SALUD
Gastroenteritis: una infección protagonista del verano
El último viernes, 24 personas consultaron por gastroenteritis en la guardia del Hospital Centenario, el 70% de edad pediátrica y el 30% fueron adultos.
La gastroenteritis es una infección intestinal que incluye la presencia de signos y síntomas como diarrea acuosa, dolor abdominal, náuseas o vómitos y, a veces, fiebre.
La forma más frecuente de contagio es a través del contacto con una persona infectada de manera directa o indirecta por tocar superficies u objetos en común o mediante el consumo de alimentos o líquidos contaminados. Las personas sanas se recuperan sin complicaciones. Sin embargo, la gastroenteritis puede ser mortal en el caso de bebés, adultos mayores y aquellos que tengan el sistema inmunitario comprometido.
No existe un tratamiento eficaz por lo que la prevención es fundamental. La enfermedad tiene un periodo de incubación de 1 a 3 días (es bastante rápido), entre el contagio y la aparición de síntomas. Los más común es que se resuelva de 3 a 5 días, pero pueden persistir la diarrea, los vómitos y el dolor abdominal hasta dos semanas.
Suele haber más de una persona enferma en el grupo familiar, especialmente entre los niños, debido a que es de fácil contagio.
La complicación más temida es la deshidratación y afecta más a los extremos de la vida (bebés y ancianos) porque no tienen la autonomía para proveerse líquidos de manera suficiente y adecuada, por lo que el tratamiento se orienta a mantener una buena hidratación.
La deshidratación por vómitos y diarrea, sumado a una ingesta insuficiente, empeora cuando hay alerta amarillo o superior debido a altas temperaturas. Cuanto más calor y más días se mantengan calurosos, más deshidratados consultan y se internan. Por eso se recomienda cambiar las conductas en la época de calor extremo en cuanto a actividades al aire libre o deportes, especialmente entre las 11 y las 15 horas. Es aconsejable el consumo abundante de agua y evitar las bebidas azucaradas, gaseosas y, especialmente, el alcohol en situaciones de calor intenso.
Asimismo, para permitir una recuperación más rápida, es recomendable mantener la alimentación, aunque sea mínima. El alimento estimula la función y desarrollo de la mucosa del aparato digestivo por lo que se recupera antes.
La mayoría de las "gotitas" están contraindicadas porque "atontan" o paralizan la función motora del intestino, provocando vómitos de rebote que empeoran la deshidratación. Algo similar ocurre con los antibióticos. La gran mayoría de las gastroenteritis son virales (principalmente el rotavirus). Entre las bacterianas, la mayoría son autolimitadas e incluso el consumo de antibióticos puede aumentar la posibilidad de una complicación muy temida en los niños que es el Síndrome Urémico Hemolítico, que provoca anemia, sangrados e insuficiencia renal.
Para la fiebre y el dolor, se aconseja el paracetamol; los otros analgésicos pueden empeorar la gastritis y los vómitos.
Cuando la diarrea persiste durante más de dos semanas es frecuente un cuadro llamado Diarrea Subaguda. Se produce porque la mucosa del intestino quedó muy lastimada y lleva más tiempo recuperarse; no absorbe bien los azúcares, por lo que se aconseja el consumo de lácteos sin lactosa, evitar jugos de frutas, gaseosas y bebidas azucaradas u otras fuentes de carbohidratos simples como helados y golosinas.
Otros microorganismos sí pueden requerir un antibiótico, como ciertas bacterias o algunos parásitos. La Giardia es uno muy común en niños que concurren al jardín de infantes.
Aunque afecta a todos, la gastroenteritis la sufren más los niños, los ancianos y las personas con inmunodeficiencia. Es importante la consulta médica cuando los vómitos persisten más de 24 horas, la fiebre es alta y sostenida, si hay moco o sangre en las deposiciones y si la deshidratación provoca síntomas neurológicos como somnolencia o irritabilidad.
En cuanto a la prevención hay que mencionar: la vacunación obligatoria de los niños incluye 2 dosis tempranas de rotavirus; el consumo adecuado y de origen seguro de alimentos y bebidas (tener en cuenta el hielo); el avado de manos adecuado y frecuente; no compartir elementos de uso personal; la limpieza y desinfección de superficies de uso común de manera frecuente y habitual; la disposición adecuada de los pañales; y prestar atención a los avisos de las instituciones como colonias de vacaciones, jardines de infantes, residencias y colegios.