DESARROLLO URBANÍSTICO
Infancias sin patio: ¿El avance de los edificios en la ciudad le negará a la niñez futura la conexión con la naturaleza?
El paisaje urbano de Gualeguaychú viene experimentando transformaciones significativas que traen aparejados dos fenómenos que pueden ser complementarios o antagónicos según dónde se lo mire: por un lado, proliferan las construcciones de edificios y por otro, crece el desarrollo de espacios verdes. En este contexto se plantean las siguientes preguntas ¿Las infancias carecerán de patio en el futuro? ¿Serán los espacios naturales públicos los nuevos jardines traseros?
Camila Mateo
Sin ánimos de caer en lo autorreferencial, me parece interesante viajar a ciertas imágenes de mi infancia, esas donde el patio verde de mi casa fue un gran protagonista. Ahora ya no juego en el jardín de mi hogar materno, sin embargo, recorriendo las calles de Gualeguaychú y observando la transformación que ha experimentado el espacio urbano, una pregunta asalta mi mente: Con la proliferación de edificios ¿Es posible que se desarrollen infancias sin patio en el futuro próximo?
Al respecto, la arquitecta Elina Luján, egresada de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA reflexiona y afirma que “hay dos fenómenos vinculados al urbanismo que están cambiando la ciudad y que deberían ser observados con más atención por parte de quienes ejercemos la profesión, en conjunto con el municipio. Uno es el crecimiento de edificios, algunos buenos e insertos de forma conveniente en la trama de la ciudad y otros no. Hoy podemos ver más de dos edificios en una misma manzana. Eso es, urbanísticamente, un descontrol ya que el ancho de las calles y el metraje de la manzana no lo admite. Lo que deriva en que las calles no tengan espacio para estacionar ni para circular”.
En tanto, también advierte que los patios de los vecinos que siempre vivieron en estas zonas “pasa a ser el patio vidriera de todo ese edificio”. En esta dirección, Luján es crítica: “Creo que cada vez que un profesional o particular presente un proyecto para construir un edificio, no solo hay que evaluar el lote, sino el entorno, al menos el entorno inmediato. La especulación inmobiliaria de algunos no puede vencer sobre el urbanismo, que nos pertenece a todos”.
El otro fenómeno tiene que ver con los nuevos “loteos” que luego tienen problemas de escrituración y servicios básicos. El aumento de la cantidad de edificios en la ciudad, señalado por la arquitecta, no vendría en el futuro inmediato a arrebatar la conexión con la naturaleza a los más pequeños.
Luján sostiene que todavía no se está cerca de que las infancias crezcan sin patio en Gualeguaychú, sino que los edificios son mayormente habitados por “parejas jóvenes, estudiantes o personas mayores solas que han vivido en grandes casas y al ir achicándose el grupo familiar deciden mudarse a un espacio más ameno y, sobre todo, no tan difícil de mantener”.
Y agrega: “También hay muchos departamentos con uso apto profesional. No es una opción elegida por económica el vivir en edificios”.
En tanto, la egresada de la UBA sostiene: “Creo que aquellas familias con hijos pequeños, al menos las que pueden, aún eligen vivir en espacios con verde”.
“La arquitectura es el arte de crear espacios habitables”, concluye Luján y comenta que los lugares que habitamos nos afectan de forma positiva o negativa.
La importancia de la naturaleza en la infancia
La psicóloga Soledad Terradas afirma que “ya es complejo vivir sin espacios verdes y cuando la personas está creciendo en contacto con la naturaleza se necesita más que nunca”.
Esta conexión con la madre tierra permite generar otros hábitos y rutinas, incentiva distintos tipos de juegos, modos de descansar, de conciliar el sueño y de usar el cuerpo.
Además, la posibilidad de que los niños accedan a espacios verdes, donde acuden de la mano de un adulto, les permite compartir tiempo de calidad con esa persona.
En el futuro inmediato no hay infancias sin patio a la vista, sin embargo es innegable el avance en la construcción de edificios en la ciudad. No es raro pensar que algún infante pueda tener un amigo que viva en un departamento y carezca de jardín trasero. No obstante, la norma continúa siendo niñeces libres en contacto con la naturaleza en el entorno del hogar, con juegos inventados a la sombra de algún árbol y la pelota como un símbolo innegable del disfrute al aire libre.