A 13 AÑOS DE LA SANCIÓN DEL MATRIMONIO IGUALITARIO
“Esta Ley significó un gran avance social en defensa de nuestros derechos y la igualdad”
La frase es de César Schlotthauer y Cristian Rey, quienes celebraron ocho años de casados. Además, pudieron conformar su familia junto a sus hijos, Diego y Leonardo. En un nuevo aniversario de la Ley repasaron los prejuicios que debieron derribar, sus miedos y sus logros como pareja. En la actualidad, solo 30 países en todo el mundo cuentan con esta legislación.
Mónica Farabello
El cuento que termina con el casamiento feliz le fue negado históricamente a la comunidad LGTBIQ+. En Argentina, desde hace 13 años que se dio un enorme paso que se sigue celebrando y cuidando como un derecho adquirido.
Ahora ElDía conversó con César Schlotthauer y Cristian Rey, quienes además de casarse, pudieron adoptar a sus dos hijos para multiplicar su felicidad.
Se conocieron en enero del 2014 y tras un año y medio de novios, celebraron su unión el 5 de junio de 2015. A ocho años de casados, aseguraron que “esa Ley significó un gran avance social en defensa de nuestros derechos y por la igualdad; significó poder armar una familia, tener hijos”.
¿Cómo recuerdan su adolescencia respecto de los prejuicios de aquella sociedad?
CS -Cuando iba a la secundaria, era mala palabra hablar de homosexualidad. Yo tuve novias en mi escuela. Mis compañeros tenían conceptos muy discriminatorios hacia una persona gay. A mí eso me resonaba y no me permitía ser quién era.
A los 20 años pensé que no me gustaban más las mujeres. Tenía en la cabeza todo lo que se decía… me preguntaba cómo le digo a mis amigos, a la gente que me interesa, a mi madre. Cuando pude hablar, me saqué una mochila de encima y saqué afuera todos los prejuicios y me sentí liberado.
Una vez que superamos todo eso pudimos hablar de adoptar; siempre charlamos con ellos sobre sexualidad, siempre desde el respeto. Para que ellos sean libres y se cumplan sus derechos.
CR -A mí me han dejado de saludar algunas personas, pero es problema de ellos. Yo soy feliz. En mi secundaria yo estaba mal, porque tengo conciencia desde los 5 años sobre mi sexualidad. Fue difícil, pero yo tenía que hacer el esfuerzo y hacerme respetar. Hoy somos muy felices.
¿Cómo fue apropiarse de esta Ley y tomar la decisión de casarse?
CS -Ambos venimos de familias estructuradas y desde chicos cumplimos con los mandatos de la Comunión y demás. Obviamente que para ser feliz no hace falta casarse pero tener esa posibilidad significó darle un formato legal a nuestro amor, a nuestra unión. También esto nos permitió acceder a una obra social, tomar decisiones sobre el otro si pasa por un mal momento de salud.
CR -Lo mío fue una transición porque me solté a los 24, 25 años y un día dije ‘voy a ser yo, y lo conocí a César’. Yo jamás conté, ni expliqué nada de mi sexualidad; solo empecé a vivir mi vida, sin explicaciones, como todos.
¿Cómo convivieron con los prejuicios ajenos?
CS -Siempre tuve miedo al qué dirán, a los prejuicios, por eso muchas veces escondía alguna pareja en el rol de la amistad. Era tan perfil bajo que cuando llevé la licencia por matrimonio a la escuela donde yo trabajo como docente, me preguntaban con quién me había casado porque no sabían nada. Siempre quise ser reservado. Mi vieja no sabía nada hasta un mes antes del casamiento.
Ella es alemana, estructurada, del campo; mi viejo fallecido. Ella me decía que quería que haga pareja, que no esté solo. Así que un día le dije: ¿Querés saber? Cristian es mi pareja, y ahí se armó toda una novela, pero ahora son carne y uña. En seguida lo incorporó a la familia.
Fue tanto el revuelo que a nuestro casamiento no fue mi familia; no invité a nadie, más que a mis amigos. La familia de Cristian sí estuvo porque son mucho más modernos.
¿Cuándo llegó la decisión de ampliar la familia?
CS –A los dos nos encantan los chicos; tenemos muchos sobrinos. Siempre fue nuestro proyecto tener hijos. Cuando nos casamos planificamos y hablamos de la posibilidad de adoptar. Éramos muy felices pero quisimos ampliar la familia.
En ese momento los chicos tenían 11 y Leo 9. Tuvimos que armar toda la documentación, tener mucha paciencia. Mantuvimos mucha reserva hasta tener todo en marcha, y no contamos nada por si no se daba.
Pasamos por toda la burocracia: Tuvimos reuniones en diferentes localidades; muchas parejas y gente sola que quería adoptar. Nosotros nos anotamos en el juzgado local, y cumplimos todos los pasos.
Al mes y medio que nos llamaron, los chicos ya estaban viviendo con nosotros y al año tenían los documentos con nuestros apellidos. Fue hermoso; sentimos mucho apoyo de la gente.
Algunas estadísticas de la Ley de Matrimonio Igualitario
Argentina fue pionera en América Latina. En la primera década, al menos 20.244 matrimonios igualitarios se celebraron en todo el país, según estadísticas de la Federación Argentina LGBT+, a partir de la sanción de la ley en 2010.
“La estimación de matrimonios igualitarios que hace la federación surge de las provincias y distritos que nos otorgan los datos oficiales –es decir que tienen contabilidad oficial- y en aquellas provincias que el Estado no lleva la cuenta, hay como observatorios o datos producidos por las organizaciones”, expresó Esteban Paulón, director del Instituto de Políticas Públicas de la FALGBT.
A través de un comunicado, la Federación destacó: “Aquel 15 de julio de 2010, el Congreso dijo ‘sí’ y tuvimos ley de matrimonio igualitario; hoy vamos por más: por las nuevas leyes Antidiscriminatoria Nacional y Ley Integral Trans, una nueva Ley de VIH, Hepatitis Virales e ITS; y por la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, entre otras”.
Argentina, entre los 30 del mundo
Argentina fue el primer país en toda América Latina y la décima nación en el mundo en legalizar el casamiento entre personas de la comunidad LGTIQ+.
En la actualidad, solo 30 países cuentan con una Ley semejante, y la mitad de ellos son europeos, pero la particularidad que tiene la Argentina es que resulta aplicable también a los no residentes, es decir que permite el matrimonio igualitario a turistas, lo que derivó en que miles de parejas extranjeras hayan arribado al país para hacer valer su derecho al matrimonio.