LA PALABRA DE LOS LUGAREÑOS
Incendios en el Delta: "La sequía y la bajante del Paraná fueron un combo fatal"
El presidente de la Sociedad Rural, Eduardo Grimaux, de Victoria y el productor y Médico Veterinario Ricardo Espinoza hablaron de los incendios en las islas.
Por Fabián Miró Ambos viven en Victoria y aseguraron que el productor es el que más cuida el medio ambiente en el que trabaja. Indicaron que la zona de islas, unas 370.000 hectáreas, es recorrida por cazadores furtivos y pescadores y que la bajante histórica del Paraná junto a una sequía sin precedentes, han conformado un combo fatal. Muchos utilizan la palabra quema, como si todos los incendios hubieran sido provocados por la mano del hombre, cuando solamente se han constatado pocos casos .Hay voces que acusan a tres o cuatro personas, propietarios de grandes extensiones de tierra, como si fuesen los culpables de incendios de grandes proporciones, cuando se cuentan por cientos las personas que, en diferente escala, trabajan hace generaciones con ganado vacuno en las islas. También están aquellos periodistas que hablan con total desconocimiento del tema. Normalmente se escuchan las voces de quienes critican. Es tiempo de oír lo que dicen los lugareños. Los que sufrieron inundaciones que no dieron tiempo a sacar la hacienda, los que pelean contra el cuatrerismo que suele llegar desde el lado de Rosario, los que tienen hacerle frente a un clima, por la sequía impiadosa y una bajante que secó lagunas, bañados, diferentes cursos de agua, que en casos de incendios frenaban el avance de las llamas. El de las islas del Paraná, como la zona de Villa Paranacito es un mundo diferente, distinto el uno del otro por la geografía. Un mundo en el que viven personas, familias que heredaron las tierras de sus mayores. En su inmensa mayoría se trata de núcleos familiares que apuestan a la producción y a la conservación. En el caso de la zona de Victoria y Diamante, viven productores que trabajan con hacienda, hace largas décadas, con todo lo que esto implica. Allí, la hacienda se la ingresa y se la saca por barco, y se la pasa, de una isla a otra, en ocasiones, por arreo o “azote, como se lo conoce habitualmente. También están los que han adoptado como modo de vida la caza y la pesca armando campamentos en distintos lugares. También los que se dedican a la apicultura, además de nómades que van de un lugar a otro por su actividad relacionada a la caza y pesca. Hay lugares en las islas, los más poblados, en donde el fuego arrasó con todo lo que encontró a su paso”.
Eduardo Grimaux presidente de la Sociedad Rural de Victoria, consultado por El Día, indicó que “cuando pasan estas cosas, lo que hace el gobierno es apuntar a un culpable. Hoy marketineramente el responsable es el campo, sin tener al menos una información e investigación seria, como para argumentar estos dichos, sin tener en cuenta al isleño que vive en el delta. La gente está preocupada porque no tiene nada de pasto, los incendios se llevaron puesto su estructura -alambrados y corrales-, y hasta algunas viviendas”. A esta problemática hay que sumarle la gente que vive en Rosario y “no puede respirar por el humo”. Señaló que el “gobierno tiene una falta total de empatía y desconocimiento de lo que verdaderamente pasa en las islas”. Dijo que “la cantidad de hacienda que se encuentra en esta zona del delta es de un entre 10 y 20% de lo que habitualmente tenemos en esta época, debido a la falta de lluvias, agravada por la bajante del Paraná, a lo que debe agregarse una serie de heladas que determinaron que se secara todo. El isleño conoce mejor que nadie el terreno donde vive y no se le ocurría ir a sabiendas de que no cuenta con un contrafuego natural como cursos de agua-lagunas, arroyos, bañados que están secas- quemar en una situación de esta naturaleza.” Grimaux contó que un productor de Victoria que “tiene hacienda todo el año en una isla, no tuvo problemas con los incendios, mientras a su alrededor el fuego avanzaba. La razón para que no se le quemara el campo pasa por la sencilla razón de que está lleno de vacas que se comieron todo el pasto seco, el remanente que quedaba, evitando que ese pasto quedara a merced de las llamas”. La vida en el Delta La isla es “un mundo de gente que practica diferentes actividades además de los ganaderos. Están los cazadores furtivos, los pescadores, personas que ingresan sin permiso, gente que va a hacer el asadito. Cualquiera puede provocar un incendio en forma intencional o por negligencia. Y nos molesta sobremanera que nos echen la culpa –deliberadamente- a los productores”. Al estar el río tan bajo, bañados secos, lagunas que se están quedando sin agua, “se conforma una resaca con hojas secas, ramas, una especie de turba a lo que debe sumarse la basura que se tira en la isla. En definitiva material altamente inflamable que toma fuego porque alguien dejó una brasa o por la naturaleza misma. Ese foco ígneo se apaga por el accionar de los bomberos en la superficie, pero el fuego sigue corriendo por debajo y salta a 200 o más metros, generando incendios en diferentes lugares que pueden estar a 200 o 1500 metros del fuego original”, explicó. Dijo que la “ausencia del estado se hace más notable en situaciones extremas como las que nos toca vivir”. Agregó que días pasados “funcionarios del gobierno provincial anunciaron que iban a destinar mayores recursos. Una lancha más potente, equipos de comunicación y dos drones. Material insuficiente para controlar 350.000 hectáreas, quedando claro que la infraestructura debe ser otra”. Como victoriense opinó que la “vigilancia de las islas debe ser interjurisdiccional, es decir compartida con la provincia de Santa Fe, sumando más gente de Prefectura y policía”. Ricardo Espinoza, Médico Veterinario y productor de Victoria, dijo que se “está viviendo una situación complicada que no se daban cuando los humedales presentaban una situación normal porque se encontraban con agua. Si bien se registraban algunos incendios lo más grave que podía pasar era de que se quemaran algunos albardones”. Ahora, con esta sequía que no tiene precedente el panorama es otro. Está el caso de la Laguna del pescado y otros lugares que jamás se habían secado, hoy es tierra únicamente. Otro fenómeno es el de ver a pescadores a la vera de la ruta que une Victoria con Rosario, algo que nunca ocurría”. Las críticas a los ganaderos El entrevistado calificó como “injustas las acusaciones que se realizan contra los ganaderos, máxime cuando la cantidad de hacienda bajó entre un 70 y un 80% de lo que supo tener la zona.” Sobre las quemas indicó que se “trata de una práctica ancestral que viene de los tiempos de nuestros abuelos, en tiempos en que las islas estaban crecidas quemándose los albardones para eliminar la paja brava, pero en esta época, donde no hay nada de pasto, es imposible que se queme para que venga una pastura como se ha dicho en forma errónea”. Dijo que es altamente probable que se “hayan generado incendios por una serie de descuidos totalmente evitables en una zona muy amplia en donde la mayoría de las islas tienen propietarios, mientras que otras son fiscales”. Sostuvo que el “primero que cuida el medio ambiente y la sustentabilidad, porque es su vida, es la gente que vive en las islas y de las islas”. Opinó que la notoria bajante del Paraná “permitió que se acumule mucha materia seca, que se transforma un combustible que cualquier chispa puede encender como está ocurriendo tanto en las islas como en tierra firme”. En cuanto a los productores que “trabajan en el delta, detalló que uno que tenga 2000 hectáreas es comparable a uno que tiene 100 en tierra firme, tanto por la fertilidad como por la capacidad receptiva que pueda llegar a tener de hacienda. Se habla mucho de grandes productores en la isla, y salvo casos excepcionales que están más cerca de Rosario y de Buenos Aires, en Victoria y Diamante tenemos que hablar de pequeños y medianos productores que están sometidos a los designios del tiempo. No nos olvidemos que en febrero de 2007 una creciente que sorprendió a todos provocando una mortandad importante de hacienda que había llegado a la zona por el avance de la soja y la falta de campos”. Espinoza sostuvo que las islas son “para quienes habitan las mismas, porque ellos saben cuándo hay que salir, anticipándose al clima o cuando traer hacienda”. Opinó que la “ganadería no es la culpable de los incendios, todo lo contrario. Una mayor carga animal hubiese terminado con los pastos secos, pero por una cuestión de costos, inseguridad, se retrocedió en la cantidad de vacas”. Dijo que la seca está trayendo un “problema que muchos no ven y es el de que al secarse las lagunas los peces no se pueden reproducir, siendo el caso más emblemático el del sábalo”. Indicó que el “puerto de Victoria es el que más exporta pescado de agua dulce en toda Latinoaméric , tratándose de una empresa que genera mano de obra genuina”. Por otro lado cuando el rio está bajo se “ingresa en el límite de la depredación”.ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
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