La fuga de dinero argentino a Uruguay
Eso informó ayer el diario El Cronista Comercial, con el sugestivo título: “El dinero argentino busca otro horizonte: se fueron a Uruguay 2.500 millones de pesos”.
La nota que firma Ignacio Olivera Doll revela que la fuga se produjo en sólo cuatro meses, concretamente en la última parte del 2008.
Y esto en un contexto de alta volatilidad global y ante el pánico que generaron las últimas medidas del gobierno argentino, como la estatización de las AFJP.
Según el informe, los depósitos de “no residentes” en la banca uruguaya vienen creciendo desde septiembre del año pasado, superando el ritmo de colocaciones de los propios nativos.
Una fuente del Banco Central del Uruguay, confirmó a El Cronista que el 90% de esos depósitos pertenecen a ahorristas argentinos. En tanto, un consultor uruguayo especializado en finanzas trazó esta explicación:
“Mi percepción, desde Uruguay, es que el riesgo de confiscación en la Argentina creció; con lo cual debe haber en esto un efecto de la incertidumbre que vive ese país”.
“No tenemos información por lugar de residencia –aclaró el especialista-, pero seguramente hay un alto porcentaje de argentinos entre los ahorristas extranjeros, e incida en esta suba que vemos el deterioro del clima de negocios en la Argentina”.
La información no hace más que confirmar un problema grave que aqueja a la Argentina, sobre todo en los últimos dos años, y que parece se está agudizando: la salida de capitales.
Consultoras privadas, aseguran que entre el segundo semestre de 2007 y durante todo 2008 se fugaron del país 38.000 millones de dólares. Se trata de una cifra impresionante, que se acerca a las actuales reservas del Banco Central.
Los 2.500 millones de pesos (unos 665 millones de dólares) que eligieron como refugio el Uruguay, en los últimos cuatro meses, se inscriben en realidad dentro de esta tendencia general a la sangría constante de capitales argentinos.
Hay consenso entre los economistas, no importa su formación ideológica, respecto de que las divisas salen por el mismo motivo que la gente se vuelca al dólar en la Argentina: la desconfianza.
Ante este nivel de fuga, la economía argentina parece entrar en el ojo de la tormenta, toda vez que el sistema lucirá escuálido desde el punto de vista de la cantidad de dólares.
Las fuentes de divisas se han secado, por distintas causas. El campo, por la vía de la exportación, no generará dólares como antes, el país tiene cerrado el crédito internacional, y encima los ahorristas depositan su dinero en el exterior.
Como sea, el problema principal de la Argentina es la salida de capitales. Y lo es desde hace muchas décadas. Un dato lo dice todo: se calcula que están fuera del país alrededor de 150.000 millones de dólares, el equivalente a la deuda pública nacional.
“La burguesía comercial y empresarial, los profesionales de altos ingresos, los ejecutivos y por supuesto, los políticos y sindicalistas, son los dueños de este inmenso y desopilante caudal de dinero que es utilizado por otras naciones para su desarrollo”, asegura Enrico Udenio, en su libro “Corazón de derecha, discurso de izquierda”.
Es decir, no es cierto que la Argentina sufra la falta de capitales. En realidad, la clave es que el ahorro generado internamente se fuga del país acumulándose en los bancos del exterior.
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