espíritu de estos buenos hombres para anunciarles, mediante una estrella singular, el acontecimiento más importante de la historia: la venida del Hijo de Dios al mundo.Ellos, siguiendo la inspiración de Dios, y guiados por la estrella, arribaron a Jerusalén, donde reinaba Herodes. Preguntaron con sencillez acerca de dónde, según las escrituras, había de nacer el Mesías. "En Belén de Judea" le respondieron los expertos consultados por Herodes que conocían la profecía de Miqueas.Se marcharon satisfechos y se alegraron al ver de nuevo la estrella que los condujo hasta Belén. Encontraron al Niño Dios y le ofrecieron oro, por ser rey; incienso, por ser Dios; y mirra, por ser hombre.Los reyes magos nos enseñan a mantenernos vigilantes. En el pesebre los ponemos en camino u ofreciendo sus dones, que significan el don de sus vidas. Dejan atrás lo conocido y descubren el tesoro de la vida y representan a toda la humanidad.Que eran tres y que se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar (monarcas de los persas, los indios y los árabes, respectivamente), aparece por primera vez en el Evangelio armenio de la Infancia, un apócrifo tardío datado no después del siglo V. Las Iglesias siria y armenia intentaron imponer el número de 12 reyes. La Iglesia de Roma los redujo a tres siguiendo el número de dones. Así aparecen en un mosaico bizantino del siglo VI en Rávena (Italia). El teólogo Veda el Venerable (675-735) aventuró su descripción: anciano de larga cabellera blanca y larga barba. Fue él quien ofreció el oro, símbolo de la realeza divina. Gaspar: joven, imberbe, de tez blanca y rosada honró a Jesús ofreciéndole el incienso, símbolo de la divinidad. Baltasar: de tez morena ofreció mirra, que significaba que el Hijo del hombre debería morir. Otros símbolos El árbol de Navidad tiene un origen germano que data del siglo XVII. Los antiguos germanos creían que el mundo y todos los astros estaban sostenidos de las ramas de un árbol gigantesco. En cada solsticio de invierno, cuando se renovaba la vida le rendían un culto especial adornando la encina de Geismar con antorchas que representaban las estrellas, la luna y el sol. Normalmente, se decora un abeto o un pino porque simbolizan la vida eterna al tratarse de árboles de hoja perenne.El árbol de Navidad es el centro de la mayoría de las celebraciones de estas fiestas, en casi todas las casas, ciudades o grandes establecimientos encontramos un adornado árbol de Navidad.San Bonifacio taló la encina dedicada al dios Donar en el año 724 y plantó un abeto como símbolo de Cristo el viviente (Ap. 1,18). Cristo es el verdadero árbol de la vida (Ap. 2,7). Lo adornó con manzanas (en recuerdo del árbol del paraíso: pecado) y velas (redención por Cristo, luz del mundo). Esta costumbre fue difundida en Europa en la Edad Media. La tradición evoluciona y se cambian las manzanas por esferas y las velas por focos.Los adornos o bolas que se cuelgan en el árbol son de colores que simbolizan en la actualidad las oraciones durante el período de Adviento: azules: oraciones de arrepentimiento; plateadas, de agradecimiento; doradas de alabanza; rojas de petición.Las otras figuras colgadas del árbol representan las buenas acciones y los regalos que recibirá Jesús en Navidad. A partir de 1605 se extiende la costumbre de colgar regalos y dulces en el árbol. Los dulces estaban elaborados con leche y miel evocando la Tierra Prometida (Ex. 3,8). Son el origen de los mazapanes y otros dulces navideños. Estrella y villancicosLa estrella en la punta del árbol representa la fe que debe guiar la vida. Las leyendas contadas a los niños del siglo X relataban que en la Noche de Navidad cantaron los ángeles, se alegraron los pastores y hablaron los animales. Otra versión de esta leyenda dice que el árbol estaba cerca de la gruta de Belén para sostener la estrella que había guiado a los Magos.Los villancicos son Voces de ánimo que alientan en el camino. Son esencialmente populares pero luego también se fueron haciendo villancicos más refinados. El villancico se asocia a la petición infantil de "aguinaldo" con acompañamiento de campanillas, panderos, sonajeros y botellas vacías. El villancico más famoso y cantado del mundo es Noche de paz (StilleNacht) compuesto por el austriaco Franz XaberGruber.Los regalos de Navidad simbolizan los deseos y poder compartirlos. Transforman el corazón. El nacimiento de Jesús es un don que se regala. Se subraya la idea de restaurar el orden pues se recibe lo que se pide en función del comportamiento infantil y adulto.Es muy habitual también en algunos países poner ramas de muérdago en las puertas y ventanas, esta tradición viene del siglo XIX, por aquel entonces, en Francia e Inglaterra, los mendigos pedían limosna por Pascua con hojas de muérdago en la mano. Esta planta se considera símbolo de buena suerte.
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