La educación y la plata: el árbol que siempre termina tapando el bosque
El gobierno enfrenta una semana clave que es probable que marque a fuego el resto del 2014: la paritaria docente servirá de testigo para los sindicatos y permitirá saber hasta dónde el kirchnerismo tiene resto para aguantar las presiones.Jorge BarroetaveñaOpinión El modelo está en juego y la Presidenta es la primera que lo sabe.A esta altura quedan poco prejuicios a la hora de tomar decisiones. Si hay que arreglar con los bancos del Club de París, allá vamos. Si hay que pagarle a Repsol, que vació YPF, 5.000 millones de dólares, no hay demasiado drama. Tampoco si hay que oblar a fin de año 2.500 millones de dólares a los que compraron bonos atados al cupón del PBI. ¿Por qué semejante desatino? El anuncio oficial de la inflación del INDEC de enero, con la presentación del nuevo índice de medición, podría ser retroactivo para el 2013, a fin de calcular el real crecimiento de la economía. Pero la política de 'inflar' todos los números se termina pagando caro: gracias a eso la Argentina deberá desembolsar esa suma de dinero, con lo que impactará fuerte en las menguadas reservas que tiene el Banco Central.Estas decisiones transitan por el camino ortodoxo del ajuste que este gobierno está haciendo para no dejarle la bomba al que venga después de 2.015. El estado nacional paga en la actualidad 90.000 millones de pesos en subsidios a empresas de gas, transporte y electricidad. Desde hace semanas Axel Kiciloff trabaja duro para presentarle a la Presidenta un programa de recortes escalonado, que vaya cortando ese chorro de dinero. Claro que costos habrá que pagar y será ella la que tenga la palabra definitiva. Cómo, cuándo, dónde y a cuántos abarcará se empezará a saber dentro de poco. Tampoco hay demasiados caminos alternativos.En este contexto de ajuste, la situación de los sindicatos cercanos al kirchnerismo se ha vuelto incómoda. Porque las bases presionan ante el crecimiento de los precios y ya no es posible maquillar con promesas los aumentos. El problema real, como casi siempre, lo tienen las provincias y no la Nación. De esta última dependen pocos docentes pero es la que marca el rumbo de los recursos. Suena raro, porque la Nación marca la pauta, administra los fondos y las que pagan son las provincias, que deben soportar todo el peso del ajuste. En esto nada parece haber cambiado desde la década menemista cuando la Nación le tiró por la cabeza las escuelas a las provincias. El detalle es que se olvidó de darles la plata para mantenerlas. Pese al aumento del presupuesto educativo la misma realidad nos invade todos los años e impide debatir el estado real de la educación argentina cuya calidad sigue en caída libre. Cada año, de lo único que se habla antes del inicio de las clases es de plata. Eso sigue sin cambiar.Muchas provincias, como Entre Ríos, esperan la pauta nacional para hacer una propuesta formal. Seguramente no superará el 25%, lejos del 35% que solicitan la mayoría de los sindicatos. Por estas horas es altamente probable que haya medidas de fuerza que afecten el normal comienzo del ciclo lectivo, otra vez. Y perderán todos. Los maestros que no aciertan a encontrar una medida de protesta que no perjudique al sistema, el gobierno que sufrirá otro desgaste adicional y los alumnos cuyo futuro se ve hipotecado por la incapacidad de los adultos para resolver un conflicto que lleva décadas. Triste y doloroso, pero real.En el kirchnerismo parece crecer la sensación de 'morir con las botas puestas'. ¿Qué significa? Apoyar en las PASO del 2015 a un candidato surgido de sus entrañas y no a un 'desconfiable' Daniel Scioli. Crecen pues las chances de aquellos que nacieron bajo el calor de los sureños y fueron formando un perfil propio. Y Sergio Urribarri se anota en esta lista. Claro que jugar en las grandes ligas tiene sus riesgos. Por lo pronto el gobernador entrerriano ya blanqueó que irá por la candidatura y actúa en consecuencia. Según consigna un matutino porteño, el mandatario fue invitado por el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto para cerrar un plenario de políticas públicas en el Club Banfield. Por ahí también pasaron Aníbal Fernández, Daniel Scioli y Juan Manuel Abal Medina. La invitación bien podría tomarse como la primera muestra seria que Urribarri está anotado en esa carrera de destino incierto pero fecha precisa que es el 2.015.El propio Fernández, Florencio Randazzo, y hasta Julián Domínguez también rebelaron que quieren ser. Nadie sabe si lo hacen para esmerilarlo a Scioli o por motu propio. Lo cierto es que el kirchnerismo luce activo en términos políticos, y afectado en términos económicos. Urribarri avisó esta semana que no tendrá candidatos en la interna, que todos los que quieran sucederlo se presenten. La Presidenta, ¿podría darse el lujo de hacer lo mismo a nivel nacional? Luce difícil que se mantenga al margen de semejante definición. Si algo necesita hoy la administración nacional son certezas en el mar de ambigüedades que surca.En la economía se necesita ya y ahora. La desconfianza es un factor crucial que afecta la credibilidad de cualquier iniciativa. Buena parte de la sociedad ha perdido esa confianza y aunque no lo admitan, lo saben. Y la inflación se nutre, justamente, del combustible de la desconfianza para seguir creciendo. En política pasa algo similar, aunque los plazos son más lejanos. Si el barco de la economía deja de zarandearse, la política volverá al centro de la escena y le permitirá al kirchnerismo otro margen de maniobra. No sólo para pensar en la preservación del 'modelo' sino también para proyectarlo después del 2015. Hoy, la manzana está en peligro.
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