La diáspora argentina
Hay 806.368 argentinos fuera del país. Es un 34% más que en 2000, justo antes del estallido y la devaluación, y el número supone una emigración récord. Eso revela un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), del que se ha hecho eco el diario Crítica de la Argentina.o
De esta manera, la cantidad de argentinos que residen en el exterior equivale a la población de la provincia de Santiago del Estero.
La mitad de ellos están en Estados Unidos y España, que son los destinos preferidos aunque esos países hoy tengan políticas y legislaciones restrictivas con relación a los inmigrantes.
Detrás de la diáspora argentina hay una “fuga de cerebros” y una pérdida de mano de obra calificada, que suele encontrar mejores oportunidades laborales en los países centrales.
Pese a esta “descapitalización” real, los argentinos que residen en el exterior mandan dinero a sus familiares que se quedaron en el país. Y se trata de una suma nada despreciable.
Según el registro de los movimientos formales de remesas, el dinero que reporta la emigración a la Argentina totaliza 920 millones de dólares anuales.
Este monto es superior en un 900% al de 2001, cuando entraban al país sólo 100 millones de dólares, y afuera se calculaba que había algo más de 600 mil argentinos.
Según los expertos, la mayor parte de los que se fueron antes y después de 2007, lo hicieron por razones económicas, aunque la Argentina tiene ya una cultura de la emigración adquirida en las últimas décadas.
El abandono del país, obviamente, afecta su desarrollo. Se ha dicho con razón, muchas veces, que la Argentina invierte en científicos, técnicos y profesionales, que se educan en la escuela pública, para dejarlos ir luego.
De hecho estos últimos años, en que hubo un despegue en algunos sectores de la actividad económica en la industria y los servicios, muchas empresas se encontraron con que no podían cubrir espacios vacantes en puestos claves.
“Los sectores altamente calificados de la población argentina tienen capacidades laborales que son trasnacionales. La fuga de técnicos, científicos y especialistas en informática genera agujeros difíciles de tapar”, explicó al respecto Jorge Gurrieri, experto en migraciones.
Para subsanar al menos en parte la fuga de cerebros, el gobierno estableció distintos programas de repatriación. La idea es seducir a los argentinos calificados, que viven fuera, en un mundo donde la inteligencia es muy importante para construir el futuro.
¿En qué medida la crisis económica global, desatada en el segundo semestre del año pasado, pone a los argentinos de la diáspora ante el dilema de quedarse en el exterior o volver al país?.
Para Enrique Oteiza, profesor honorario de la UBA e investigador del Instituto Gino Germani, “éste es un momento de quiebre”, en el sentido de que el mundo desarrollado no es hoy el imán que era antes.
“Se están cayendo muchas expectativas de argentinos y no argentinos en los países centrales. Tuve noticias de argentinos en Estados Unidos que se han quedado sin empleo, y para comprarse un pasaje de regreso tuvieron que pedir ayuda de emergencia a la madre jubilada que vive acá”, señaló.
No obstante Oteiza dijo que la excepción a este retorno de personas al país, por la crisis global, son los científicos, que “tienen un trato especial” en el exterior.
Hay que pensar, por otro lado, que el impacto de esta coyuntura internacional puede poner un freno, además, a quienes desde acá fantasean con irse a otro país. Ya que el mundo entero está conmocionado por la debacle económica.
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