BÁSQUET
Javier Mendoza: “El arbitraje me dio todo y será siempre mi pasión por más que no siga en una cancha”
Después de casi medio siglo ligado a la actividad, el gualeguaychuense de 61 años decidió colgar el silbato y dejar atrás una carrera intachable en los primeros planos del básquetbol argentino.
Uno de los puestos o profesiones más ingratas en el deporte, sobre todo en lo más pasionales y populares como el fútbol y el básquetbol, es el arbitraje. Los hinchas, mayormente, y jugadores suelen canalizar su bronca e ira hacía su figura mediante reclamos o insultos, muchas veces excesivos, y en casos esporádicos, por fortuna, a través de repudiables actos de violencia.
Pero más allá del hostigamiento y de tener prácticamente un estadio en contra, los que abrazan el arbitraje lo hacen con dedicación, pasión y responsabilidad, porque al fin y al cabo también es su fuente de trabajo.
Leonardo Javier Mendoza es un referente del básquet y se hizo un nombre a través del arbitraje. Abrazó la profesión cuando era adolescente, trepó a la élite del deporte en Argentina y este año decidió ponerle punto final a una carrera que perduró durante casi medio siglo.
En una charla con Ahora ElDía, el protagonista contó como tomó la decisión de su retiro, como digirió la noticia y que será de su vida, después de estar 46 años dentro de una cancha, con la misión de impartir justicia.
El pasado 2 de mayo, Javier Mendoza dirigió su último partido como árbitro nacional en un encuentro entre Boca Juniors y Regatas de Corrientes, en “La Bombonerita”, por la LNB, mientras que el 15 de noviembre cerró el telón de su trayectoria como referí federativo en el partido entre Luis Luciano y Santa Rosa de Chajarí, en la ciudad de Urdinarrain, por una de las semifinales de la Superliga Provincial de Mayores.
“Son sensaciones de nostalgia, porque me preparé el último año consiente de que era mi retiro, ya que lo consensué con mi familia y recurrí a un psicólogo deportivo, porque fueron más de 46 años en la actividad, sobre todo en Liga Argentina y Liga Nacional”, expresó Mendoza sobre sus primeros días alejado del arbitraje.
“El retiro no fue tan traumático y fue una decisión personal, ya que desde julio estoy a cargo de la coordinación de la Comisión Técnica de la Federación Entrerriana y soy quien trabaja en la designación de los árbitros. Entonces, por mis principios y como me manejé en toda mi carrera, consideré que no es compatible cumplir las dos funciones”
“El retiro no fue tan traumático y fue una decisión personal, ya que desde julio estoy a cargo de la coordinación de la Comisión Técnica de la Federación Entrerriana (FEBER) y soy quien trabaja en la designación de los árbitros. Entonces, por mis principios y como me manejé en toda mi carrera, consideré que no es compatible cumplir las dos funciones, porque me tenía que designar a mí mismo, más allá que no le quité el lugar a nadie, y a la vez tenía que premiar o castigar, dentro de la evaluación que hago, a los que fueron mis compañeros”.
Javier Mendoza tiene 61 años y tres cuartos de su vida estuvieron ligados a impartir justicia. Consultado si lo hubiese sido jugador del deporte que más ama expresó: “La verdad que era muy malo (risas). Sinceramente no lo sé, seguramente sí, pero la realidad es que abracé el arbitraje desde los 15 años. Me dio todo y será siempre mi pasión, por más que no estaré más dentro de una cancha. Me permitió ser profesional e independizarme económicamente”.
“También resigne mucho. No me arrepiento de nada, pero no lo volvería a hacer. Tuve la suerte de que mis padres me mandaron a estudiar y luego tome la decisión de abandonar por el básquet. Pero hoy a los chicos les digo que prioricen estudiar y trabajar y después el arbitraje. Se pueden cumplir las tres funciones, pero dirigir no tiene que ser la única fuente. Porque, por ejemplo, a nosotros la pandemia nos liquidó. La pasamos mal, algunos dejaron de arbitrar, otros se reinventaron y muchos nos comimos los ahorros que teníamos”, profundizó.
“No me arrepiento de nada, pero no lo volvería a hacer. Tuve la suerte de que mis padres me mandaron a estudiar y luego tome la decisión de abandonar por el básquet. Pero hoy a los chicos les digo que prioricen estudiar y trabajar y después el arbitraje. Se pueden cumplir las tres funciones, pero dirigir no tiene que ser la única fuente”.
Durante la charlas y en otras entrevistas públicas que ha dado Javier Mendoza, destacó la figura del profesor Antonio Giusto como su mentor y el gran responsable de la elección de su actividad. “Fue mi segundo padre y es muy merecido que el estadio de Racing llevé su nombre. No me vio condiciones como jugador y en el colegio como en el club (Racing) cuando jugábamos al básquet me hacía arbitrar los últimos minutos de la práctica. A partir de ahí, me apasioné por la actividad, a los 15 años hice el curso de árbitro y a esa edad, en enero de 1979, dirigí por primera vez un Campeonato Entrerriano de Mayores de Clubes, en Concordia”.
Mendoza aprovechó el recuerdo del profesor Antonio Giusto para rememorar una frase hacía su persona que le quedó grabada a flor de piel. “Mira Javier, el ser humano debería tener la cabeza de una lechuza, que gira 360 grados, y mirarse atrás. Lo que quiso decir es que uno no tiene que olvidarse las raíces y de quienes le dieron una mano. Y en lo personal, tengo que agradecerles a muchas personas que me ayudar a ser quien fui en el arbitraje. Pero también es gracias a mi constancia, porque superé dos enfermedades muy grandes (miastenia y cáncer) y en parte es gracias a la fuerza que me dio el deporte.
Mendoza es una inminencia del arbitraje entrerriano y es un espejo para las nuevas generaciones que realizan sus primeras armas en la profesión. Con 61 años y con una carrera de casi cinco décadas, aconseja: “Como todo en la vida, con trabajo, seriedad y responsabilidad uno puede cumplir los sueños. Pero es importante no guardarse nada, ser humilde, perseverante, y sobre todo obrar con honestidad, son las claves para ser respetado y reconocido en lo que uno hace”.
En otro orden, el ahora exárbitro adelantó que se encuentra abocado a la fundación de un proyecto innovador que pronto se hará realidad, que será la cooperativa de los árbitros profesionales, porque considera que hay un gris en el convenio de trabajo y que es una de las funciones, además de la coordinación de la Comisión Técnica de la Federación Entrerriana, que lo mantendrá ligado al básquet desde el lugar que tanto lo apasiona: el referato.