A 40 AÑOS DE SU DEBUT EN INDEPENDIENTE DE AVELLANEDA
Guillermo “Luli” Ríos, el aguerrido defensor que se metió en los corazones de los hinchas del Rojo
Llegó a Independiente a los 16 años, debutó en Primera División a los 20 e hizo toda su carrera profesional en el Rey de Copas. La historia de un clásico marcador de punta identificado e idolatrado en uno de los clubes más grandes del fútbol argentino.
Este año, se cumplieron dos fechas importantes para Guillermo “Luli” Ríos (hijo prodigo de Gualeguaychú) e Independiente de Avellaneda (la institución a la cual él le rindió fidelidad e incondicionalidad dentro de la cancha).
El 25 de abril de 1984, el futbolista local hizo su debut profesional con el manto rojo y dos meses después, un 27 de julio (justamente hoy se cumplieron 40 años), el conjunto de Avellaneda ganó su última Copa Libertadores, aquella que hoy lo posiciona como el más ganador en el continente con siete conquistas.
Guillermo “Luli” Ríos empezó su camino en el plantel superior de Independiente en un año glorioso para el club, pero su recorrido continuó por 14 años ininterrumpidos, en los cuales continuó con la cosecha de títulos y edificó un idilio con el hincha del Rojo que permanece marcado en el corazón de aquellos que corearon su nombre cada vez que pisó el césped de la vieja Doble Visera (hoy estadio Libertadores de América – Enrique Bochini).
Con 379 presentaciones (un total de tres goles y ninguna expulsión), el marcador de punta izquierdo de Gualeguaychú es el quinto futbolista con más partidos oficiales en la rica historia de Independiente, por detrás de Bochini (714), Pavoni (495), Villaverde (423) y Santoro (394).
La leyenda del “Luli” con el Diablo comenzó en su adolescencia, cuando ya sobresalía en el fútbol departamental de Gualeguaychú con la camiseta de La Vencedora, el club de toda su vida. La entidad albiazul lo vio debutar en la Primera División local con apenas 12 años.
“Tenía un tío ya fallecido, Antonio Ríos, que vivía en Buenos Aires e hizo las gestiones para conseguirme una prueba en Independiente. Fue él quien me llevó y me alojó en su casa. En total hice dos pruebas allá y después ellos vinieron a Gualeguaychú con una división a jugar un amistoso con un seleccionado local”, contó Ríos sobre cómo surgió la oportunidad de arribar al equipo de Avellaneda.
Los primeros años en Buenos Aires no fueron fáciles para el “Luli”, porque si bien vivió en la casa del mencionado tío, con quien se muestra eternamente agradecido, las obligaciones laborales de los mayores hicieron que pasara mucho tiempo sólo, cuando no estaba en el club, y se replanteó la posibilidad de regresar a su ciudad.
“Me fui a la casa de otros tíos a Quilmes Oeste, donde había más movimiento, tenía primos de mi edad y ahí me recuperé de nuevo, pero casi pegó la vuelta”, recordó el hoy exdefensor de 61 años. “Me acuerdo que en esa época tenía 16 o 17 años y trabajé como dos o tres semanas en una pizzería en La Boca. Ahora me pongo a pensar de que no sé cómo llegaba, porque tenía que tomar como dos o tres colectivos”, agregó con un tono risueño sobre los sacrificios que tuvo que hacer antes de debutar en Primera y tener contrato profesional.
Precisamente, el entrenador que lo promovió al plantel superior de Independiente fue el recordado José Omar “Pato” Pastoriza. “Mi debut fue en el Torneo Nacional ‘84 contra Ferro en un empate 0-0 y como titular fue en la Copa Libertadores contra Universidad Católica, en Chile, en un partido que fue bastante complicado, pero logramos un punto que a la larga también fue importante para después lograr el campeonato”, rememoró.
Sobre el plantel de aquella época, Guillermo Ríos expresó: “En el 84’ teníamos un equipazo. Soy un agradecido porque me tocó compartir con esos monstros, que venían con una historia bárbara, con campeonatos encima y nosotros, los jóvenes, pudimos acompañar también en esa campaña”.
“En el 84’ Teníamos un equipazo. Soy un agradecido porque me tocó compartir con esos monstros, que venían con una historia bárbara”
“Estaba el Bocha, Marangoni, Giusti, Trossero, el ‘Loco’ Enrique, Carlitos Goyén, Villaverde, Burruchaga, Percudani, por mencionar solo algunos”, contextualizó con nombres propios ante la consulta de Ahora ElDía.
Al igual que el máximo ídolo del club, Ricardo “Bocha” Bochini, “Luli” Ríos hizo toda su carrera profesional en Independiente. Sobre la razón de por qué nunca cambió de aire, explicó: “No fueron tantas las oportunidades de salir, pero si tuve una posibilidad muy concreta para emigrar a la Universidad de Chile.
Tenía todo arreglado para irme, pero el presidente Héctor Grondona (hermano de Julio Humberto, ex mandamás de AFA) me dijo ‘te doy lo que te ofrecen y te quedás’. Me convenció -no hacía falta mucho esfuerzo- y me quedé. Siempre me sentí cómodo en el club, por más que a veces no me tocaba jugar, porque venía otro técnico y me tenía que ganar el lugar”.
Guillermo Ríos fue un defensor aguerrido, pero con clase e inteligencia, porque más allá de su intensidad en la marca, no sufrió ninguna expulsión en su carrera. “Creo que no había muchos jugadores como yo. Fui un marcador de los que había poco, de los tipos que te quitaba la pelota con astucia, porque no era alto, ni tampoco rápido, pero anticipaba mucho y tenía muy buena ubicación. Sentía que tenía algo distintivo mío a la hora de quitar la pelota y después siempre le daba la pelota al pie a un compañero”, se autodefinió como futbolista.
“Fui un marcador de los que había poco, de los tipos que te quitaba la pelota con astucia, porque no era alto, ni tampoco rápido, pero anticipaba mucho y tenía muy buena ubicación”.
El pasado 23 de marzo, en la Noche del Rey de Copas, un evento que reunió a glorias del club, el “Luli” se dio el gusto de volver a jugar un ratito en la cancha del Rojo. “Ahora viejo y rengueando, disfruté mucho ese momento y pude robar alguna pelota (risas)”, añadió al respecto.
La historia de Guillermo Ríos en la Primera de Independiente -y por ende su carrera profesional- finalizó en 1998, ya que César Luis Menotti cuando asumió le hizo saber que no lo tendría en cuenta. “Me sentía bien y quería seguir jugando, pero cuando llegó el ‘Flaco’ decidí abandonar. Él tenía otra forma distinta de jugar y buscaba otra clase de jugadores, que sean más ofensivos, jóvenes y empecé a jugar menos. Y por más que los dirigentes me querían renovar el contrato, decidí retirarme porque sabía que no iba a jugar”.
Por su intachable trayectoria como futbolista, el “Luli” Ríos continuó como entrenador en las inferiores y en la Reserva del club, pero en 2006, por diferencias con la dirigencia de aquel momento, fue echado y decidió radicarse nuevamente a Gualeguaychú junto a su familia, que siempre lo siguió al pie del cañón.
Desde el año pasado, el “Luli” volvió a viajar a Avellaneda y a visitar al club con más frecuencia, gracias al contacto con la Comisión de Peñas, que lo invitó a eventos de los hinchas en distintas ciudades y a pruebas de jugadores.
Este último punto tiene conexión con su sueño que es volver a trabajar en las inferiores de Independiente y reconoció que existe la posibilidad de que a corto plazo se pueda desempeñar en el rol de captador de talentos en la zona de Entre Ríos. Un reconocimiento merecido para alguien que se brindó entero por esos colores.
El Dato
En la actualidad, Guillermo “Luli” Ríos es el presidente de La Vencedora, el club de su infancia. Además de cumplir el rol de dirigente, también desarrolla su pasión como director técnico de Sub 23 (la antesala a Primera) de la institución, por lo que pasa gran parte de su vida en la sede de calle Juan José Franco y Santa Fe, en pos del crecimiento de la entidad barrial que lo vio nacer.