UNA HISTORIA DE HUMILDAD Y SUPERACIÓN QUE TERMINÓ DE LA PEOR MANERA
La familia de Elías sostiene que la patota que lo acosó antes de morir también aterroriza a otras personas
Pese a los resultados preliminares de la autopsia, que determinaron que la causa de muerte del joven fue por ahogamiento “sin intervención de terceros”, su familia recaba pruebas para reconstruir el hostigamiento del cual habría sido sometido el joven de 20 años. “No tengo dudas que a mi hijo lo mataron”, sentenció su mamá.
Florencia, hermana de Elías, y Gladis, su mamá, nos abrieron las puertas de su casa. El hogar de Gladis, la mamá de Elías Benítez, el joven de 20 años que fue encontrado el sábado pasado muerto en el río Gualeguaychú, luce convulsionado, cargado de recuerdos arriba de la mesa, de fotos, de carteles y pancartas que piden justicia. Con ella está Florencia, la hermana de la víctima, que se puso al frente del pedido de Justicia y las marchas que se realizaron esta semana.
La vivienda, ampliada por las propias manos de Florencia, su mamá y Elías, da cuenta de la humildad con la que el joven fallecido siempre vivió. Realizaba trabajos de albañilería, cortaba pasto o cartoneaba, muchas veces junto a su mamá, quien también realiza tareas de limpieza para impedir que falte un plato de comida.
Con amabilidad, ambas recibieron a Ahora ElDía e invitaron a conocer cada recoveco de la casa y dejar en claro que Elías “no andaba en nada raro”, el primer prejuicio con el que han tenido que lidiar.
“Hace 15 años que estamos acá y nos conocen, somos una familia humilde. Cuando tenía 14 años empecé a trabajar y las personas siempre nos daban ropa porque sabían que nos faltaba. Si fuéramos unos maleantes nos querrían echar del pueblo. En cambio, un montón han venido y nos han ofrecido su ayuda, eso habla de la familia que somos”, contó Florencia, quien tuvo que venirse desde el sur de Argentina a velar a su hermano.
La joven de 24 años, oriunda de Misiones y gualeguaychuense por adopción como toda su familia, es integrante de la Fuerza Aérea, y realiza el mantenimiento de aviones y aeronaves. “Yo soy la más grande, me fui a estudiar a Córdoba, gracias al esfuerzo de mi mamá y de mi familia, para poder abrirle un camino a mis hermanos, darles el ejemplo de que podemos tener una mejor vida”, comentó y recordó que en un par de oportunidades llevó a Elías para que pudiera entrar en la Fuerza, pero por diversos motivos ese destino le fue esquivo.
Gladis, a quien más se le nota su tonada misionera, dejó en claro su humildad y la forma en que crió a sus hijos: “Les inculqué el esfuerzo y el trabajo. Elías si tenía que sacarse un pan de la boca para dárselo a otro no tenía problema en hacerlo. Una vez había un mochilero en la plaza San Martín y él le dio hospedaje, pero le pagó su acto de generosidad robándole ropa y plata. Hasta eso tenía… Una vez lo quisieron estafar con una transferencia trucha de 500.000 pesos y él andaba desesperado queriendo devolver esa plata, hasta que se dio cuenta que era una estafa. Era un pibe honesto”.
Elías era amante de la música. Su alter ego musical es ISSI, un cantante de freestyle que contestaba con sus rimas. Hacía anotaciones de las letras que se le ocurrían y ahorraba para algún día poder grabar sus canciones.
La familia, además, está compuesta por dos hermanos más chicos, de 15 y 14 años. “A uno le va muy bien en la escuela y le encanta el básquet, como a Elías. Se desvive por el deporte y por las notas, y al más chico por ahí le cuesta un poco más la escuela, pero le pone todo el esmero del mundo”.
Sobre cómo atraviesan este momento de profundo dolor, con lágrimas que asoman en sus ojos pese al esfuerzo por contenerlas, Florencia señaló: “Mirá lo que es nuestra casa: está llena de carteles, de elementos revueltos para poder buscar pruebas que nos puedan ayudar”.
“Yo no puedo llorar a mi hijo”, exclamó Gladis, y agregó con desesperación: “No puedo derrumbarme, él sabe que tiene una mamá guerrera que va a luchar hasta las últimas consecuencias, esto no va a quedar en la nada porque estoy segura que fueron estos chicos, quiero que vayan presos, y poder sentarme a llorar en la tumba de mi hijo, pero el vacío nadie me lo va a sacar. ¿Con quién voy a tomarme un mate todos los días? Él era con quien yo más hablaba y no lo voy a volver a ver. Quiero hacer mi luto y no puedo”.
“Me tocó llevar el cajón de mi hermano al nicho. Todos sus amigos le hicieron una despedida y le cantaron. Tuvo un velorio muy lindo y emotivo porque vino un montón de gente a dar el pésame. Elías era un hermoso chico. Dejé un cuaderno para que escribieran recuerdos de él y lo hicieron un montón de personas. Estoy tratando de tener registro de todo porque me gustaría escribirle un libro”, reveló Florencia, quien con entereza también trata de sostener a sus hermanos más chicos.
“Atravesamos el luto como podemos. Al más chico le sangra la nariz y le está dando presión baja; y el más grande está con su teléfono retraído, pero le llega un montón de información falsa. Por suerte ahora vino mi pareja y está con ellos para poder distraerlos un poco. También vinieron familiares de Ceibas a quedarse con nosotros y apoyarnos. Además, los vecinos nos traen comida para ayudarnos. Así estamos, tratando de mantener la entereza. Me tocó a mi organizar el funeral de mi hermano y tuve que verlo en la Mutual cuando lo estaban preparando. No te puedo explicar en el estado que estaba, era imposible velarlo a cajón abierto”.
Sus últimos días
A la par de la Justicia, y tratando de aportar la mayor información posible, Florencia y Gladis prácticamente no duermen buscando pruebas de lo que sostienen que se trató de un asesinato.
“Hace tres semanas arrancó todo en un boliche. Lo empezaron a empujar y a amenazarlo con pegarle. Él les decía que se habían confundido de persona y que no los conocía. Fue a decirle al guardia de seguridad, pero después lo empujaron y él pega una piña porque no se iba a dejar golpear, y ahí se fue. Pero después lo agarraron en el evento La Costa Show Car. Cuando viene a casa esa noche me cuenta lo que pasó y le dije ‘Vamos a hacer la denuncia, porque si son los mismos del boliche no pueden andar patoteando’. Pero él me dijo que no pasaba nada, que no me preocupara y que ya lo iban a dejar de joder. Sin embargo, cuando averigüé quienes eran, le dije que tenga cuidado, que son bravos, hijos de gente pesada, que ya le han pegado a otros”, relató Gladis y aseguró que a partir de ese momento comenzó a estar asustado y con miedo.
“Para mí lo habían amenazado porque él no quería quedarse solo en su departamento, salía a hacer música con sus amigos y se venía a dormir acá, cortando camino por Amarras. El andaba con miedo porque pasaban en moto por el frente de su departamento, lo seguían y acosaban. Son personas que tienen causas por drogas y muertes”.
“Eran ocho, y todos se pueden individualizar mediante un video que ya está en manos de la fiscalía. Además, hay una chica que declaró en calidad de testigo”, acotó Florencia acerca del episodio violento que vivió Elías en el evento de autos tuning que se realizó en el Corsódromo.
Consultadas acerca de la última noche que Elías estuvo con vida, su mamá aseguró que a él lo persiguieron y que se tuvo que meter en la casa de un vecino para poder llamar a un amigo. Le dijo que lo estaban siguiendo para matarlo, porque lo amenazaron de muerte. Y cuando ve que ya no había nadie se va para la casa de su amigo y esperar que amanezca para venirse a casa. Se ve en el video que pedalea rápido en el puente. Él venía a casa a dejarle la bici a su hermano que entra temprano la escuela. Es mucho más que obvio lo que pasó, tratamos de aportar lo más que podemos a la Fiscalía. Elías hasta dejó en la heladera una masa batida para hacer chipa, ese día él venía para acá a tomarse un té y comer unos chipa como hacía siempre”.
Las acusaciones contra la patota
“recopilo siempre en mi cabeza todo lo que me contaba para intentar armar el rompecabezas, y para mi es claro: digan lo que me digan estoy segura de que a mi hijo lo mataron estos chicos, porque ellos sabían cuál era el camino que agarraba Elías”, argumentó Gladis.
Por su parte, Florencia aseveró que “ellos tienen controlado el barrio La Cuchilla y toda la zona de atrás del Club Tiro Federal. Hay una foto de una madre con un pibe armados, que la subieron a Facebook. No les importa nada y no valoran la vida. Nos da mucha bronca no poder decir el nombre de los sospechosos, pero nosotros respetamos los procesos legales. Un montón de vecinos me han hablado. Existen unas seis denuncias de personas que han sido patoteados y amenazados por estas personas. Hacen lo que quieren, pero nosotros no nos vamos a callar. El que haya sufrido a estas personas, le pedimos que haga la denuncia, porque eso da cuenta del tipo de personas que son. Toda la ciudad los conoce”.
La joven reveló que “me han dicho que lo que le hicieron a mi hermano de corretearlo y de rondarle la casa ya se lo han hecho a otras criaturas. Tienen esa forma de andar: cagan a palos a todo el mundo y así tienen controlado el barrio con miedo”.
Consultadas acerca de si ellas tienen miedo, coincidieron en que no, pero que si temen por los más chicos. “Mis hijos tienen que seguir su vida, la escuela, el club… y mi hija después tiene que volver a su trabajo, y yo no sé cómo voy a hacer con mi vida, si voy a poder llevarlos y traerlos porque tengo que seguir trabajando. No sé cómo voy a hacer”, sintió Gladis
“Este es el daño que han hecho, no solo perdimos a un hermano, a un hijo, sino que nos cambiaron toda la vida. No sabemos cómo seguir después de esto. Tratamos de sacar fuerza de cualquier lado porque somos una familia con valores de trabajo y honestidad, y no vamos a llorar en silencio. Mi hermano se hacía escuchar a través de su música, y yo me formé con los valores de una militar. Somos personas que tratamos de ir por el buen camino de la vida. Lo cierto es que estamos seguras de lo que pasó y por eso hacemos marchas pacíficas, sin entorpecer la investigación. No nos vamos a quedar quietas hasta que mi hermano pueda descansar en paz”, concluyó Florencia.