La globalización del hambre en alza
Casi la mitad de la población mundial, alrededor de 3.000 millones de personas, está desnutrida. Además, 1.000 millones sufren hambre, la cifra más alta de la historia.Los datos escalofriantes fueron informados por la ONU, quien acaba de alertar que el hambre aumentó significativamente en los últimos dos años. El problema creció por la crisis económica y por el alza en los precios de los alimentos.Según directivos de la ONU, el aumento de los hambrientos, es decir de personas que no acceden a los requerimientos básicos de alimentación, coincide con una caída histórica del flujo de ayuda alimentaria."Este año tenemos más personas hambrientas que nunca" y "muchos se despiertan y no cuentan ni con una taza de comida", señaló Josette Sheeran, directora del Programa Mundial de Alimentos (PMA).El cuadro que se ha creado, dijo, es "una receta para el desastre" y resulta "crítica para la paz, seguridad y estabilidad en muchos lugares del mundo". La crisis económica ha empeorado más la situación, explicó."Dos tormentas han coincidido y están golpeando": la crisis financiera internacional y el encarecimiento de los alimentos, diagnostica la ONU, desde donde se hace un "llamado urgente" a los países más industrializados.La directora del PMA remarcó que con "menos del 1% de las inyecciones económicas que han hecho los gobiernos para salvar al sistema financiero global, se podría resolver la calamidad de millones de personas que son víctimas de la hambruna".En tanto, la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), advirtió que en América Latina el número de personas que sufren hambre aumentó de 45 a 53 millones.El representante regional del organismo, el brasileño José Graciano da Silva, señaló "el alza de los precios de los alimentos y la crisis económica empujaron a millones a una situación de inseguridad alimentaria, y muchos países afectados no tienen los recursos propios para responder".Argentina no escapa a la regla. Al menos ocho niños menores de 5 años mueren por día en Argentina por causas ligadas a la desnutrición, según un estudio del Centro de Lucha contra el Hambre de la Universidad de Buenos Aires (UBA).Se calcula que en el país 2.100.000 personas no acceden a una alimentación básica. En tanto que los estudios privados advierten que el índice de pobreza en la Argentina ronda el 30%.Se podría decir que el estallido de la interdependencia planetaria -el fenómeno de la mundialización creciente- tiene aquí su costado más inquietante: la globalización de la pobreza.El aumento sistémico de la desigualdad interpela a una globalización económica cuyos costes humanos resultan intolerables. El aumento masivo de la pobreza en principio tiende a erosionar la cohesión social.Esta erosión, como se advierte desde la ONU, pone en peligro la democracia y la estabilidad política global. La inseguridad alimentaria, concretamente, supone una inseguridad estructural del sistema social global.De ahí la importancia que ha cobrado el último tiempo, en los foros internacionales, el concepto de "seguridad alimentaria". Aunque la globalización no es, a priori, ni buena ni mala, el desafío de la interdependencia es evitar la expansión del hambre.Resulta moralmente inaceptable, en este sentido, semejante costo humano. No hay ninguna ideología o razón instrumental -como el mercado o la técnica- que justifique esta verdadera crisis humanitaria.Los poderes públicos que gobiernan la globalización -hoy enfrascados en regular los flujos financieros- debieran tomar ante todo medidas sociales urgentes.
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