ALIMENTOS CON AGROTÓXICOS
Gualeguaychú se sumó al Panazo Nacional contra el trigo transgénico: "No queremos glufosinato en nuestro pan"
La iniciativa fue motorizada por la Unión de Trabajadores de la Tierra y tuvo lugar este viernes en la Feria Verde de la plaza Belgrano. Argentina aprobó el trigo HB4 en octubre pasado, convirtiéndose en el primer país del mundo en hacerlo. "Esta forma de producción termina con la diversidad propia de la naturaleza y con la salud del propio sistema", cuestionaron.
Luciano Peralta La agenda mediática no para de hablar del festejo del cumpleaños de Fabiola Yáñez. Desde algunos sectores de la política se sobreactúa la importancia del tema y desde otros se minimiza, casi con la misma lógica. Más allá de las posiciones de cada quien, hay cosas que no merecen tanta energía. Y esta es una de ellas. Lo que no hace más que confirmar una tendencia: por un lado, la agenda de los grandes medios no es la agenda de las mayorías de a pie y, por otro, Argentina está muy lejos de darle a los temas ambientales la importancia que tienen, profundizando -más allá de algunas pocas excepciones- el modelo del agronegocio, que aporta tantos dólares como veneno, destrucción ambiental y degradación de la salud. En octubre del año pasado, el Gobierno Nacional aprobó el trigo transgénico HB4, para multiplicación, producción y comercialización en todo el país. Se trata de un organismo genéticamente modificado (igual que la soja transgénica) para resistir la sequía, cuyas semillas fueron desarrolladas por la tecnológica Bioceres en conjunto con la Universidad Nacional del Litoral y con el Instituto de Agrobiotecnología Rosario (Indear). O sea, un proyecto público-privado. De esta manera, Argentina se convirtió en el primer país en el mundo en aprobar el trigo genéticamente modificado. Inmediatamente, más de mil científicos/as del Conicet y docentes e investigadores/as de 30 universidades públicas nacionales se expresaron contra esta medida. “Esta autorización remite a un modelo de agronegocio que se ha demostrado nocivo en términos ambientales y sociales, causante principal de las pérdidas de biodiversidad, que no resuelve los problemas de la alimentación y que amenaza además la salud de nuestro pueblo confrontando la seguridad y la soberanía alimentaria”, expresaron, en ese momento, mediante una carta abierta al gobierno nacional.
Desde entonces se multiplicaron las actividades para visibilizar el problema que, claro, casi no tiene lugar en la agenda mediática. En este marco, este viernes finalizó el “Panazo Nacional”, desarrollado durante cuatro días, con epicentro en Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. "Se trata de un organismo genéticamente modificado (igual que la soja transgénica) para resistir la sequía, cuyas semillas fueron desarrolladas por la tecnológica Bioceres en conjunto con la Universidad Nacional del Litoral y con el Instituto de Agrobiotecnología Rosario (Indear)" En Gualeguaychú la iniciativa contó con el apoyo de la Municipalidad a través de la Dirección de Ambiente y el Programa de Alimentación Sana, Segura y Soberana (PASSS), y tuvo lugar en la Feria Verde de la plaza Belgrano, donde amasaron, hornearon y repartieron pan entre quienes visitaron el lugar. La Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), con importante desarrollo en la colonia agroecológica Las Piedras, fue una de las organizaciones sociales que impulsó la protesta contra el trigo BH4. Amalia Vitale, una de sus integrantes, se refirió a la actividad y a la necesidad de ser escuchados por las autoridades nacionales. “Esta protesta nacional es para poder defender nuestros trigos locales, los orgánicos, los agroecológicos, por eso estamos repartiendo pan amasado con levaduras madres y también con harinas comunes que todavía no están transgenizadas”, contó. Y explicó: “Los transgénicos son variedades de especies naturales que tienen incorporado en su genética un gen de otra especie más fuerte. La soja, por poner el ejemplo más conocido, tiene el gen saltarín que pertenece a los batracios. O sea, estamos comiendo un producto del reino vegetal que tiene incorporado en su cadena genética un gen del reino animal”. “Estas especies son modificadas para hacerlas más resistentes a los venenos que les aplican. Entonces, todas las plantas que no están modificadas genéticamente, los mal llamados yuyos, mueren y sólo sobreviven las modificadas. Ese es el sentido de esta forma de producción, que termina con la diversidad propia de la naturaleza y con la salud del propio sistema, que consiste en la cohabitación de las especies”, cuestionó la productora de la ciudad. “La soja, por poner el ejemplo más conocido, tiene el gen saltarín que pertenece a los batracios. O sea, estamos comiendo un producto del reino vegetal que tiene incorporado en su cadena genética un gen del reino animal” “Pero también excluye a las familias campesinas, porque la producción se mecaniza de tal forma que no hay lugar para esas familias que son quienes trabajan genuinamente la tierra. Es más, durante 4 mil años la humanidad se ha criado en base al trigo y los cereales, y ahora resulta que nadie puede comer harina porque hace mal. ¿Por qué pasa esto? Porque cada vez comemos más ultraprocesados, que nada tienen que ver con la harina original, a la que se la va refinando, procesando, para dejar sólo la parte del gluten que requiere la industria panadera. En cada etapa de ese procesamiento se la va despojando de elementos nutritivos y la harina blanca final termina siendo lo más degradado del trigo, que llena, que da calorías, pero que no nutre”, explicó Vitale. Y lamentó que, de no haber una marcha atrás con la aprobación del trigo HB4, “a todo esto se le va agregar otro agrotóxico y no queremos glufosinato de amonio en nuestro pan”. El glufosinato de amonio es un herbicida que conforma el “paquete tecnológico” del trigo transgénico. Según difundieron los científicos e investigadores en lucha contra la aprobación del gobierno nacional, el herbicida es “15 veces más tóxico que el glifosato, ampliamente cuestionado y prohibido en muchos países por su toxicidad aguda y sus efectos neurotóxicos, genotóxicos y alteradores de la colinesterasa”. “El compuesto es letal para organismos que contribuyen naturalmente a mantener la dinámica de los agroecosistemas, deteriora enormemente la calidad del agua dulce acelerando procesos de eutrofización y penetra hacia napas subterráneas”, alertaron científicos, investigadores y dicentes tras la aprobación del trigo transgénico BH4.ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
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